Un buen vendedor, dicen los que saben, es el que te convence con las ventajas que brindan el producto o servicio que ofrece. Pero también dicen que si el producto es bueno, el negocio se hace solo. Y esa, amigas y amigos, es la gran diferencia entre la política con contenido y el chamuyo con acting.
Hace poco cambié de auto. Pasé de un Palio 2016 a un 2018. Entregué el mío, cubrí la diferencia con un crédito prendario del banco (nuestro banco, dicho sea de paso). Pero antes de cerrar el negocio, me encontré con expertos en la materia de compra y venta de vehículos: “Mire esta joyita”, “Esto es de colección”, “Si no estuviera apretado, ni loco lo largaba”, “Avíseme lo antes posible porque hay muchos interesados”. Mujeres y hombres con gran capacidad para desarrollar su trabajo.
En política, en mi opinión, pasa algo parecido. Hay quienes actúan muy bien. Hablan lindo, hacen TikToks, dan entrevistas, se cambian de partido como de camisa. Pero lo que ofrecen no se sostiene. Porque no tienen proyecto. No hay contenido detrás del acting.
Nosotros sí lo tenemos. Y es sólido. Tan sólido que se sostiene por sí mismo. Se llama Modelo Formoseño para el desarrollo provincial. Y no es humo. Son hospitales, escuelas, rutas, universidades, casas, fibra óptica, cultura, deporte, trabajo. Es desarrollo con rostro humano. Es un proyecto de provincia. Es planificación, no improvisación.
Y detrás de ese modelo hay un conductor. Un político de verdad. Que no especula, que no se borra, que no se esconde. Que no habla de “libertad” mientras entrega derechos, ni de “república” mientras cambia de camiseta según la encuesta del día. Gildo Insfrán es el arquitecto de este proceso. Conduce porque escucha, porque sabe, porque hace. Y el pueblo lo ratifica cada vez que vota.
Del otro lado hay nombres, slogans y denuncias, pero no hay propuesta. Gente que ayer fue peronista, hoy se dice libertaria y mañana quién sabe. El problema no es cambiar, sino no tener rumbo. Hablan mucho de nuestras políticas, pero no dicen qué harían distinto. No hay proyecto, ni idea de provincia. Solo candidaturas exprés, redes sociales y un poco de cámara.
Un caso: uno fue candidato a intendente de Clorinda hace diez minutos, no logró su objetivo y ya se postula como candidato a diputado provincial. Y si no entra, en octubre lo veremos queriendo ser diputado nacional. Otro ejemplo: una dirigente que en junio está dispuesta a cualquier acuerdo electoral posible, pero a la vez exige ser la primera en la lista para diputada nacional en octubre. ¿Proyecto? Ninguno. Solo ambición personal.
El pueblo formoseño ya ha demostrado que no se deja engañar. Sabe distinguir entre discurso vacío y proyecto con resultados. Por eso, en cada elección, renueva su confianza en el Modelo Formoseño. Porque hay algo que no necesita gritarse para que se note: cuando el producto es bueno, se vende solo.
J.R Lezcano
Nuevo Encuentro