Mientras los bahienses se recuperan lentamente de la reciente catástrofe, hay que ponerse a pensar cómo prevenir y cómo adaptarse a los futuros sucesos climáticos que vendrán. Por qué las tormentas violentas, las olas de calor, las sequías, los tornados y otros fenómenos meteorológicos seguirán viniendo en oleadas sucesivas y encimadas.
Uno de los elementos más importantes a tener en cuenta para poder hacer frente a nuevos eventos como el Bahía Blanca, es contar con un sistema eficiente y adecuado de alertas tempranas, justamente uno de los roles del Sistema Meteorológico Nacional (SMN).
“El SMN ya había dado varias alertas amarillas en días anteriores y durante la noche de la gran lluvia, al superarse los 100 mm caídos, emitió una alerta roja. Contar con estas alertas confiables es esencial para poder adaptarse al cambio climático de la mejor manera”, le dijo a PERFIL la doctora Marisol Osman, investigadora del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera, que depende de la UBA y del Conicet.
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El SMN, sin embargo, está -como otras tantas dependencias estatales- a tiro de motosierra. En este caso, su lugar en el organigrama administrativo lo ubica dentro del Ministerio de Defensa. De todos modos, un informe reciente revela que parte del personal capacitado se está yendo por diferentes razones. Por ejemplo, contratos que no se renuevan o que acortan su duración y de anuales se vuelven trimestrales.
Algunos datos llamativos del presupuesto del SMN son los siguientes: entre los años 2023 y 2024 los gastos en materia de personal se redujeron en un 17%. Y en “maquinaria e insumos” entre ambos años se redujo en un 92%. En el rubro “Servicios técnicos y profesionales” la reducción fue del 68%.
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Otra partida interesante que también cayó son las partidas dedicadas a radarización. Se trata de radares desarrollados por la firma de tecnología argentina Invap, que se utilizan para la observación meteorológica, contenido de agua en las nubes por ejemplo, y que permiten elaborar pronósticos más detallados. Entre 2022 y 2024 ese presupuesto se redujo en un 54%.
Osman recuerda que la atmósfera argentina está bastante radarizada “pero se podrían instalar más equipos de ese porte, que nos permitirían pronósticos más detallados y ajustados para cada ciudad del país, incluso pensando en alertas específicas ya a nivel barrial”.
Si bien no cumplió un papel significativo en este tema, desde el Centro Argentino de Meteorólogos (CAM) también vienen advirtiendo otros problemas administrativos en el SMN desde hace muchos meses. Por ejemplo, su actual director, según el CAM, es una persona que no tiene los antecedentes que exige la legislación vigente para el rol de este funcionario.
En un comunicado visible en su web, explican que “lo cierto y concreto es que hoy la persona designada como Director del SMN no cumple con los requisitos establecidos por el decreto 1432/2007. Aunque pueda tener buenas intenciones, no tiene experiencia demostrable de gestión en el ámbito de la meteorología. Tal como hemos señalado públicamente, el liderazgo del SMN requiere de un conocimiento especializado que permita coordinar con eficacia sistemas de alerta temprana, fortalecer los pronósticos climáticos y meteorológicos, establecer un rumbo institucional con conocimiento meteorológico y climático experto y representar a nuestro país ante organismos internacionales”. Y el comunicado concluye: “Antonio Mauad es Licenciado en Sistemas Aéreos y Aeroespaciales, título expedido por el instituto Universitario Aeronáutico” y no tiene las competencias necesarias para dirigir el SMN.
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La presidenta del CAM también advirtió que “hay indicios de que el gobierno desea fusionar tres organismos en uno: el SMN con el Servicio de Hidrografía Naval y el Instituto Geográfico Nacional. “Consideramos que eso pondría en riesgo la calidad del trabajo y de los servicios que preparan los profesionales del Servicio Meteorológico, como -por ejemplo- las alertas”.
Sólido. Para Osman, la experiencia que atravesó Bahía es algo que volverá a repetirse en los próximos años. “Todo indica que los eventos climáticos extremos se volverán cada vez más frecuentes. Eso pasaría incluso aunque mañana lográramos cortar totalmente la emisión de gases de efecto invernadero de un día para otro”. Es por esta razón que debemos reforzar los análisis climáticos y los sistemas de alerta temprana para estar mejor preparados. Esto no es algo extraño ni una extravagancia de países del primer mundo.
“Sin ir más lejos”, contó Osman, “en Brasil funciona el “Centro de Monitoreo y alertas de Desastres Naturales” (Cemade) que es el organismo responsable de un sistema muy aceitado que sirve para avisar a la población y ayudarla a que atraviese mejor todo tipo de inclemencias”, contó Osman.
Una innovación en la forma de analizar el tema ambiental
Un puñado de días después de pasada la tormenta que inundó Bahía Blanca, un grupo de investigadores en temas climáticos publicó un trabajo científico que analizaba en forma “rápida” los datos meteorológicos de esos días y los compararon con los datos similares obtenidos de tormentas intensas, ocurridas en décadas anteriores. Marisol Osman, que también es profesora en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, fue una de las autoras de este trabajo que, a diferencia de los papers tradicionales que elaboran los científicos, se dio a conocer unas pocas horas después de terminado el fenómeno.
“El formato de análisis que usamos está prevalidado y las conclusiones a las que llegamos son sólidas y tienen evidencia científica”, le explicó Osman a PERFIL. “Se trata de una forma diferente de los estudios usuales que pueden tardar varios años en ser publicados y difundidos. Pero pensamos que llegamos a conclusiones importantes para quienes deben tomar decisiones. Y por la forma en que tratamos estos hechos climáticos, bajo ideas y estadísticas comprobadas, llegamos a resultados útiles y sólidos.
¿Y a qué conclusión llegó el grupo de Climameter? A que en este caso la inundación de marzo en el sur de la provincia se debió a una levemente mayor cantidad de lluvia caída que en otros años recientes, pero lo que “cayó” se distribuyó en menos tiempo y episodios. En otras palabras, década tras década aumenta levemente la cantidad de lluvia. Pero lo que también vemos es que todos esos milímetros caídos se “concentraron” en pocos días. Y es posible asociar esta situación al Cambio Climático, ya que por el calor hay una mayor cantidad de vapor de agua en la atmósfera, además de que cada año también hay una concentración atmosférica más intensa de gases responsables del efecto invernadero”.
Es otro “ladrillo en la pared” de los conocimientos acerca de cómo el calentamiento global termina provocando consecuencias reales y graves en las diferentes zonas geográficas del mundo.