viernes, 20 junio, 2025
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Manuel Belgrano. Bandera de lucha, no de obediencia

El legado de Belgrano hoy

Este 20 de junio, mientras el gobierno de Milei continúa profundizando el ajuste, vaciando el Estado, entregando los recursos nacionales y reprimiendo a quienes se organizan para resistir, se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento de Manuel Belgrano, figura reivindicable no como un prócer domesticado por los manuales, sino como un revolucionario de vanguardia, al servicio del pueblo y no de los poderosos.

Belgrano fue mucho más que el creador de la bandera. Fue uno de los cuadros más lúcidos de la Revolución de Mayo, aún con contradicciones, fue un político radicalizado por el proceso revolucionario que enfrentó tanto al colonialismo español como a la oligarquía comercial porteña, aliada de los intereses británicos. En plena lucha por la independencia, Belgrano propuso la reforma agraria, defendió la industria nacional, el comercio justo, la educación gratuita y hasta el reconocimiento del rol de las mujeres en la revolución. Ideas que, aún hoy, siguen incomodando al poder.

La bandera celeste y blanca que enarboló el 27 de febrero de 1812 y que se oficializó recién después de su muerte, un 20 de junio de 1820, no fue un gesto decorativo. Fue un acto político. Un símbolo de lucha por la soberanía y la emancipación de las clases populares. Esa bandera no fue pensada para izarse en actos oficiales al servicio de gobiernos ajustadores, sino para representar un proyecto de país basado en la independencia económica, la soberanía y la dignidad de los pueblos. Los colores de nuestra bandera, no fueron aceptados rápidamente por los sectores mas conservadores. Por eso la insistencia de Belgrano fue clave y mostraba su radicalización, aunque siempre la propia historia intento suavizar esa discusión,  diciendo que eran  colores de la iglesia por el manto de la virgen, entre otras comparaciones. Esas vinculaciones tiradas al azar,  sólo buscan  desmerecer la obstinación de Belgrano.

Hoy, cuando la derecha libertaria usa la palabra “libertad” para justificar despidos, represión, hambre y saqueo, el ejemplo de Belgrano cobra nueva fuerza. Él fue parte de una generación que enfrentó al poder real con un proyecto transformador. Hoy, esa tarea continúa en manos de quienes enfrentan la motosierra de Milei, las privatizaciones, el negacionismo histórico y la entrega de los bienes comunes. Reivindicar a Belgrano es ponerse del lado de quienes luchan en defensa de la salud pública, la educación, los derechos laborales y la soberanía nacional.

Por eso este 20 de junio no es una fecha vacía. Es una jornada para volver a tomar la bandera —no como símbolo abstracto— sino como proyecto de futuro. Defender esos ideales y colores, y trabajar para que alguna vez nuestra bandera sea parte de un paño mundial,  superando los límites y construyendo también una gran patria, como los sectores mas revolucionarios de aquellos momentos históricos de nuestra tierra. Un desafío enorme que tenemos todos los revolucionarios.

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