El periodista Fernando López, a través de FM VLU 88.5, ha desenterrado un escándalo que va más allá de un simple conflicto administrativo. Su análisis sobre las pensiones por incapacidad en Formosa es una crítica mordaz al sistema, a la clase política y a las profundas injusticias que se cometen en nombre del Estado. La situación, descrita como un “desastre”, revela la ineficacia y la manipulación de un programa social diseñado para los más vulnerables.
Un proceso fallido y la política del miedo
López detalla un proceso de auditoría que parece diseñado para fracasar. Con un 74% de citaciones que no llegaron a sus destinatarios, el problema no es solo burocrático, sino que tiene raíces políticas. El periodista acusa a dirigentes de la oposición de retener los telegramas por miedo a la factura política, demostrando que el bienestar de los ciudadanos queda relegado a la conveniencia electoral. Esta situación, según López, es un eco de lo ocurrido con Macri, pero con una intensidad mucho mayor, lo que deja entrever un deterioro en la gestión y en la moralidad pública.
La campaña electoral como campo de batalla
El escándalo de las pensiones se ha convertido en el principal caballo de batalla de la campaña electoral. López pronostica que octubre será un “campo minado”, donde el gobierno provincial le endilgará toda la responsabilidad a La Libertad Avanza, culpando a Milei y a sus representantes locales, Atilio Basualdo y Gabriela Neme, de “quitar los derechos” a la gente. Esta maniobra busca generar una confrontación directa, llevando a los afectados a reclamar a la carpa del oficialismo. La crítica de López se centra en cómo un problema social tan grave es utilizado cínicamente para ganar votos, en lugar de ser resuelto.
La farsa de la “incapacidad” y la desigualdad oculta
López no solo critica la gestión, sino también la integridad del sistema. La existencia de casos absurdos, como el de una persona que cobra una pensión por haberse operado el apéndice, es una bofetada a la lógica. El periodista lo describe como un acto “delirante” que no solo desvía plata del Estado a quienes no la necesitan, sino que también justifica que quienes sí la merecen no la reciban. Su crítica va más allá: el problema no es la “incapacidad” de los ciudadanos, sino la incapacidad del Estado para generar empleo y oportunidades.
Un punto crucial y desgarrador de su análisis es la invisibilidad de la pobreza en el interior de la provincia. López denuncia que “los indigentes y los pobres del interior no se cuentan,” ya que las mediciones se centran solo en la capital. Esta omisión deliberada no solo oculta la dramática realidad de Formosa, sino que también perpetúa un sistema que abandona a los más desprotegidos. Las pensiones, en este contexto, se han convertido en un subsidio a la pobreza en lugar de ser una ayuda para la verdadera incapacidad.
El grito de alerta y la necesidad de un cambio
El periodista concluye con un llamado de atención. La cantidad de 39,000 personas con pensión por incapacidad es, para él, una cifra sin explicación lógica que revela una crisis de salud y económica. En lugar de ser un sistema de apoyo, se ha convertido en una “vaca sagrada” que nadie se atreve a tocar por miedo a las consecuencias políticas. La crítica final de López es demoledora: el problema no es el pobre, sino la falta de fomento al trabajo y a la industria. La nota periodística no es solo un reporte; es un diagnóstico crudo de un sistema que ha perdido su rumbo, en el que la dignidad de la gente se vende por un puñado de votos.