El pasado miércoles la Parroquia San Antonio de Padua de El Colorado fue elegida como el centro de las celebraciones en el comienzo de la Semana Santa, con la «Santa Misa Crismal», presidida por Monseñor José Vicente Conejero, Obispo de Formosa.
La ceremonia contó además con el acompañamiento de sacerdotes y pastorales de cada una de las más de 30 jurisdicciones parroquiales con sus respectivas Pastorales, pertenecientes a la Diócesis de Formosa.
Durante esa ceremonia se realizaron la bendición de los Santos Óleos, consagración del Santo Crisma y renovación de las Promesas Sacerdotales. Recordó que “estamos celebrando el año jubilar del 2025”
En la primera parte de su homilía Monseñor Conejero explicó el marco de las celebraciones en esta Semana Santa, hablando de los compromisos cristianos y reconociendo “el gran desafío de ir constituyendo una iglesia sinodal, que el Papa Francisco desde el 2021 convocó a toda la iglesia y ha querido que se celebrara este sínodo del que participaron todos los miembros del pueblo de Dios”.
Conejero habló también del «compromiso de convertirnos de manera personal como comunitariamente; convertir nuestras relaciones, nuestros vínculos, nuestros procesos en el caminar en lo que es el misterio de la iglesia, que es la comunión de la humanidad con Dios y de los hombres entre sí. Estos son grandes desafíos que estamos viviendo en esta época”.
Presbíteros
Los más de 30 presbíteros están llamados a vivir y a cooperar con Cristo en esta misión, los que van a renovar sus promesas sacerdotales. Habló de “vivir no para ellos mismos, sino de vivir para servir y entregarse, acompañando y animando al pueblo de Dios con una preferencia: los más pobres y vulnerables”.
Conejero pidió que «tienen que hacer presente el reino de Dios en la familia. Mientras que peregrinamos en este mundo tenemos que ser misioneros, de llegar primeramente con el testimonio de nuestra propia vida, que es lo fundamental”. Sin hacer alusiones, agregó que “de discursos estamos cansados y aburridos y donde los que menos hacen, son los que más hablan. Y los que más prometen son los que me los cumplen. Esa es la debilidad y fragilidad humana” sentenció.
No al aborto
Pero luego también habló respecto a “la vida humana desde la concepción hasta el último hálito de vida que hay que defender, reconociendo su infinita dignidad. Los hombres las Naciones con sus legisladores, algunos de los cuales son muy atrevidos, al legislar contra la vida inocente, establecen el aborto como legal”. Dijo de manera contundente que “eso es un crimen, que debería ser además una vergüenza legislar para aniquilar y matar al ser más inocente que no puede defenderse”.
Seguidamente dirigiéndose a la feligresía pidió que «defendamos siempre como se dice a capa y espada, pero sin violencia a la vida humana en su dignidad”.
Cerró esta parte de su discurso, contraponiendo “la incongruencia de quienes dicen que nuestra ideología es humanista y cristiana: una mentira, ya que después se legisla y se afirma esto”.
“Busquen perdón
y misericordia”
Cerró con un mensaje de compromiso cristiano: «vamos a celebrar con alegría la eucaristía, que es la celebración del misterio Pascual; y ya nos anticipamos como iglesia Dios, a vivirlo juntos como pueblo de Dios, como iglesia sinodal en esta parroquia San Antonio de Padua. Pidiendo al Señor en este año jubilar de la esperanza, buscar sinceramente el perdón y la misericordia de Dios, la paz de Jesucristo, el amor del espíritu Santo. Superar las diferencias que puedan existir entre nosotros y convirtiéndonos en modelos y ejemplos para hacer profecía en este mundo que en muchos aspectos no camina conforme a los designios y voluntad de Dios, de María madre de Jesús, modelo y ejemplo de sinodalidad, paz y sobre todo de hacer la voluntad de Dios en su vida, que nos da fuerzas”.