Messi10, el espectáculo del Cirque Du Soleil inspirado en la historia de vida del capitán de la Selección campeona del Mundial de Qatar, se estrenó en Rosario, la ciudad donde nació el mejor futbolista del mundo.
Tras un exitoso paso por la ciudad de Salta y en vísperas de sus funciones en Buenos Aires, el show llegó al estadio cubierto del Club Atlético Provincial de Rosario, en donde agotó las nueve funciones anunciadas y provocó un récord de ventas, razón por la cual se debieron sumar nuevas presentaciones para el 23, 24 y 25 de agosto.
Pero tanta es la demanda que en las últimas horas se agregaron otras dos fechas, el sábado 26 y el domingo 27.
La famosa compañía de circo canadiense ya le rindió tributo a muchos artistas emblemáticos de la cultura pop, entre los que se encuentran Los Beatles, Michael Jackson y Elvis Presley. Éste es el primer show que el Cirque du Soleil le dedica al mundo del fútbol.
Intimidades del debut rosarino
En la noche del estreno estuvo presente Matías Messi, hermano de Leo, junto a su familia, y otras personalidades del deporte argentino, como el ex tenista Guillermo Coria y el ex futbolista Lucas Bernardi.
Para ir «calentando» la previa de la primera función, por la mañana la compañía había viralizado un video en el que rinde homenaje a Messi y a la ciudad de Rosario, con imágenes de su staff en lugares tradicionales y emblemáticos de la ciudad, como el Monumento Nacional a la Bandera, la puerta de su casa natal y en murales callejeros que lo homenajean, como el ubicado en el barrio La Bajada, donde Messi nació hace 36 años.
Desde temprano, las inmediaciones del club ubicado a escasos metros de la cancha de Newell’s Old Boys, en donde en 1994 Messi empezó a jugar, comenzaban a recibir a los fanáticos de toda las edades, muchos de ellos vistiendo la camiseta de la Selección Argentina y la de su actual club, el Inter de Miami, siempre con el 10 en la espalda.
A las 21.30, casi sin que los espectadores lo notaran, con pequeñas intervenciones de actores y payasos que se mezclaron entre los asientos haciendo «jueguito» con la pelota, arrancó la función.
Un payaso personificado como un árbitro de fútbol -con acento español- comenzó a arengar a los espectadores como si fueran hinchadas. Mientras, una especie de «hada del fútbol», vestida con retazos de redes de arcos, recreaba una estética cibernética, como si estuviera sacada de un videojuego.
Coro de luces cegadoras, un joven con una camiseta con el 10 estampado, y ahí mismo llega el momento de inspiración donde se representa en Messi el nacimiento del amor incondicional por el juego.
Un artista vuela, colgado de un arnés, ante un estallido de aplausos del público.
En las alturas, el Messi trapecista comienza a hacer coreografías con la pelota en sus pies y de pronto una docena de jugadores que observan la situación desde el piso es contagiada por la pasión: los doce y corren por el escenario con banderas y pelotas agitando a la platea y haciendo bailes de breakdance.
La idea se refuerza con dos pantallas que bajan desde el techo y muestran algunas de las mejores hazañas del ídolo mundial en las canchas.
En esa secuencia se esconde el mensaje pleno del show que el mismo Messi resumió en la frase: «Hay un número 10 en cada uno de nosotros».
El segundo tiempo
Con las luces bajas y la indicación de la voz del estadio «Que empiece el juego», arranca el segundo acto, en el que se muestra el esfuerzo, la tenacidad, perseverancia y decisión que requirieron los entrenamientos futbolísticos para un Messi precoz que debió enfrentar dificultades económicas, físicas y afectivas.
Los artistas despliegan una bella coreografía de trapecios que ascienden y bajan al techo del estadio.
Luego, una sucesión de imágenes de archivo muestran a Leo en diferentes definiciones por penales a lo largo de su carrera y mediante el montaje de primeros planos que culmina con un gol en el Mundial de Qatar, el público grita apelando a la memoria futbolística reciente.
Promediando los 90 minutos de show, y tras increíbles acrobacias en una escenografía de vestuario de fútbol, llega el final del partido -y del espectáculo- que cierra con todo el elenco conformado por más de 32 artistas de 15 nacionalidades, saludando alrededor de dos inmensos «trapos» pintados con la icónica figura de las espaldas de Messi, los brazos arriba señalando al cielo.
Fuente Agencia Telam