El pasado viernes por la mañana, en una emotiva ceremonia realizada en el salón “Juan José Paso” del Superior Tribunal de Justicia (STJ), el abogado Omar Padilla asumió oficialmente sus funciones como Juez de Paz de la ciudad de Las Lomitas. La solemne jura fue presidida por el doctor Guillermo Horacio Alucín, presidente del STJ, quien le tomó el juramento al nuevo magistrado en presencia de diversas autoridades judiciales.
El acto contó con la destacada presencia de los integrantes de la Corte Provincial, como la ministra Claudia María Fernández, los ministros Ariel Gustavo Coll y Marcos Bruno Quinteros, así como el procurador General Sergio Rolando López. Además, la secretaría de Trámites Originarios, María Celeste Córdoba, leyó la Resolución 184/25, a través de la cual el STJ designó a Padilla en el cargo, en reemplazo de Nicanor Aurelio Maldonado, quien ocupó previamente el puesto.
En su intervención, el presidente del STJ, doctor Guillermo Horacio Alucín, destacó la relevancia de la Justicia de Paz, mencionando que esta actúa como el primer eslabón de acceso a la justicia en la comunidad. Subrayó la importancia de la función del Juez de Paz, no solo en la resolución de conflictos, sino también en su rol preventivo, contribuyendo al bienestar social.
Alucín resaltó la idoneidad de Padilla para desempeñarse en su nuevo cargo, y destacó especialmente que el nuevo juez sea oriundo y residente de Las Lomitas, lo que otorga un valor agregado fundamental al servicio judicial. Según Alucín, este conocimiento cercano de la idiosincrasia de la comunidad y la estrecha comunicación con los pobladores será clave para el ejercicio de sus funciones.
Durante su discurso, el presidente del STJ también realizó una breve reseña histórica sobre los orígenes de la Justicia de Paz en el mundo occidental, destacando su rol como un órgano componedor que busca mantener la armonía y el equilibrio social en las comunidades.
Finalmente, Alucín expresó su plena confianza en el desempeño de Omar Padilla y lo alentó a trabajar con sabiduría, paciencia y perseverancia, siempre con el foco en los vecinos y en los requerimientos propios de su competencia funcional.