Es como si Emiliano Vecchio hubiera sido hecho para el Racing de otros tiempos. Amante de la turbulencia, el Magnate (como le pusieron después de que le refregara a un árbitro que tenía «20 palos verdes en el banco») no se adapta a este club, ahora de aguas mansas. Es que, por tercera vez amenaza con hacer las valijas y dejar Avellaneda. ¿Será la vencida?
El 30 de septiembre de 2022, el Cilindro era una fiesta tras la remontada de un partido que terminó 4-3 frente a la otra Academia, la rosarina, el club de los amores de Vecchio. El Presidente Perón entero ovacionaba al ex Central que había jugado un partido consagratorio (con gol y asistencias incluidas) hasta que cortó con la dulzura: «La idea es llegar a diciembre y ver qué hago. Estoy un poco agotado, tengo a mi familia lejos. Intentaré dar lo mío para conseguir lo importante y después veré».
Vecchio, un gran estratega adentro y afuera del campo, había llegado a Racing con un contrato por objetivos y ahora tenía todo a favor para mejorarlo: el fútbol, ya que pasaba por un gran momento, a la gente y la amenaza con irse.
Todo pasó muy rápido, quince días después de la fiesta, se apagaron las luces. El 14 de octubre, Emiliano Vecchio se rompió los ligamentos cruzados y posteó un mensaje con sabor a despedida: «Eternamente agradecido, nunca imaginé recibir tanto cariño. Estarán en mi corazón. Gracias».
El 10 de marzo de 2023, Racing le ofreció a Vecchio uno de los mejores contratos del plantel y estiró su vínculo con la institución. Fueron unas vacaciones pagas de lujo porque tardaría más de la cuenta en volver a las canchas.
Hubo noticias del Magnate por esos días. El dos de agosto de 2023 nació Benjamín Amadeo, el hijo que tuvo con Mechi Blanco, la hija del presidente de Racing. Ya llevaba 10 meses de recuperación y comenzó a tener problemas con el cuerpo técnico de Fernando Gago que lo veía poco comprometido con el grupo.
Volvió un año y 12 días después de la lesión. Otra vez, con un gran partido: gol y asistencia frente a Boca, para ilusionar otra vez al hincha. Otro puñado de buenos minutos (que se sumaron a los 14 partidos que tuvo antes de la lesión) para llenar el ojo del hincha. Parecía que esta vez todo fluía, pero el dos de enero, como si esta crónica fuera una del «día de la marmota», todo se volvió a repetir.
Racing regresó a los entrenamientos bajo el mando de Gustavo Costas, un hijo pródigo de la institución que volvía para ser DT. Y otra vez el gran ausente fue… sí, Vecchio.
El yerno del presidente Blanco también faltó a entrenar el miércoles 3 de enero. Desde su entorno primero aseguraron que «tenía permiso», aunque más tarde argumentaron que «por motivos personales» pensaba rescindir su contrato con Racing. «No tiene más fuerzas», se dijo por ahí.
Vecchio otra vez insinuando su salida de Racing. Aunque, en esta ocasión, la tercera será la vencida.