Cada 12 de junio, se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, una jornada que obliga a mirar con honestidad una realidad que todavía golpea con fuerza en muchos países.
Desde el año 2000, el número total de niños en situación de trabajo infantil se redujo casi a la mitad, pasando de 246 millones a 138 millones. Aunque los datos globales muestran una reducción de más de 20 millones de niños trabajadores desde 2020, la meta de erradicar por completo esta práctica para 2025 parece cada vez más lejana. Y no por falta de diagnósticos, sino por ausencia de voluntad política en muchos sectores del poder.
El trabajo infantil no surge de la nada. Es consecuencia directa de la pobreza, la exclusión, la falta de oportunidades y la ausencia de sistemas de protección.
Al respecto, el doctor Robert Iván Medina Patiño, director de Niñez y Adolescencia, expresó que “en la Argentina actual, marcada por una profunda crisis económica y un modelo de ajuste que desfinancia áreas clave del Estado, la situación de la infancia se vuelve más vulnerable”.
Las reducciones en el apoyo a la educación, la protección social y los medios de subsistencia pueden empujar a familias ya de por sí en situación crítica, al borde del abismo.
“Cuando se eliminan o recortan programas sociales, se debilitan organismos de protección de derechos, se desfinancia la educación pública o se despide a trabajadores esenciales, lo que se ataca no es sólo una estructura institucional, sino que se compromete directamente el presente y el futuro de millones de niñas, niños y adolescentes” reforzó.
No obstante, frente a ese escenario adverso, Formosa elige otro camino. El Estado provincial decide estar presente con una política pública sostenida que prioriza el desarrollo integral de la niñez.
“Mientras en otras jurisdicciones se desmantelan instituciones, aquí se las fortalece,” manifestó Medina Patiño.
“Hablar de niñez en Formosa es hablar de escuelas gratuitasa lo largo y ancho del territorio provincial, de maestras y maestros comprometidos que sostienen el vínculo con las familias, de comedores escolares funcionando, de centros de desarrollo infantil que cuidan a los niños desde sus primeros años de vida, de equipos de protección de derechos que acompañan, de una red de salud pública que llega hasta los rincones más alejados. Es hablar de un Estado presente que, pese a las dificultades, no abandona”, subrayó.
El trabajo infantil interrumpe trayectorias educativas, daña el desarrollo físico y emocional, y perpetúa los ciclos de pobreza y desigualdad que muchas veces se heredan de generación en generación. La niñez no trabaja, debe aprender, jugar y soñar.
Por eso, este 12 de junio no es sólo una jornada de reflexión.Es también un momento para defender lo construido y alertar sobre lo que se está desmantelando.
“Porque se entiende que donde hay un niño o niña, hay un derecho que debe ser cuidadoy retroceder en ello sería una herida demasiado costosa para el presente y el futuro de nuestro país”, finalizó el funcionario.