El partido de revancha de los octavos de final de la Copa Sudamericana entre Boca y Cruzeiro en el estadio Mineirão comenzó este jueves con un duro golpe para el equipo argentino por la expulsión a Luis Advíncula.
A los 12 segundos el defensor lateral peruano fue a marcar a Lucas Romero y llegó un instante después. El mediocampista argentino corrió la pelota y el pie derecho del jugador xeneize cayó sobre un tobillo de su rival.
De inmediato, Advíncula levantó un brazo pidiendo disculpas por la acción, dando a entender que había sido involuntaria, pero al darse vuelta se encontró con que el árbitro colombiano Wilmar Roldán le mostraba la tarjeta roja, mientras el capitán de Cruzeiro rodaba por el césped.
Después de disculparse y de reclamar ante el referí, Advíncula estaba desconsolado. Enseguida se acercaron algunos compañeros para serenarlo, pero no había manera: el jugador, que no había sufrido expulsiones jugando en Boca, se fue del campo de juego llorando.
Antes de que pudiera acomodarse, Boca sufrió otro golpe, el primer gol de Cruzeiro, en una jugada que tuvo una secuencia de fallidos: Nicolás Figal –que ingresó por Agustín Martegani tras la salida de Advíncula– intentó salir jugando y perdió la pelota al procurar eludir a un rival, Cristian Lema se resbaló al salir a marcar a Matheus Pereyra y Sergio “Chiquito” Romero dio un rebote que le quedó a Matheus Henrique para que pusiera el 1-0, a los 8 minutos.
Kevin Zenón tuvo una oportunidad casi óptima de igualar, a los 19 minutos, cuando recibió un regalo en la puerta del área por un mal control de José Ivaldo, pero su remate mano a mano con el arquero se fue insólitamente muy desviado, altísimo. En rigor, desperdició una clara chance como si la pelota hubiera picado extrañamente justo antes de que resolviera.
El segundo gol de Cruzeiro llegó con una gran polémica. Walace capturó un despeje hacia el medio en un tiro de esquina y con un remate cruzado anotó el 2-0, a los 20 minutos. Pero todo Boca reclamó que la acción que propició el córner no había debido ser tal, porque el balón había salido impulsado por un futbolista del conjunto local.
En el encuentro de ida, en la Bombonera, Boca se impuso por 1-0, con un gol de Edinson Cavani, ausente en este desquite por una lesión. Ese resultado le permite esperanzarse con la clasificación, porque a los 48 minutos en Belo Horizonte Milton Giménez, casi al borde del área chica, consiguió el descuento, ante una defectuosa reacción del arquero Cássio.
Luego, en buena parte del segundo período, Boca fue mejor que Cruzeiro, a pesar de seguir con un futbolista menos. Pero cuando se cansó y los cambios decididos por el director técnico Diego Martínez fueron nítidamente defensivos, pasó a parapetarse cerca de su arco y sufrió en los últimos minutos. Como no hubo goles, llegó a la resolución por penales, su objetivo en ese tramo final del tiempo regular.
Y en una serie de estupendas ejecuciones por parte de ambos equipos en los nueve primeros disparos, terminó errando Miguel Merentiel el quinto penal de Boca. El uruguayo remató demasiado alto y el 5-4 en la definición, tras el 2-1 en favor del conjunto brasileño en el partido y el 2-2 global en la llave, clasificó cuartofinalista por la Copa Sudamericana a Cruzeiro y marginó al club argentino. El delantero dejó llorando la cancha, consolado por algunos compañeros.
LA NACION