sábado, 28 diciembre, 2024
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Educación: el preocupante dato que afecta el aprendizaje de los estudiantes secundarios porteños

Quizás, comprender este dato sea la clave para lograr la transformación que la escuela secundaria necesita: siete de cada 10 estudiantes de tercer año de nivel medio consideran que lo aprendido no es interesante. La información es parte de las conclusiones de una encuesta realizada por el Ministerio de Educación de la ciudad, de la que participaron más de 4000 alumnos. En total, casi el 75% de los chicos entrevistados siente que lo que aprenden en la escuela es nada, poco o algo interesante. En el otro extremo, solo el 5% piensa que es muy interesante y el 20%, bastante interesante.

Los datos fueron dados a conocer por el Ministerio de Educación porteño, en el contexto del lanzamiento de la nueva secundaria que impulsa el gobierno de la ciudad en forma de plan piloto, a partir de 2025 en 30 escuelas. El objetivo de este cambio, explican desde la cartera que tiene a cargo Mercedes Miguel, apunta a revertir el desinterés de los alumnos.

El programa se llama Secundaria Aprende y se implementará el año próximo en “escuelas pioneras”, tal como las llaman, para “repensar el modelo de organización con una lógica que sitúe el aprendizaje de los estudiantes en el centro del proceso de enseñanza”, se señala. Justamente, desde el área explican que el plan fue lanzado como un modelo de aprendizaje que comienza con un diagnóstico del conocimiento del estudiante. Y que comprender esas respuestas que dieron los estudiantes es clave para entender cómo quieren aprender y por qué no están aprendiendo.

El muestreo se realizó en establecimientos de gestión pública y privada para poder chequear con un diagnóstico el lanzamiento de los cambios. Una de las claves que surgieron fue que “se necesita generar conocimiento para poder promover condiciones que mejoren los procesos de atención”, señala un informe presentado por el Ministerio de Educación.

De hecho, el trabajo se llama “Estudio sobre atención y funciones ejecutivas en estudiantes de tercer año de secundaria”, con un foco muy claro en los proceso de aprendizaje desde una perspectiva de la neurociencia. Explican que aquí intentaron explorar la asociación de la atención y las funciones ejecutivas (aquellas que ejecuta un área del cerebro, la corteza prefrontal, para conectar las decisiones de la parte racional con la toma de decisiones y el pasar a la acción) con los factores intrapersonales, interpersonales, ambientales y sociodemográficos. Además, se buscó conocer qué cambiarían los estudiantes y docentes con respecto a la dinámica de enseñanza y aprendizaje escolar para mejorar sus procesos de atención.

“Aprender sobre habilidades para la vida cotidiana” fue el principal cambio que casi la mitad de los estudiantes encuestados pidió para sentirse más involucrado en el aprendizaje.

La primera pregunta que recibieron los estudiantes fue: “¿Lo que aprendés en la escuela te resulta interesante?”. Como se mencionó antes, casi el 75% siente que lo que aprende en la escuela es nada, poco o algo interesante; en el otro extremo, solo el 5% piensa que es muy interesante y el 20%, bastante interesante.

También se les preguntó: “¿Qué cambios pensás que deberían darse en la escuela para que te resulte interesante?”. Allí, el abordaje de problemas reales y vinculados con los intereses de los estudiantes, que existan mayores posibilidades de elegir cómo trabajar, que el horario de clase comience más tarde y permitir que los estudiantes se agrupen según sus intereses fueron las otras modificaciones más solicitadas por los jóvenes de tercer año que tuvieron la posibilidad de seleccionar más de una opción.

Es interesante ver los porcentajes de cada respuesta (se podía elegir más de una opción): “Aprender sobre habilidades para la vida”, obtuvo el 48%; “Abordaje de problemas reales y vinculados con intereses de los estudiantes”, obtuvo el 44% de las respuestas. “Que haya mayores posibilidades de elegir cómo trabajar”, fue la respuesta del 43,2%. “Que el horario de clase comience más tarde”, lo mencionó el 41,8%. “Permitir que los estudiantes se agrupen según sus intereses”, fue mencionado por el 41,2%. “Incorporar más recursos digitales”, el 36,7%. “Proyectos que permitan aplicar los conocimientos adquiridos a situaciones reales”, 31,4% de las respuestas. “Ofrecer proyectos o actividades electivas”, el 30%. “Cronograma de clases adaptado a los tiempos de las actividades”, con 28,2% de las opiniones y “Organizar las clases en torno a problemas en lugar de temas aislados”, 25,7%. Otras respuestas concentraron el 4%.

Dinámicas

También se les preguntó cómo les gustaría aprender. “¿Cuáles de las siguientes dinámicas en clase te motivan más para aprender y prestar atención?”, fue la pregunta. El análisis de las respuestas parece indicar que trabajar en equipo fue considerada como la dinámica en clase que más motiva a los estudiantes para aprender y prestar atención. Luego, entre las más elegidas están los juegos en clase, que se propongan experimentos en las aulas, realizar debates y discusiones sobre diferentes temas y analizar casos reales o simulados para aplicar conceptos y teorías sobre algún tema.

La encuesta también indagó sobre el uso de celulares en las aulas, pero también entre profesores y autoridades. El 96% de los directivos y el 98% docentes encuestados consideraron que el uso de celulares dificulta, en alguna medida, la atención y participación de los estudiantes. Además, el 80% de los docentes expresó que interrumpe clases por uso de los celulares.

De todas formas, a partir de la prohibición del uso en el aula que rige en la ciudad, los directivos y docentes sostuvieron que ya se evidencia una disminución del tiempo de uso de teléfonos como consecuencia de la regulación. Entre los principales hábitos modificados se mencionaron: “Los alumnos prestan más atención en clases”, respuesta que dieron el 73,5% de los directivos y el 56% de los docentes. “Los alumnos conversan más con sus amigos en la escuela”, según dijeron el 55,9% de los directivos y el 40% de los docentes. Un dato que es interesante y que enciende una luz de alerta: el 32,4% de directivos y el 25% docentes indicaron que los estudiantes se ven más aburridos en la escuela.

También se indagó en la encuesta de los estudiantes sobre cómo se usa el teléfono en la escuela. Un 87,3% de estudiantes sostuvo que usa el celular en la escuela, en los recreos y horas libres. También, un 25,4% indicó que en los últimos dos meses el tiempo de uso disminuyó y un 65,9% que se mantuvo igual. Coinciden en los hábitos que más se modificaron: prestan más atención en clase (57,4%), conversan más con amigos (47,4%) y se aburren más (41,3%)

El informe del Ministerio de Educación señala que, más allá de la restricción de las pantallas para uso personal, los celulares y las tablets (41,7%) aparecieron como los más elegidos por los estudiantes al ser consultados por “¿cuáles recursos motivan más para aprender y prestar atención?”. Luego aparecieron las pizarras (41,5%) donde se escribe información durante la clase; aplicaciones y juegos digitales educativos, con el 40,5%; materiales de laboratorio para hacer experimentos en clase, el 39,3%. y recursos multimedia como videos y podcasts, con el 39,2%, entre otros.

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