Gustavo es peluquero y barbero; Mariela y Jorge, artistas, y Ariel, youtuber. Confiados en la nobleza de sus vehículos, que tienen más de 40 años de antigüedad, se propusieron dejar atrás los miedos, conocer el país desde Ushuaia a La Quiaca y extender las fronteras al resto de América. “El camino te guía”, es el lema.
Viajar en motorhome ya no es novedad en ningún lugar del mundo, pero Gustavo, Mariela, Jorge y Ariel sumaron un desafío adicional, decidieron subirse a vehículos de más de 40 años de antigüedad, que muchos desecharían o que los más fanáticos guardarían en una colección intocable, para recorrer la Argentina y los convirtieron en sus casas de cuatro ruedas.
Gustavo es peluquero y barbero y adaptó un Renault 4 para salir de su San Juan natal rumbo a Ushuaia; Mariela y Jorge, recorren la Argentina compartiendo su arte, en una combi Volkswagen de 1983, a la que le pusieron el nombre de Cirila; y Ariel, espera monetizar la totalidad de sus viajes en Citroneta con los videos que sube a su canal de YouTube.
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Todos se apoyan en sus redes sociales y coinciden en que dejaron atrás los miedos, para volcar su confianza en la “nobleza” de sus vehículos antiguos. Están cumpliendo el sueño de conocer el país desde Ushuaia a La Quiaca, aunque ya tienen en agenda extender las fronteras al resto de América. “El camino te guía”, es el lema.
De San Juan a Ushuaia en un Renault 4 de 1970
Gustavo compró el Renault 4 cuando decidió emprender el viaje desde San Juan a Ushuaia. Lo encontró abandonado en una finca cercana y lo primero que le arregló fue la chapa y el tren delantero. Usó muchas maderas de cajones de frutas para reforzarlo y lo llamó Zonda, como el viento típico de la zona.
Su primer destino fue conocer su provincia natal. El recorrido superó los 3000 kilómetros y le llevó tres meses. Lo compartió en @zondayyoporamerica, su cuenta de Instagram en la que refleja su espíritu viajero. Al regresar le hizo el motor a nuevo, pensando en el próximo destino. El 20 de julio de 2023 tomó la ruta 40, con Ushuaia como punto final del recorrido.
“Siempre me gustó y me llamó la atención el Renault 4. Cuando lo fui a ver me encantó la idea de abrir el portón de atrás y armar un mini motorhome. Es una experiencia increíble la que vengo teniendo con este auto del año 1970, que se lleva todas las miradas, porque no hay muchos andando y mucho menos haciendo una travesía como esta”, contó a TN.
Si bien en el camino vende sahumerios y pulseras hechas artesanalmente -“más o menos lo que hacen todos los viajantes”, dice-, su profesión es la de peluquero y barbero, así que parte de sus ingresos provienen también de ofrecer esos servicios.
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“Hace casi seis meses que estoy de viaje y mi idea es volver a San Juan y salir para el norte, hasta La Quiaca, cruzar a Chile, a Bolivia y después se verá. No sé hasta dónde me pueda llevar este viaje. Me costó muchísimo soltar el trabajo, tengo 27 años de peluquero, pero pesó más mi sueño de conocer la Argentina y parte de América. El clic lo hice cuando recibí la noticia de que mi hermana tenía una grave enfermedad (por suerte se operó y hoy está bien) y fue en ese momento en que me decidí a soltar todo, animarme y salir”, explicó.
La Citroneta pampeana que recorre la Argentina
Ariel vive en Santa Rosa, La Pampa, y compró la Citroneta hace siete meses, cuando decidió hacer un cambio rotundo en su vida. Por eso, su cuenta de IG se llama @otraformadevivir. Lleva más de la mitad del camino recorrido, con su destino final también en Ushuaia.
Al comprar la Citroneta, lo primero que hizo fue lo que llama “camperización básica” para convertirla en su casa para el viaje.
“Hace tiempo que vengo haciendo un cambio en mi vida que tiene que ver con la búsqueda de la simpleza, de la sencillez y el Citroën, que en su idea original fue creado basado en la sencillez y para que sirviera para trasladar a las personas, sin lujos y con una gran economía en su consumo, me atrapó. Lo que estoy viviendo con la Citroneta es algo fantástico”, destacó Ariel.
Para el viajero pampeano “no hace falta tener mucho dinero o grandes vehículos hechos motorhome para recorrer el país; con uno pequeño, barato y económico se puede cumplir el sueño de conocer diferentes lugares, vivir experiencias y compartir con la gente”, aunque reconoce que “algunos cuidados hay que tener, porque no tienen tecnología y no están preparados para ciertos terrenos, pero yendo despacio se puede”.
“En el proceso hubo mucha ansiedad, miedo, dudas, porque además del vehículo que había elegido o que me eligió a mí, surgieron dudas de si estaba bien lo que estaba haciendo, si me gustaría hacer un viaje largo, si iba a poder afrontar la soledad y estar lejos de mis seres queridos, y la única forma de averiguarlo fue haciéndolo. Todo fluye”, aseguró.
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Ariel costea sus gastos con algunos ahorros, pero proyecta monetizar casi totalmente el contenido para YouTube que va generando al contar su experiencia.
Arte viajero en una combi de más de 40 años
Mariela y Jorge compraron la combi Volkswagen de 1983 para la Navidad de 2021. Se las vendió una familia que había recorrido con ella toda Sudamérica, por eso dicen que les llegó cargada de experiencias. Le pusieron el nombre de “Cirila” y la transformaron en su casa con ruedas durante 2022.
“Estaba preparada para vivir viajando, pero queríamos darle nuestra identidad. Así que la desarmamos, la pintamos, la aislamos e hicimos los muebles con base en lo que queríamos para poder nosotros vivir viajando. Todo lo hicimos nosotros mismos, mientras desarmábamos nuestra casa anterior en Villa Devoto, en la Ciudad de Buenos Aires”, contaron.
Emprendieron el viaje hace un año y llevan recorridos 7500 kilómetros dentro de la provincia de Buenos Aires, visitando lugares que antes no podían porque no tenían un hogar rodante donde alojarse.
El espíritu viajero es parte de ellos desde siempre, en 2016 crearon Argentina Abstracta, una colección de cuadros, y con ella recorrieron Mendoza, Chubut, Tucumán, San Luis y parte de Buenos Aires. Ahora, con la vieja combi de 41 años quieren vivir viajando todo el año por las 23 provincias, y luego toda América, uniendo a través del arte la Antártida con Alaska.
“Nuestra experiencia es superenriquecedora, más allá de los mimos y cuidados que le damos con sus 40 años, ella nos abre las puertas muchas veces de charlas, familias, nuevos amigos y casas donde nos reciben con mucho cariño. La combi es un ícono viajero”, describieron.
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En su cuenta @argentinaabstracta comparten no solo sus experiencias, sino también la colección de cuadros que venden en el camino y con los que monetizan sus viajes. “Hacemos cuadros a pedido, creamos una línea de productos con los diseños de los cuadros y de esa manera las personas que se identifican con nuestra historia pueden llevarse una obra de arte original para usar en mates, imanes, láminas y pañuelos de seda promoviendo nuestro país”, señalaron.
“Nuestro mensaje es que se animen a dar el primer paso para cumplir su sueño, luego el camino te guía. Y que confíen sin miedos en el alma y la nobleza de su vehículo antiguo”, concluyeron Mariela y Jorge.