El bautismo campestre de la hija de Sol Estevanez y Mariano Uranga
Con la maternidad te redescubrís, te encontrás con una parte tuya que ni vos conocías”, cuenta emocionada
Sol Estevanez (40), mientras sostiene en brazos a su hija, India María, de un mes y medio. El sábado 6 fue el día que eligieron con su marido,
Mariano “Nito” Uranga (38), para el bautismo de su primera heredera y todo salió tal como lo planearon.
“Fue una jornada perfecta, estuvimos rodeados por nuestras familias y amigos íntimos”, dice la actriz. El lugar que eligió con Nito para la ceremonia fue “Puerta Abierta”, el campo de los Uranga en Open Door, y el mismo escenario donde se casaron, el 1 de abril de 2017.
“Es un lugar mágico para todos nosotros. El campo tiene mucha historia para los Uranga. Por suerte, hasta el buen clima nos acompañó. No podíamos pedir nada más”, agrega, contenta.
Me encantaría tener más hijos. Si fuera por Nito, tendría otro ya mismo. Pero yo quiero esperar un poquito más
Sol Estevanez
La ceremonia fue oficiada por el padre Mariano, quien conoció a Nito en el Colegio Newman, y contó con la presencia de sesenta invitados.
La familia Estevanez dio su presente al completo: tanto el papá de Sol, Enrique, como su mamá, Mónica Cuomo, sus hermanos, Sebastián y Diego, y sus respectivas mujeres, Ivana Saccani, y Jimena Martínez Godoy, asistieron al bautismo y se mostraron cariñosos con la nueva integrante del hogar. “Mis hermanos están enamoradísimos de India, que nos unió a todos de otra manera porque fue una beba muy esperada”, confesó Sol.
Del lado de Nito, los Uranga también fueron parte. Los padres del polista, Marcos Uranga y Silvia Rueda, y sus seis hermanos, Valeria, Marcos, Delfín, Paula, Diego y Juan, con sus respectivos, fueron testigos de ingreso del primer sacramento que tomó la nieta (y sobrina) número 24 de la familia.
Con Nito estamos muy contentos de esta nueva etapa que nos toca vivir. Nos ayudamos un montón entre los dos y aprendemos juntos
Sol Estevanez
Durante el bautismo, que se realizó debajo de un gran roble, los padrinos de India, Carolina Fiori (es amiga de Sol desde su infancia), y Marquitos Uranga, ahijado de Nito, sostuvieron en brazos a India, que llevó un vestido repleto de historia.
“El diseño tiene más de setenta años, está confeccionado en seda y puntilla. Ambos géneros eran parte del vestido de novia de la abuela de Nito, que, después de su casamiento, los usó para confeccionar un modelo con el que bautizó a sus nueve hijas mujeres y que después llevaron las hermanas y las sobrinas de Nito”, comenta Sol. Y agrega entre risas: “Queríamos bautizarla en sus primeros meses de vida y, si seguía creciendo, ¡no iba a entrar en el vestido!”.
El festejo duró hasta el anochecer y luego de compartir pizzas, helados y tortas, India y sus papás volvieron a su casa, desbordados de felicidad.
“Fue un día muy emotivo. Con Nito estamos formando nuestra familia y el bautismo fue el broche de oro de esta primera etapa”, concluye la actriz, que ya sueña con volver a trabajar. “Estoy dedicada a la maternidad, pero me encantaría volver a actuar. Me imagino como una mamá canguro, yendo con la beba para todos lados”.
Nito es un amor, un padrazo. Se ocupa mucho de su hija, no tiene miedo y me ayuda en todo momento
Sol Estevanez
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