La Argentina registró un déficit comercial con Brasil de US$ 4.788 millones en 2023, lo que lo transformó en el mayor rojo de los últimos seis años, de acuerdo a datos de la consultora Abeceb.
El resultado surge de la diferencia entre los US$ 16.777 millones erogados en importaciones y los US$ 11.989 millones que ingresaron por exportaciones al país vecino.
El saldo negativo del año pasado fue 113% superior al de 2022, que había finalizado en US$ 2.245 millones.
La dinámica en materia importadora tuvo dos partes bien diferenciadas: las compras crecieron 25,2% en los primeros siete meses del año y cayeron 12,3% entre agosto y diciembre.
Contrariamente, las exportaciones se incrementaron solamente en el primer trimestre (15,2% anual) y cayeron el resto del año, acumulando una baja de 14,2% entre abril y diciembre.
La consultora destacó que el balance negativo sucedió a pesar de «controles cada vez más estrictos sobre las compras externas, aunque una excepción notoria fue la soja».
Las importaciones de la oleaginosa aumentaron fuertemente un 1.017,3% en todo el año pasado y alcanzaron los US$ 2.025,9 millones debido a la necesidad de sustituir la producción doméstica perdida por la sequía.
«Es indudable que estos datos son debidos al impacto negativo de la sequía y a la ausencia de sectores que pudieran traccionar las exportaciones en igual medida, los cuales también frecuentemente presentaron dificultades por las trabas a las importaciones (como por ejemplo en el automotriz)», señaló Abeceb.
Respecto a lo sucedido puntualmente en el mes de diciembre, la consultora contabilizó un superávit comercial con Brasil de US$ 52 millones, en lo que fue la primera cifra positiva en todo 2023 y muy superior a la exhibida en igual mes de 2022 (US$ 8 millones).
En el último mes del año pasado, las importaciones totalizaron de US$ 834 millones y se redujeron 14,3% contra igual mes de 2022.
En tanto, las ventas al país vecino alcanzaron los US$ 886 millones, mostrando una caída de 9,7% anual.
De cara a las perspectivas para 2024, desde Abeceb vaticinaron un contexto «desafiante para Argentina a nivel macro, ya que las medidas -ya impulsadas por el actual gobierno- de ajuste fiscal, monetario y cambiario anticipan un escenario con importantes repercusiones en la actividad económica y los ingresos durante una parte considerable del año».
«Sin embargo, el sector externo viviría otra especie de realidad ya que se espera que se mantenga un tipo de cambio real alto en términos históricos, que la reversión del efecto-sequía sea total, que los incentivos a la exportación sean mayores, y que el nuevo sistema de SEDI (en reemplazo de las SIRA) permita agilizar y eficientizar el comercio exterior», agregaron.
No obstante, en la consultora advirtieron que «sin estabilizar los desbalances macroeconómicos importantes no se podrá terminar de normalizar completamente el sector externo, dando lugar a una continuación parcial de los controles y cepos ya existentes».