En los últimos días, dos graves incidentes encendieron las alarmas sobre el uso de braseros como método de calefacción en hogares formoseños. Un incendio en el barrio San José Obrero y un caso de intoxicación por monóxido de carbono en el barrio 28 de Junio evidencian los riesgos de recurrir a este tipo de dispositivos caseros ante las bajas temperaturas.
Uno de los hechos ocurrió el miércoles alrededor de las 19:25 horas, cuando una llamada al número de emergencias alertó sobre un incendio en una vivienda ubicada sobre la calle Eva Perón al 1665, en el barrio San José Obrero. Según informó al Grupo de Medios TVO el Comisario Fabián López, jefe del cuerpo de Bomberos de la Policía de Formosa, una dotación del cuartel central acudió de inmediato al lugar y logró controlar el fuego tras unos 25 minutos de trabajo.
La vivienda afectada corresponde a un inquilinato, y si bien no hubo víctimas ni personas lesionadas, los daños materiales fueron de consideración. Según las pericias realizadas, el foco ígneo se habría iniciado por un brasero encendido que la moradora había colocado cerca de una puerta de madera y una cortina, lo que provocó que una chispa alcanzara estos materiales y generara una rápida propagación de las llamas dentro de la casa.
“En esta época del año, muchas familias recurren a braseros que queman materiales sólidos como carbón o leña. Estos elementos, además de ser inflamables, emiten monóxido de carbono, un gas invisible, inodoro y altamente tóxico”, advirtió el comisario López. “El monóxido consume el oxígeno del ambiente, y en espacios cerrados puede provocar intoxicaciones graves o incluso fatales”, agregó.
Tan solo días antes, otro incidente relacionado con braseros tuvo lugar en el barrio 28 de Junio (ex Lote 110). Durante la madrugada, efectivos del Comando Radioeléctrico Policial asistieron a un hombre que yacía inconsciente frente a su vivienda. Los oficiales lograron reanimarlo con maniobras de RCP y lo trasladaron de urgencia al centro de salud del barrio, donde fue estabilizado.
Momentos antes, la pareja del hombre y sus dos pequeños hijos, de 5 y 2 años, ya habían sido atendidos por síntomas compatibles con intoxicación por monóxido de carbono. Según relató la familia, habían dejado un brasero encendido durante la noche para combatir el frío, lo que derivó en la intoxicación de todos los integrantes del hogar.
Afortunadamente, todos fueron asistidos a tiempo y se encuentran fuera de peligro. A través de un comunicado, la familia agradeció la rápida intervención policial y médica, comprometiéndose a no volver a utilizar braseros dentro de la vivienda.
Desde el Cuerpo de Bomberos, se reiteran las recomendaciones básicas para evitar tragedias: no usar braseros o estufas a leña dentro de ambientes cerrados, mantener ventilación cruzada permanente, y nunca dejar encendidos estos dispositivos al momento de dormir o ausentarse del domicilio. Asimismo, se recomienda prestar atención al color de la llama en las cocinas y estufas a gas: si esta es anaranjada o amarilla, puede indicar una combustión incompleta y la presencia de monóxido.
Ambos casos sirven como doloroso recordatorio de que, ante el frío, el peligro no siempre está en las temperaturas extremas, sino en las decisiones que se toman para enfrentarlas.