Una vecina del barrio Villa Lourdes denunció el sufrimiento que padecen los habitantes de la zona debido a la presencia de aguas servidas en la intersección de las calles José María Cabezón y Madariaga, una problemática que, según relató, se prolongó por más de 15 días.
La situación, que ha generado un foco de contaminación y malestar, solo encontró una promesa de solución tras la difusión de un video enviado a la empresa de servicio de agua.
La problemática fue expuesta por Norma, una vecina del barrio, durante una entrevista telefónica en el programa «Exprés En Radio FM VLU 88.5». Con un tono de indignación y resignación, Norma describió el calvario diario que ella y sus vecinos han enfrentado. «Era imposible estar del olor nauseabundo que había del agua servida en la calle», relató, detallando que la fetidez era tan intensa que provocaba ganas de vomitar y se impregnaba en las viviendas, impidiendo la vida normal.
La vecina afirmó haber intentado comunicarse con Aguas de Formosa en reiteradas ocasiones, pero sus reclamos no fueron escuchados. La inacción de la empresa de servicios llevó a Norma a recurrir a la difusión de videos que evidenciaban la gravedad de la situación. Fue precisamente esta prueba audiovisual la que, según su testimonio, finalmente motivó una respuesta.
«En este preciso momento, antes que ustedes me llamaran, se apersonaron con un camión», reveló Norma, visiblemente molesta. Sin embargo, la llegada del personal de la empresa vino acompañada de un cuestionamiento que la irritó aún más. «‘¿Y por qué usted nomás llama?’», le preguntaron, a lo que Norma respondió con una pregunta retórica: «Disculpe, ¿es necesario que llame todos los de la cuadra para que atiendan un petitorio?». Su reclamo no solo era por la falta de atención, sino por la burocracia y la falta de empatía ante una situación que afectaba la salud pública.
Promesas de Solución y la Lucha por la Sanidad
A pesar de la indignación, el personal le aseguró a Norma que el problema sería solucionado en el transcurso del día. Aunque escéptica, la vecina se aferra a la esperanza. «Me dijeron que hoy lo solucionan», comentó, si bien confesó que ya «estoy acostumbrada de las mentiras» y que solo «pongamos en manos de Dios que ocurra el milagro».
Esta frase refleja la profunda desconfianza que se ha instalado en los vecinos tras 15 días de espera.
La problemática de las aguas servidas no es solo una molestia, sino un grave problema de salud.
Norma señaló la contradicción de las campañas de prevención de enfermedades como el dengue o el COVID, cuando la propia empresa de servicios públicos no mantiene las condiciones sanitarias adecuadas.
«Y cómo me voy a cuidar si ellos no nos cuidan manteniendo como debe ser las obras públicas en condiciones?», cuestionó. La situación le ha provocado tal nivel de estrés que, al momento de la entrevista, se dirigía a una consulta médica, evidenciando el impacto directo que la falta de saneamiento tiene en la calidad de vida de los ciudadanos.