Sergio Massa, Axel Kicillof y Cristina Fernández de Kirchner comenzaron a negociar un acuerdo para mantener la unidad en la elección legislativa que decidirá el futuro del peronismo en la provincia más importante del país. Un asesor clave de uno de ellos dijo a PERFIL que el pasado fin de semana hubo contactos para destrabar una situación incómoda, con tres patas clave que no confían el uno del otro. A tal punto que hoy el vínculo de Massa con CFK es mejor que el del gobernador con la expresidenta, convencido de que necesita independizarse de su omnipresencia para ser jefe.
«Ese es nuestro problema. Ella levanta el dedo y después todos quedan mareados», dijo ante este cronista un exfuncionario que ahora busca ampliar el espacio que cuenta con Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey entre sus filas.
A pesar de eso, hay un consenso en torno a que los discursos de Cristina van perdiendo fuerza con el tiempo. «Ya no es cadena nacional. Fácil para ella jugar a ser troskista, criticar a los del PJ que votan con Milei, total no gestiona ni una intendencia». Algunos, con evidente mal humor por haber sido apuntados por ella en la facultad de Sociales, la comparaban con la actitud de Martín Lousteau que parece criticar más a los radicales que al Gobierno.
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Lo que le sucede al peronismo es un capítulo más de la descomposición general de los partidos políticos. Algo a lo que no son ajenos el PRO ni el radicalismo. El espacio fundado por Mauricio Macri vive la peor crisis desde su nacimiento. Está asediado por las críticas de ex aliados de Juntos por el Cambio, por el Gobierno de Javier Milei que busca arrebatarle su búnker (la Ciudad de Buenos Aires) y por dirigentes que esperan el momento indicado para terminar de saltar. A Mauricio ya no le preguntan, a lo sumo le avisan.
La desesperación de algunos todavía dirigentes del PRO se olfatea desde Balcarce 50, donde analizan casi minuto a minuto si conviene o no una alianza electoral con el partido amarillo. Por ahora, donde hubo que firmar juntos no hubo acuerdo. Irán separados en la Ciudad de Buenos Aires, Chaco, Santa Fe, Misiones, San Luis, Salta y Jujuy. La gran incógnita es la Provincia de Buenos Aires. Según la última encuesta de satisfacción de San Andrés, el 22% cree que deben mantener su fuerza y presentarse sin alianzas.
El dilema de los Macri
Con ese escenario, Jorge Macri debe enfrentar una elección incómoda, sobre todo porque quien fuera el último jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, decidió enfrentarlo. Quienes trabajan en el gobierno porteño aún no pueden creer la «falta de códigos» de un Larreta que, herido por su derrota, parece dispuesto a vengarse de Mauricio quitándole los votos que pueda. Eso o la adicción del poder donde un político no puede «no estar» ya que sería pasar a ser jubilado (sin aportes).
El sábado 29 de marzo es el cierre de listas porteño. Hay un nombre que preocupa a muchos y el Gobierno nacional hace lo imposible para bajarlo. Es Ramiro Marra. El legislador, «ejecutado» por Karina Milei dejaría pasar esta elección, presionado (¿amenazado?) para que no le saque votos a los libertarios.
FMI y el «cáncer» del cepo
Ajenos a esta rosca electoral, se juegan días cruciales para el acuerdo con el FMI. Tras la aprobación del DNU (que pasó sin conocer el monto ni las condiciones), el presidente Javier Milei se apuró a decir que «a mediados de abril» estará firmado el nuevo acuerdo. Luego el Gobierno filtró que el monto total del acuerdo sería de 20 mil millones de dólares, con 8 mil de libre disponibilidad.
Más allá del número fino, en un sector clave para el futuro inmediato, la Energía, los potenciales inversores preguntaban cuando se daría eso para levantar el cepo. «Nadie entierra tantos dólares si no sabe que va a pasar con su inversión. El cepo es un cáncer», resumió un empresario argentino a PERFIL tras participar del almuerzo del Club del Petróleo.
RI/ff