sábado, 16 agosto, 2025
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Trump creó definitivamente un nuevo orden global del comercio y las inversiones

El 8 de agosto comenzó el nuevo sistema de poder mundial basado en el comercio y las inversiones con eje en EE.UU., que abarca 170 países y que ha sido una creación deliberada de Donald Trump.

La regla de esta extraordinaria construcción es la necesidad de revertir el gigantesco déficit comercial y de cuenta corriente de EE.UU., que asciende este año a US$ 1,6 billones y es una de las causas fundamentales del desequilibrio básico de la economía mundial.

Los dos parámetros cruciales que guían al gobierno de Trump son: a) la magnitud del déficit comercial con EE.UU. que presentan los distintos países del mundo; y b) la necesidad para las exportaciones estadounidenses de abrir los mercados de estos países con arancel cero (0%).

El eje del nuevo orden global es EE.UU. en su doble condición de eje irrestricto del capitalismo contemporáneo y que aspira a convertir, a través de su superior productividad, su actual predominio en una hegemonía plena sobre el sistema en su conjunto.

Los datos de la economía norteamericana son suficientemente reveladores del éxito de Trump en el ejercicio pleno de esta estrategia: tras haberse contraído 0,5% en el 1° trimestre del año, EE.UU. se expandió 3% entre abril y junio, 1 punto por encima de las previsiones más optimistas; y lo hizo con una inflación de 2,7% anual, que implica una caída de medio punto respecto al alza de 3,4% experimentada en el trimestre anterior.

Todo esto ocurrió mediante una reducción sistemática del déficit fiscal practicada por el Secretario del Tesoro Scott Bessent que lo llevaría de 6,4% del PBI en 2024 a 3% en 2028. Al mismo tiempo, lo recaudado por los nuevos aranceles establecidos por el gobierno de Trump que son los más elevados de la historia desde la década del ´30 (17,8%), alcanzaría a más de US$ 300.000 millones en 2025, destinados en su totalidad a pagar en forma anticipada la deuda pública de US$ 37 billones y de esa manera comenzar a disminuirla.

Lo notable es que esta política de tarifas súper altas en vez de aumentar la inflación la ha reducido y en vez de limitar el comercio internacional lo ha multiplicado.

La clave de este acertijo reside en dos cuestiones centrales: a) los exportadores extranjeros prefirieron asumir prácticamente la totalidad del costo de los nuevos aranceles, ante el riesgo de perder espacios en el mayor mercado de consumo del mundo; y b) todo esto ha sido acompañado por una extraordinaria desregulación que ha desatado la pasión por invertir e innovar (animal spirits) propia de la civilización norteamericana, con rebaja de costos en todos los planos y sectores, y ante todo el de los combustibles.

El núcleo de este nuevo orden global es la alianza estratégica con China, que se ha manifestado en la transferencia prácticamente sin restricciones de la tecnología más avanzada de la Inteligencia artificial.

Significativamente, Brasil se ha convertido debido a la política de desdolarización lanzada por el presidente Lula en el seno de los BRICS en el principal adversario de EE.UU. en este nuevo orden global, porque Donald Trump afirma que la búsqueda de una moneda alternativa al dólar estadounidense afecta los “intereses vitales” de su condición de superpotencia.

El verdadero indicador del éxito del nuevo sistema es el formidable boom de inversiones que recibe EE.UU. en el momento actual y que puede estimarse en US$ 6,5 billones a partir de la aprobación del Presupuesto 2025.

Lo fundamental es advertir la direccionalidad estratégica de esta gigantesca masa de inversiones provenientes del mundo entero, que se destina en más de 80% al desarrollo y consolidación de la infraestructura productiva y energética de la Inteligencia artificial, la tecnología decisiva del siglo XXI.

El principal instrumento de canalización de esta excepcional ola inversora lo revela la auténtica “euforia” que muestra Wall Street en los últimos 3 meses, donde todos los indicadores sin excepción han trepado a niveles record, incluyendo S&P500 y Nasdaq, que han adquirido los niveles más elevados de la historia de los mercados bursátiles norteamericanos.

Siempre hay que subrayar que más de 90% de la inversión norteamericana se realiza en capitales intangibles (patentes, marcas, reorganización empresaria, formación constante del personal), conocimiento en definitiva. Esta es la clave más profunda del extraordinario capitalismo estadounidense.

La inversión en EE.UU. alcanzó a US$ 4,7 billones en 2024, el doble que la inversión combinada de Alemania, Francia, Reino Unido y Japón y este año se duplicaría o más. Todo esto se realiza en capitales intangibles, lo que es un premio a la innovación y la creatividad. Esta es la razón de ser y la explicación básica del genio del capitalismo estadounidense, hoy centrado en el dominio pleno del ciclo de la Inteligencia artificial.

Lo más importante es advertir que Trump ha desatado esta auténtica pasión por innovar e invertir – los animal spirits – que está en la esencia misma del país de la frontera y del eterno amanecer, en los términos de Alexis de Tocqueville.

Esto es lo que está en juego en EE.UU y en el mundo en este año crucial de 2025

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