Manu Ginóbili, un cuento de hadas verosímil
En su extraordinaria autobiografÃa West on West, el mÃtico ex basquetbolista y ejecutivo de la NBA, Jerry West, afirmó que el criterio según el cual se permite la entrada de diversos jugadores de élite al Salón de la Fama es demasiado amplio. Y no resulta sencillo disentir con este maestro del básquet que, para más datos, está representado nada menos que en el logo âel hombre que la pica con su mano izquierda, sobre fondo azul y rojoâ de la mejor liga del mundo.
Ocurre que Emanuel David Ginóbili Maccari (BahÃa Blanca, Argentina, 28 de julio de 1977) no será solamente miembro de ese club de maestros, sino que además será recordado como uno de los mejores extranjeros de una historia rica que incluye a ases como Dirk Nowitzki y Hakeem Olajuwon, y como uno de los basquetbolistas âla nacionalidad ya no importaâ más competitivos, inteligentes, versátiles y singulares de todos los tiempos.
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El escolta ganó cuatro anillos, una Euroliga, un Mundial y una medalla de oro en los Juegos OlÃmpicos, jugó con una garra que no puede figurar en ninguna estadÃstica, aceptó ser suplente para mejorar a su equipo y dio una larga clase de volcadas, eurosteps, pases mágicos, triples clave y robos imposibles, a través de un legado que caló hondo en estrellas como Gordon Hayward y en superestrellas como James Harden, el jugador más valioso de la temporada 2017-2018 y firme candidato a repetir ese honor cuando culmine esta.
Pero ây aquà ser argentino tal vez sea una desventaja, porque de lo contrario personas como Javier Mascherano no escribirÃan las tonterÃas que han escritoâ a Manu Ginóbili le retiraron la camiseta de un cuadro grande de la NBA. El cuadro del principesco David Robinson, del bestial Tim Duncan y de Gregg Popovich, uno de los técnicos más brillantes que este deporte haya dado jamás y, desde el jueves por la noche, también un hombre de una enorme nobleza.
Ningún gran jugador verá su camiseta retirada si aparte no es un lÃder natural, un ganador y un ejemplo dentro y fuera de la cancha para sus compañeros y para su comunidad. Como el bahiense, tienen la camiseta retirada en sus respectivas franquicias monstruos sagrados como Magic Johnson, Jerry West, Kareem Abdul-Jabbar, Wilt Chamberlain, Charles Barkley, Clyde Drexler, Bill Russell, Shaquille OâNeal, Larry Bird, Allen Iverson, Julius Erving, John Stockton, Karl Malone y Michael Jordan.
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Ginóbili, un âmago que te deja sin alientoâ según su colega Sean Elliott, un amigo inmejorable según Fabricio Oberto, un deportista âúnicoâ según Tony Parker, âun campeón desde que era niñoâ según Kobe Bryant, y el único ser humano por el que el genial pero tiránico Popovich se calló para dejarlo ser lo que era, no es pasado.
Manu, quien el jueves mostró su esencia ante el atiborrado AT&T Center de San Antonio y frente a sus tres hijos pequeños, pidió dos horas adicionales para agradecerle tanto sacrificio y tanta dulzura a Marianela Oroño, el amor de su vida, es puro presente.
Desde un rincón del fin del mundo, 44 millones de almas se aferran a ese cuento de hadas verosÃmil.
(*) Esta nota fue publicada en el Diario PERFIL.