«Chiqui Tapia botón, Chiqui Tapia botón, vos sos hincha de Boca, la p…madre que te parió…”
Desde las cuatro tribunas del Monumental se entonó esa canción que, sin eufemismos, apuntó a Claudio Tapia. Era el entretiempo, el cual se demoró porque los jugadores de Barracas Central, el equipo del presidente de la AFA, salieron tarde al campo de juego.
Y la manifestación contra “Chiqui” no se produjo por su conocida simpatía por el eterno rival del Millonario, sino por lo que se había notado en el primer tiempo del partido, en el que hubo una alevosa intención de los jugadores visitantes de hacer todo lo posible para que el partido se jugara poco y nada. Desde hacer tiempo, tirarse para simular faltas, ir a golpear en vez de disputar la pelota y tratar de producir la mayor cantidad de tiempos muertos posibles. La irritación de los hinchas llegó, más allá de la actitud de los futbolistas de Barracas, por la evidente complicidad de Fernando Echenique, el árbitro del encuentro, en las constantes interrupciones. No solo no le dio agilidad al juego sino que no penó esas actitudes con tarjetas amarillas. Sacó dos, es cierto, a Puig y a Herrera, por infracciones que las merecían. Pero se quedó corto.
Algunos datos elocuentes demuestran lo apuntado. El partido se detuvo 102 veces. El lapso con más tiempo seguido de juego fue de dos minutos con 17 segundos. El tiempo perdido en saques de arco fue de 2’16» con River y 5’30» con Barracas. En los tiros libres: 8’10» con el local y 7’36» con el visitante. En los laterales: 3’28» y 4’46», respectivamente. En los corners: 6’03» para el Millo y 1’29’ para el Guapo.
Además, Barracas perdió seis minutos con once segundos en situaciones de protestas y lesiones. El total: se perdieron 19’58» en las situaciones de River y 25’32» con Barracas. Lo más increíble fue el tiempo neto de juego: apenas 47’07’ en 94’10 de partido.
Consultado en la conferencia de prensa posterior a lo que finalmente fue goleada por 3-0 de su equipo, Marcelo Gallardo volvió a subir la guardia como en los mejores tiempos de su primer ciclo y se despachó con una fuerte reflexión. «Yo no soy el que logra los cambios. Soy una opinión nada más. Todos tenemos que tratar de tener un fútbol mejor. Digo lo que siento. No estoy diciendo nada que todos no vean. Hay mucha hipocresía. Pero hay que seguir para adelante. Quiero ser parte del fútbol argentino. Me gusta mi país. Soy parte del fútbol argentino. Tenemos que tener las cosas más claras. No me gusta el lobby. Me gusta trabajar. No quiero que nadie nos favorezca. Quiero jugar”, lanzó el Muñeco. Y reforzó: “Me gustaría un poquito más de reglas claras«.
La de Gallardo no fue la única voz desde el lado de River, al respecto. También arremetió el ex presidente Rodolfo D’Onofrio, quien en el entretiempo del partido, escribió un tuit con un fuerte mensaje, el cual decía: “Estoy viendo a River. Es una vergüenza el arbitraje. No se juega. Estamos matando al fútbol de Argentina”.
Como en otros tiempo, cada uno desde su lugar, Gallardo y D’Onofrio levantaron la guardia después de un bochornoso arbitraje en el partido que River le ganó a Barracas Central, el equipo del presidente de la AFA.