Las políticas de diversidad e inclusión que promueven cuotas de contratación para trabajadores pertenecientes a minorías o determinados grupos étnicos, implementadas en los últimos años por las empresas de videojuegos, vuelven a causar problemas.
El concepto de «inclusión forzada» se convirtió en un tema de debate y la industria de los videojuegos no ha quedado exenta de este fenómeno. De hecho, los propios jugadores afirman que este enfoque está afectando negativamente al gaming, ya que los contenidos de ciertos juegos se desvían de lo que tradicionalmente se ha jugado durante décadas. La expresión «Get woke, go broke» se ha vuelto un término crítico contra este tipo de empresas.
Desde hace bastante tiempo, grupos de jugadores lanzaron fuertes críticas contra compañías y juegos que adoptaron públicamente políticas de inclusión y diversidad. Paralelamente, algunos usuarios expresaron su preocupación por lo que consideran una influencia negativa en el aspecto creativo de los videojuegos. Incluso hay usuarios dedicados a analizar los créditos de los juegos que se lanzan al mercado en busca de referencias relacionadas con estos temas.
En este contexto, a los desarrolladores de The Witcher y Cyberpunk 2077 les dieron un ultimátum por parte de la empresa. Tenían que elegir entre dos opciones: aceptar la implementación de las políticas de diversidad, realizando «cursos de género» para ser más inclusivos o ser expulsados.
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Un nuevo comienzo
En consecuencia, después de 13 años en CD Projekt Red, trabajando en juegos de rol como The Witcher, Thronebreaker y Cyberpunk 2077, Mateusz Tomaszkiewicz, quien es gay y «anti woke«, dejó el estudio polaco para unirse a Rebel Wolves, un nuevo estudio formado por exmiembros de CD Projekt Red, quienes escaparon de las «políticas de diversidad» de su anterior empresa.
Este nuevo estudio presentó su primer proyecto, el RPG de fantasía oscura The Blood of Dawnwalker. Ambientado en una Europa del siglo XIV, devastada por conflictos y plagas, el juego ofrece un mundo donde los vampiros han tomado el control de una región olvidada de los Cárpatos, destronando a los señores feudales locales.
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En The Blood of Dawnwalker, los jugadores asumirán el papel de Cohen, un joven atrapado entre su humanidad y la esencia vampírica, con solo 30 días y noches para salvar a su familia. El tiempo solo avanzará durante las misiones, y las decisiones de aceptar o rechazar la condición vampírica del protagonista afectarán profundamente tanto la jugabilidad como la narrativa. Desde habilidades especiales hasta los dilemas que plantea la sed de sangre, los jugadores podrían verse obligados a atacar incluso a sus aliados más cercanos.
El juego promete una experiencia no lineal, sin una distinción clara entre misiones principales y secundarias. Los desarrolladores destacan un sistema moral ambiguo, ciclos de día y noche, combate dinámico y gráficos de última generación gracias al uso de Unreal Engine 5.