Cuenca (Ecuador), 15 nov (EFE).- España no ha decidido todavía la ciudad que acogerá en 2026 la XXX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, según ha asegurado el ministro español de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel Albares, que ha asumido el reto de fortalecer los métodos de trabajo de estas citas.
Así lo ha indicado este viernes Albares en una comparecencia ante los medios de comunicación, junto con la canciller ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld, y el secretario general iberoamericano, Andrés Amalland, tras recibir el rey de España el testigo de Ecuador y la secretaría pro tempore para la celebración de la próxima cumbre en España tras la clausura de la de Cuenca (Ecuador).
Una cita la de Cuenca en la que España ha presentado diversas declaraciones especiales además de la de agradecimiento por la solidaridad mostrada por la dana, ha indicado el ministro.
Así, se han presentado otras sobre la presencia del español en la Corte Internacional de Justicia, la protección frente a la manipulación de la información y la comunicación, sobre empresas y derechos humanos para una transformación productiva sostenible y, conjuntamente con Chile, sobre inteligencia artificial para el desarrollo sostenible en América y otra con Chile y Costa Rica sobre la protección de fondos marinos.
El ministro ha expresado su agradecimiento por el apoyo unánime de todos los países de la comunidad iberoamericana a la candidatura española para albergar esa cumbre «que tiene que ser un auténtico hito en la historia de estos encuentros y de nuestras relaciones como comunidad política», ha indicado.
Una cita ante la que se plantean el reto de iniciar «una nueva etapa de reafirmación y consolidación del sistema, de identificación de nuevas prioridades y de reorganización de los métodos de trabajo».
Por eso ha insistido en que si se trabaja de una forma coordinada dejando de lado la polarización se podrá tener «una voz propia iberoamericana».
El ministro también ha anunciado que se seguirá avanzando en la movilidad de estudiantes y profesores, en el reconocimiento de títulos y homologaciones y en la lucha contra la desinformación, además de desarrollar un plan de acción que fomente el español y el portugués como lenguas de comunicación científica. EFE
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