viernes, 9 mayo, 2025
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La nueva esclavitud laboral: el Salario Mínimo como arma de sometimiento en el gobierno de Milei (Por Lic. Faustino Duarte)

En el discurso económico de Javier Milei, las palabras resuenan con una ironía oscura.

Por un lado, el presidente proclama haber destruido la teoría de la explotación laboral, alineándose con las doctrinas libertarias que elevan al empleador a la categoría de benefactor. Por el otro, implementa un Salario Mínimo, Vital y Móvil que no solo no garantiza la supervivencia, sino que profundiza la pobreza estructural, diluyendo las aspiraciones de la clase media y perpetuando la concentración de riqueza en pocas manos.

El reciente ajuste en el SMVM, anunciado el 9 de mayo de 2025, establece un salario de $302.600 para los trabajadores mensualizados, con un aumento gradual hasta alcanzar los $322.000 en agosto.

Pero, ¿qué representa realmente este monto en un escenario de pulverización de salarios impulsado por la devaluación del 118% y las posteriores devaluaciones, que incentivan la llamada bicicleta financiera en detrimento de inversiones productivas que podrían generar puestos de trabajo y con un costo de vida que ha expulsado a millones de argentinos a la marginalidad?

Milei afirma que los trabajadores ‘le compran dinero al empleador’, una declaración que no solo trivializa la noción de explotación laboral, sino que omite el hecho fundamental de que ese dinero no alcanza para adquirir los bienes básicos. Según los indicadores oficiales, el consumo de leche ha caído a niveles históricos, el de carne es el más bajo en décadas, mientras que las ventas de autos de alta gama y propiedades de lujo experimentan un auge inusitado.

Es la marca de un modelo económico que, lejos de erradicar la esclavitud laboral, la institucionaliza.

En el marco del 11º Latam Economic Forum, Milei insistió en que los empleadores ‘venden dinero’ a los trabajadores, en una reinterpretación sesgada de la teoría del valor que desvincula al capitalista de cualquier responsabilidad sobre el trabajo humano explotado. En su visión, el empresario se convierte en un comerciante de pesos y el trabajador en un mero comprador de dinero, una falacia que insulta la inteligencia y el sufrimiento de quienes perciben ingresos por debajo de la línea de pobreza.

A esto se suma la dolarización endógena que Milei defiende como solución mágica para ‘sacar los dólares del colchón’, una propuesta que, de prosperar, solo consolidará a los sectores más ricos mientras empuja a la mayoría hacia un futuro de precariedad laboral crónica.

El gobierno de Milei no está erradicando la esclavitud laboral, la está reconfigurando. Ha convertido el Salario Mínimo, Vital y Móvil en un arma de sometimiento económico, un látigo moderno que golpea con la mano invisible del mercado.

En contraposición, la encíclica ‘Rerum Novarum’ de León XIII, publicada en 1891, señala que el salario debe ser suficiente para sostener dignamente al trabajador y a su familia, condenando cualquier sistema económico que reduzca al trabajador a una mera mercancía y perpetúe la injusticia social.

Esta doctrina, centrada en la justicia social y el bienestar del trabajador, contrasta abiertamente con las políticas de Milei, que al promover la pulverización salarial y la concentración de riqueza en pocas manos, se aleja de los principios éticos y humanitarios establecidos por la Iglesia.

Y mientras los índices de consumo caen, las fortunas de los sectores más privilegiados crecen.

La historia del capitalismo salvaje se está reescribiendo en tiempo real, y los esclavos del siglo XXI son aquellos trabajadores que, según Milei, solo compran dinero mientras pierden su dignidad.

Faustino Duarte

  • Lic. en Historia

Pdte.CEPF

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