Un nuevo escándalo sacude al fútbol español: Álvaro Aguado, mediocampista de 28 años del Espanyol, está siendo investigado por presunta agresión sexual a una trabajadora del club, según confirmó el juzgado de instrucción número 13 de Barcelona. Los hechos habrían ocurrido en junio de 2024 en la discoteca Opium, durante la fiesta por el ascenso del equipo a Primera División, y la denuncia, presentada meses después, desató una investigación que pone al club bajo la lupa.
La causa, abierta por un delito de agresión sexual, tiene a Aguado en condición de investigado y con cita para declarar a mediados de mayo. Según fuentes judiciales citadas por El País, la denunciante es una empleada del Espanyol que asistió a la celebración del ascenso, consumado el 23 de junio tras vencer a Real Oviedo en el playoff. Los Mossos d’Esquadra investigaron el caso, pero el juzgado optó por citar directamente al jugador, una medida poco habitual. El entorno del jugador niega rotundamente las acusaciones, mientras la denunciante prefirió no hacer más declaraciones tras presentar la demanda.
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El silencio del Espanyol generó malestar entre los hinchas. La dirigencia, que aún no emitió un comunicado oficial, decidió mantenerse al margen hasta que avancen las investigaciones, una postura que fue reprobada por parte de la afición. Aguado, quien llegó al club en 2023 procedente de Real Valladolid y disputó 20 partidos esta temporada, sigue en el plantel mientras el equipo lucha por la permanencia en LaLiga, con 31 puntos y a cuatro de la zona de descenso.
Las imágenes de las cámaras de seguridad se borraron
La mujer mantenía en ese momento una relación laboral con el club, que continúa en el presente. Decidió denunciar tiempo después, ante lo que el juzgado abrió diligencias y citó a Aguado como investigado. Según trascendió, la denunciante aseguró que la agresión ocurrió en los baños de la discoteca. No obstante, la víctima decidió no denunciarlo de inmediato, temerosa de perder su empleo y por no sentirse con la fuerza necesaria para enfrentar el proceso judicial.
Fuentes próximas al caso consultadas por EFE detallaron que la discoteca no aplicó el protocolo para estos casos, porque la mujer no dijo nada aquella misma noche. Según las fuentes, cuando la mujer denunció, tiempo después,las imágenes de las cámaras de seguridad ya se habían borrado, como ocurre habitualmente trascurridos unos días.
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