Uno de los instantes más conmovedores del estreno de Gran Hermano fue el ingreso de Luciana Martínez, quien reveló públicamente que ese día dejaba atrás su identidad como hombre y que su madre se enteraba en vivo de su decisión. Pese a su revelación inicial, una vez dentro de la casa, Luciana optó por no compartir su historia con los demás. Mantuvo un perfil bajo, lo que podría haber influido en que quedara nominada para la primera Gala de Eliminación.
Durante el programa, el conductor Santiago del Moro insinuó que entre los 24 participantes había alguien con una historia particular relacionada con su orientación o identidad sexual. Este comentario despertó la curiosidad de Delfina De Lellis, quien, sin reparos, le preguntó a Andrea si era transexual y si se había sometido a una cirugía de senos.
Andrea, sorprendida por la consulta, negó ser transexual, pero explicó que a menudo la confunden debido a su tono de voz y su contextura física. Aunque respondió con tranquilidad, era evidente que la situación le resultaba algo incómoda.
En medio de la conversación, Luciana apareció brevemente, escuchó parte del intercambio y decidió retirarse sin hacer comentarios. Mientras se alejaba, parecía sumida en sus pensamientos, probablemente reflexionando sobre el momento adecuado para compartir su historia con sus compañeros.
Este episodio puso sobre la mesa cómo se manejan temas de identidad y diversidad en un espacio tan expuesto como la casa de Gran Hermano, dejando entrever las tensiones y desafíos que enfrentan quienes deciden abrirse sobre su vida personal en televisión.
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