domingo, 24 noviembre, 2024
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La Bombonera festejó como en sus mejores días una goleada de Boca, que dejó atrás las dudas y renovó la ilusión de la mano de Gago

Ganó, goleó y gustó Boca y el equipo de Fernando Gago se puso en marcha. Fue un contudente 4-1 ante Godoy Cruz, un rival directo pensando en la clasificación a la próxima Copa Libertadores. La gran actuación debe valorarse aún más por el contexto: el local comenzó perdiendo y quedaba a 10 unidades de Tomba con solo 18 por disputarse. Así, Boca se impuso en un juego de los que valen «seis puntos» y la Bombonera celebró como en sus mejores días.

A Boca se le presentó tal vez el peor de los escenarios porque a los dos minutos Godoy Cruz se encontró con un gol de Nicolás Fernández luego de una distracción defensiva. Entonces, si el duelo se presumía pesado en la previa, lo era aún más con ese tanto tempranero e inesperado. Tronó la Bombonera pidiéndole algo más al plantel. Una aclaración: antes del juego no hubo enojo con los jugadores, quienes ni siquiera fueron silbados cuando los anunció la voz del estadio.

Paradojas del destino: lo mejor de este mini ciclo de Fernando Gago asomó en el más complejo de los momentos. La sensación era que la noche se le venía encima a Boca y que por la desventaja a los futbolistas les iba a pesar toneladas la pelota. Pero no: el equipo de Gago demostró coraje. Incluso los que arrancaron con más malas que buenas, como Ignacio Miramón y Juan Barinaga, que se juntaron para armar el segundo del local, un golazo por la jugada colectiva que culminó Edinson Cavani, el uruguayo que corre como un juvenil.

Apostó otra vez por el 4-3-3 el entrenador; al cabo, el esquema que más lo seduce. Y crecer desde la tenencia fue su idea. Pero qué difícil acumular pases con el nervio de los hinchas bufando en las tribunas. Una acción se repitió en la primera parte: un pase de Tomás Belmonte para Marcos Rojo. Ese mismo toque provocó la reprobación de la Bombonera cuando el duelo estaba 0-1 y el aplauso sonoro de todos cuando el marcador era 2-1. Así de absurda suele ser la pasión del fútbol.

Boca jugó bien en la primera etapa, más allá de que evidenció falencias defensivas. Fue muy bueno el circuito de pases y estuvo lúcido Rojo (el que más la tocó, con 86) en la conducción desde el fondo. Se lo nota renovado al central, mejor desde lo físico, con una marcha más. Atacó mucho y bien por la izquierda Boca porque la trepada del zaguero permitía la superioridad numérica. Es verdad también que fue flojísimo lo de la defensa del Tomba: a los 8 minutos ya había empatado Brian Aguirre después de que Cavani la ganara adentro del área entre tres rivales.

El empate llenó de confianza a Boca. Subieron los rendimientos de todos y la pelota empezó a circular mejor. La posesión en la etapa inicial fue de 66 por ciento y eso tiene que dejar contento a Gago porque es un técnico al que le gusta tenerla. El segundo grito, además, fue un golazo digno de un equipo trabajado: a puro toque, con un taco de Zeballos en el medio y con un centro perfecto al corazón del área para que la empuje Cavani.

El complemento comenzó con un error compartido entre Arce y Petroli y con el gol de Marcelo Saracchi, el lateral izquierdo que le ganó el lugar a Lautaro Blanco. Hay que sumarle un pleno a Gago, quien se inclinó por el uruguayo que no paró de correr y de tirar diagonales.

Al duelo le quedó espacio para la emoción: Changuito Zeballos recibió de Cavani, convirtió y se fue a llorar a uno de los rincones. El extremo volvió a marcar después de más de 400 días y de varias lesiones.

Así el Boca de Gago se puso en marcha. Ahora, habrá que ver si pone primera en la fecha que viene, de visitante ante Sarmiento.

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