El estudio «32 años de Coparticipación en Argentina» del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) arroja luz sobre la compleja y a menudo opaca «distribución efectiva» de los recursos tributarios nacionales.
Lejos de ser un sistema estático, el informe subraya que ha sido un proceso de «cambios permanentes» desde 1993. En este contexto de inestabilidad, la provincia de Formosa emerge como un caso de estudio particular, mostrando un crecimiento en su participación que contrasta con el estancamiento o retroceso de otras jurisdicciones.
La posición de Formosa en la matriz de distribución
El IARAF clasifica a las provincias en grupos homogéneos para un análisis más preciso. Formosa se ubica en el grupo de «Bajos ingresos y baja densidad poblacional» (BI-BD), una categoría que comparte con provincias como Catamarca, La Rioja, Salta, San Juan y Santiago del Estero.
Esta categorización es vital porque ayuda a contextualizar el flujo de recursos que recibe la provincia y a compararla con sus pares.
A lo largo del tiempo, la distribución efectiva de recursos—que considera no solo las transferencias automáticas, sino también las no automáticas y las detracciones— es la que revela el verdadero impacto financiero en las arcas provinciales.
Un crecimiento que destaca en un “juego de suma cero”
El informe del IARAF identifica a Formosa como una de las nueve jurisdicciones que ha logrado un incremento en su coeficiente primario efectivo de coparticipación con respecto al año 1993.
Con un aumento del 5%, la provincia se sitúa como la sexta en esta lista, una posición que demuestra su capacidad para mantenerse e incluso crecer dentro de un sistema que el informe define como un «juego de suma cero». Esto significa que la ganancia de una provincia, como Formosa, a menudo se produce a expensas de la pérdida de otra.
Este crecimiento es notable porque ha ocurrido en un marco de constantes modificaciones al régimen original de coparticipación. El informe destaca que una parte significativa de la recaudación nacional ha sido “detraída” antes de ser coparticipada, lo que ha reducido la porción de recursos que se distribuye a las provincias.
El incremento del 5% para Formosa, por tanto, representa un logro significativo en un contexto de constantes desafíos para las finanzas provinciales.
Más allá de la coparticipación: El desafío del financiamiento integral
El análisis del IARAF va más allá de la coparticipación automática y subraya la importancia de las transferencias no automáticas. Estas transferencias, que a menudo se utilizan para compensar a provincias específicas, han sido cruciales para el sistema.
El informe revela que el componente no automático ha ganado relevancia, especialmente para provincias como Buenos Aires y CABA. La «distribución efectiva» de los recursos nacionales, que incluye tanto los envíos automáticos como los no automáticos, es lo que finalmente determina la capacidad de financiamiento real de cada jurisdicción.
El estudio del IARAF concluye con un llamado a la reflexión: una discusión seria sobre la coparticipación federal no puede limitarse a este sistema. Debe integrar también la «recaudación propia» de cada provincia y, fundamentalmente, sus «responsabilidades de gasto».
Esta visión más completa es indispensable para entender la capacidad financiera de Formosa y de todas las provincias, y es el punto de partida para cualquier reforma estructural que busque una distribución de recursos más equitativa y sostenible en el futuro.
Este análisis periodístico se basa en el informe del IARAF «32 años de Coparticipación en Argentina. La distribución efectiva de recursos entre la Nación, las Provincias y CABA – Parte primaria«, con fecha 27 de julio de 2025.