Si cada familia limpia y controla a diario su patio y alrededores, y utiliza el larvicida gratuito que entregan los brigadistas, se corta el ciclo del Aedes aegypti y se evita la transmisión del dengue en la comunidad.
Aún en una situación epidemiológica estable y durante la temporada invernal, el riesgo de criaderos del mosquito Aedes aegypti persiste dentro y fuera de los domicilios: cualquier objeto o recipiente que acumule agua puede transformarse en un foco.
Por ello, el Ministerio de Desarrollo Humano hizo hincapié en una consigna simple y cotidiana: dedicar cinco minutos cada día para revisar y eliminar todo lo que junte agua en patios, balcones y alrededores.
El subsecretario de Medicina Sanitaria, el doctor Manuel Cáceres, señaló: “La clave está en la rutina diaria de cada hogar: revisar, vaciar, tapar o eliminar botellas, latas, macetas, cubiertas, juguetes rotos y cualquier objeto que acumule agua; y mantener baldes, tambores, piletas y cisternas tapados herméticamente o boca abajo cuando no se usen”.
En esa línea, el funcionario recordó: “Además de la limpieza diaria, es fundamental aplicar el larvicida en los recipientes que no pueden taparse (aljibes, cisternas u otros). Es gratuito, seguro para personas y animales, y elimina las larvas antes de que se conviertan en mosquitos adultos”.
Las acciones en terreno, coordinadas por el Departamento de Vectores y Zoonosis, junto a los efectores sanitarios de cada localidad, incluyen concientización domiciliaria, entrega de larvicida y demostraciones de uso, y se complementan con descacharrizado y fumigaciones, además de la orientación sobre el uso correcto del repelente y su renovación a lo largo del día.
Cáceres remarcó el rol social en la prevención: “Sin el compromiso cotidiano de la comunidad no se puede hacer frente al mosquito: el arduo trabajo de las brigadas es necesario, pero no alcanza por sí solo. La prevención empieza en cada casa, todos los días, porque el mosquito vive y se cría en las viviendas y sus alrededores”.