El aguinaldo suele representar un «salvavidas» para muchas personas, ya que se trata de un cobro extra, un 50% del sueldo en relación en dependencia. En esta línea, es muy común que el dinero del aguinaldo se «esfume» si no se administra.
Por lo tanto, la clave está en definir un objetivo y apuntar a este. De esta forma, se puede lograr el objetivo propuesto.
Poner en orden las deudas
Uno de los destinos más inteligentes para utilizar este dinero es cancelar o reducir deudas con altas tasas de interés, como las de tarjetas de crédito o préstamos personales. Este tipo de obligaciones suelen crecer con rapidez, ante un incumplimiento, debido a que aplican interés compuesto, es decir, intereses de los intereses.
Por ejemplo, si contás con una deuda de tarjeta que tiene una tasa anual del 100% o más, pagarla cuanto antes te libera de intereses que se acumulan mes a mes. Usar el aguinaldo puede permitir achicar o eliminar esas obligaciones y mejorar la salud financiera.
Crear un fondo de emergencia
Es muy común que las personas que viven con lo justo mes a mes, y ante cualquier imprevisto, como un problema costoso de salud o una reparación de un auto, puede ocasionar un desequilibrio en las finanzas personales.
Por lo tanto, un fondo de emergencia genera un respaldo que le permite a los usuarios enfrentar esos momentos sin caer ante una deuda. La clave para evitar «tentarse» en gastar es contar con una cuenta separada, que no se utilice para gastos diarios.
Esta puede ser una caja de ahorro remunerada, un fondo común conservador o dólares, siendo recomendable hacer una combinación de varios instrumentos.
Asignar un porcentaje a gastos que se quieran hacer
En el caso de tener una tendencia al gasto, la clave es asignar un porcentaje del aguinaldo para disponer libremente y gastar en lo que se desee. Si bien la mejor opción es invertir o ahorrar el dinero, esta opción es mejor a no establecer un dinero para estos gastos y terminar gastando más de la cuenta, generando que el aguinaldo se «esfume».
Un ejemplo puede consistir en dividir el aguinaldo en porcentajes: 50% para ahorro, 30% para anticipar gastos futuros, y 20% para disfrute personal. De esta forma, el aguinaldo logra un mejor propósito en lugar de gastarlo en compras impulsivas y sin valor.
Anticiparse a gastos importantes
Otra estrategia muy útil es usar parte del aguinaldo para cubrir gastos que se van a tener dentro de poco. Por ejemplo: útiles escolares, seguros, arreglos en el hogar, mantenimiento del auto o impuestos.
En lugar de que esos gastos generen un desbalance en el mes, ocasionando deudas, se puede anticipar y aliviar los compromisos futuros. Además, en muchas ocasiones, si se compra con anticipación (como útiles escolares en diciembre) se consiguen mejores precios que en plena temporada alta.
Además, en algunas compras y servicios, si se paga de contado, es probable ahorrarse intereses o aumentos de precio.
Invertir el dinero
Para aquellas personas que ya tengan controladas sus deudas y gastos inmediatos, pueden destinar parte del aguinaldo en invertir. Cabe resaltar que no hace falta ser un especialista, ni tener una gran adversión al riesgo, ya que existen opciones para iniciar con poco dinero y conocimiento, como es el caso de los fondos comunes de inversión, Cedears, plazos fijos e incluso criptoactivos.
Por último, se puede invertir en uno mismo. Por ejemplo, pagar un curso o especialización que permita mejorar los ingresos u aspirar a una mejora salarial. La ventaja de este tipo de inversión es que nunca desaparece.