12/09/2025 14:22hs.
La escena fue conmovedora. Miguel Ángel Russo llegó el jueves a la Bombonera para estar presente en la práctica de fútbol de Boca y sus jugadores se acercaron uno por uno para saludarlo con un beso. Se sentía bien y le quedaba cerca de su casa. Pero este viernes, el DT xeneize redobló la apuesta y volvió a decir presente en Ezeiza. Un paso más en su deseo de ir a Rosario para vivir otra jornada seguramente repleta de emociones: ¿puede ser su despedida o el paso previo a un nuevo rol en el club?
Hay muchas versiones en las últimas semanas en Boca Predio, a medida que los estudios médicos se convirtieron en una internación de cinco días y luego, reposo en su casa sin poder asistir a los entrenamientos. Pero oficialmente se dijo poco y nada. Apenas un mensaje del doctor Jorge Batista dándole aliento y las publicaciones del club en redes recién el jueves en la vuelta: «Tu alegría es la nuestra, querido Miguel». No más que eso. Silencio oficial.
El día a día no cambió tanto
Puertas adentro, más allá de la ausencia de quien toma las decisiones, no cambió tanto el día a día: al no haber fecha el fin de semana pasado, Claudio Úbeda estuvo al frente de los trabajos como lo viene haciendo habitualmente, porque la realidad es que Miguel ya venía retrayendo su actividad y delegando la conducción en sus colaboradores.
Úbeda dando indicaciones en la práctica en la Bombonera.
De hecho, en su reapación en la Bombonera, en otra muestra de su coraje, Russo presenció un entrenamiento que llevó adelante su cuerpo técnico. Saludó, se sentó en el banco de suplentes y desde allí monitoreó. Sus asistentes repartieron las pecheras y dieron las indicaciones. Miguelo fue observador en una práctica cerrada a la prensa, en la cual las cámaras del club cuidaron cada imagen difundida posteriormente.
La última vez de Russo fue ante Aldosivi en Mar del Plata, donde quedó expuesto en un video de la transmisión que se viralizó y que generó distintas reacciones. Muchas de ellas, contra ESPN por no haberlo cuidado.
La charla grupal en la Bombonera, el jueves en la vuelta de Russo.
Al otro día, a partir de lo que generó esa imagen, su histórico ayudante de campo Hugo Gottardi fue crudo en una declaración radial: «Lo veo demacrado, cansado». No hizo más que decir lo que muchos sabían, veían y no se atrevían a decir por respeto. Y la internación posterior, entre el martes y el viernes, dio motivos concretos para que el Mundo Boca se preocupe por su querido DT.
La esperada vuelta de Russo
Siempre se dijo, sin embargo, que Russo quería dejar la clínica para volver pronto al trabajo. Se perdió entrenamientos, pero no faltó a ningún partido. Y tras su reaparición en estas dos jornadas, apunta a ir a Rosario, aunque aún no está claro si viajará el sábado con el plantel o lo hará por su cuenta, sumándose directamente el domingo.
En Boca, lejos están de apurarlo o presionarlo. Van a dejar que Miguelo tome la decisión que tenga que tomar sobre su futuro en el cargo y en todo caso, el nuevo rol que fue asumiendo naturalmente por su salud, estando presente cuando quiera y pueda, así sea para acompañar. Úbeda y el resto del cuerpo técnico cuentan con el apoyo de Juan Román Riquelme y los jugadores. Lógicamente, atado a los resultados como en cualquier club.
La presión de la familia para que no siga
Los rumores de despedida, de último partido como DT en un cruce justamente muy especial, no tienen que ver tanto con urgencias de la conducción xeneize sino con un deseo de su familia y la salud, por supuesto. La tensión que existe en sus familiares, que nunca estuvieron muy convencidos de esta tercera etapa en Boca, con todas las exigencias y presiones que implica. Muy por encima de Rosario Central y San Lorenzo, sus anteriores equipos. «Estábamos tranquilos en Rosario», se escuchó decir a algunos de sus íntimos.
Miguel Angel Russo –
Russo volvió a los entrenamientos con Boca tras la internación
Video: Boca
«El fútbol te salva», se dijeron en algún momento Julio Falcioni y Diego Maradona cuando se saludaron en un Banfield – Gimnasia. Y Miguel, pese a su delicada salud, siente que su lugar es la cancha y no la quiere abandonar. Pero esta vez, más que nunca, su familia está incluso enojada y presiona para que no siga. «Es un partido especial, se siente como de despedida», comentan por lo bajo en su entorno.
Boca posiblemente no se meta. Mientras que Russo irá definiendo de acuerdo cómo se vaya sintiendo, las recomendaciones médicas y su familia, a la que por ahora «nunca le dio bola», como dijo su ex ayudante Gottardi. No hay nada escrito por el momento. Es día a día.
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