La cosa venía tan torcida entre Horacio Rodríguez Larreta y los primos Macri que, en los días previos al cierre de alianzas, nadie intentó una negociación. Ni siquiera horas antes de vencerse el plazo hubo un ensayo de acuerdo para que el ex jefe de Gobierno porteño fuese por adentro del PRO.
Larreta hizo realidad sus advertencias: inscribió un sello distinto y va a competir en Capital contra el oficialismo. “Dividimos votos. Su decisión es funcional a La Libertad Avanza y al peronismo”, protestaron en la jefatura de Gobierno, donde tenían la ilusión de que, luego de los amagues, el ex alcalde se decidiera a no competir en la elección nacional.
Larreta se defiende: “La mejor manera de no favorecer a ninguno es laburando, y la gente acompaña. No busquemos interpretaciones retorcidas”. En solitario, intenta salir del llano y empezar a perfilarse para volver a la jefatura de Gobierno en dos años. «En la ciudad hay olor a pis», fue su frase marketinera, tan escatológica como viral. «No tenemos consultor, fue una frase que se le ocurrió a Horacio y su equipo», dicen.
Dos vías.
Larreta competirá en la elección local bajo el paraguas de la alianza Volvamos Buenos Aires, que está conformada por el Partido Federal y Confianza Pública, el espacio de la legisladora Graciela Ocaña.
El ex jefe tiene un eje de campaña: mostrar las deficiencias en la gestión de Jorge Macri y contrastar con lo que considera fue su mayor virtud. “Siento que la Ciudad está deteriorada. Triste. No sería coherente decir ‘apoyen a este gobierno’ con el cual en muchas cosas no coincido. ¿Le voy a mentir a la gente?”, indicó.
Larreta recorre barrios de lunes a sábado durante seis horas y anota en un cuaderno los problemas que ve en cada lugar. “Los vecinos están pidiendo más gestión. Es el fuerte de Horacio”, dicen en su entorno, exhibiendo sus virtudes.
Jorge Macri intentó que Mauricio esbozara algún movimiento para evitar que Larreta le armase una lista paralela. Pero el ex presidente no tuvo demasiado margen de maniobra: la relación está rota desde las precandidaturas presidenciales del 2023. Larreta está convencido de que Macri le jugó en contra y no se lo puede perdonar. Que ahora lo hayan necesitado, y que él les haya sido esquivo, lo reconforta.
“Ni Jorge ni Mauricio llamaron”, dicen muy cerca de Larreta. Y agregan: “Sí hubo algún viejo amigo que quedó en el Gobierno y que lo intentó persuadir. Pero nunca se abrió un canal de negociación”.
Como una paradoja, quien contribuyó en la decisión de Larreta de competir en la Ciudad fue, nada más y nada menos, Jorge Macri. Larreta ya había comenzado a caminar Buenos Aires tiempo atrás. Pero en diciembre, cuando el jefe de Gobierno decidió desdoblar la elección, el ex funcionario sintió que podía tener una posibilidad. Si había una sola contienda, la campaña se iba a nacionalizar. Ahora, el debate va a ser local y Larreta cree tener ventajas.
El PRO irá a la elección del 18 de mayo con el Partido Demócrata, UNIR, Ciudades en acción, Encuentro Republicano Federal y el MID, en la alianza Buenos Aires Primero.
En La Libertad Avanza, que va sola como partido, el dato de que Larreta juegue separado de Macri ilusiona. A río revuelto, ganancia de pescadores. Lo que todavía no define Javier Milei es quién será el candidato que encabece la lista. Suena el portavoz, Manuel Adorni, pero a la vez lo necesitan en Casa Rosada. No está definido.
Debate.
En el último Zoom del PRO hubo una moción muy fuerte: echar a Larreta del partido. En el entorno del ex alcalde, fundador del espacio, averiguaron cómo venía la movida: “El tema se habló en la reunión del último domingo”, cuentan los larretistas. Y continúan: “Lo tiraron como una hipótesis más que como una decisión. Pero el lunes llegó a los medios como un hecho”. Desde el partido le bajaron el tono, pero no está dicha la última palabra. “Horacio sigue siendo parte y teniendo los valores fundacionales del PRO. Sería una torpeza. Pero, bueno, por ahora recularon”, dicen en su mesa chica.
Para el equipo de Larreta, los que modificaron el rumbo y los ideales no fueron ellos, sino el PRO. “En el partido, siempre se respetó al que pensaba diferente. Se respetó el diálogo y la diversidad”, protestó Larreta. Y siguió: “Pero ahora se está acercando a un Presidente que insulta y putea al que piensa distinto. Esos no son los valores del PRO. Y muchos dirigentes están más cerca del Gobierno nacional que del rol de oposición constructiva que deberíamos ocupar”.
Larreta quedó rodeado apenas por un grupo de leales. Guadalupe Tagliaferri, Emmanuel Ferrario, Pablo Avelluto y Álvaro González son algunos de ellos. Con muchos dirigentes PRO comparte una amistad, pero ahora estará en veredas distintas, como con María Eugenia Vidal, con la que se reúne frecuentemente.
El fracaso en la precandidatura presidencial todavía lo atraviesa. Y, cada tanto, siente la necesidad de explicar cuál cree que fue su error: se sintió ganador antes de tiempo y se fue alejando del elector. “En la campaña quedé muy rodeado de políticos, cuando todo mi laburo era con la gente”, aseguró en una entrevista.
Con la atomización de Juntos por el Cambio la hegemonía del macrismo en Capital corre peligro. No sólo el PRO dividirá votos con Larreta, sino que además la UCR y la Coalición Cívica presentarán listas propias. Jorge y Mauricio se enfrentan a la elección más desafiante desde que se fundó el partido. Y los libertarios se ilusionan con tomarles el bastión amarillo.