lunes, 29 septiembre, 2025
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Angustiosa espera de la familia Noguera por justicia: un misterio que se extiende


En un rincón de la provincia de Formosa, la tranquilidad de un pequeño pueblo se ha visto fracturada por un enigma que se profundiza con el paso del tiempo. La desaparición de Eduardo Noguera, un vecino de la localidad de Pirané, ocurrida en febrero del 2025, ha desatado una ola de incertidumbre y dolor que parece no tener fin. A través de una conmovedora entrevista en el programa radial «Exprés En Radio», Cassandra Noguera, hija de la persona desaparecida, ha compartido la angustia que vive su familia, exponiendo una dolorosa realidad: la búsqueda de respuestas se ha estancado en un muro de silencio, y la falta de acción por parte de las instituciones pone en jaque la confianza en el sistema judicial.

El 22 de febrero, Eduardo Noguera, un hombre que necesitaba caminar a diario por razones de salud, salió de su casa y no regresó. Así de simple y a la vez, así de trágico. La familia inició una desesperada búsqueda que, al cabo de 10 días, tuvo un hallazgo tan macabro como inexplicable: se encontraron restos óseos en un baldío a tan solo una cuadra de su vivienda. Este lugar, según el relato de Cassandra, ya había sido rastrillado en días anteriores, lo que suma una capa de misterio a este inquietante caso.


Un hallazgo que generó más dudas que certezas

El descubrimiento de los restos, que incluyó una prenda de vestir similar a la que Eduardo solía usar, pareció marcar el final de la búsqueda y el comienzo de una nueva etapa. Sin embargo, en lugar de respuestas, la familia Noguera se encontró con una cadena de inacción y desidia. El comisario mayor Horacio Bueno, jefe de la Unidad Regional número 2 de Pirané, declaró en su momento que los restos serían enviados a pericias para determinar su identidad a través de pruebas de ADN. Se esperaba un proceso que, aunque con sus tiempos, brindaría una respuesta definitiva. Hoy, seis meses después, esa respuesta sigue sin llegar.

«Hasta el momento nosotros no tenemos respuestas, digamos, de la parte forense ni del juzgado sobre a quién pertenecían esos restos óseos», confesó Cassandra con la voz quebrada por la frustración. La búsqueda de Eduardo se dio por finalizada de facto, y la familia no ha recibido más información sobre la investigación. La gran pregunta que los atormenta es: ¿qué pasa si el ADN da negativo? En ese caso, se habrían perdido valiosos meses en los que Eduardo podría haber sido buscado, y el caso regresaría al punto de partida, con un tiempo irrecuperable.


El reclamo de una familia: Verdad y justicia

La incertidumbre es el motor del dolor que siente la familia. «La incertidumbre no saber es lo que nos está matando», afirmó la hija de Eduardo. Si los restos son de su padre, necesitan la confirmación para poder iniciar un duelo. Si no lo son, la búsqueda debe reanudarse de inmediato. En cualquier caso, exigen justicia y que los responsables, si es que los hay, paguen por lo que sucedió. Es inconcebible, sostiene Cassandra, que en un pueblo como Pirané, donde todos se conocen y la familia es «gente laburadora de toda la vida» que nunca tuvo problemas con nadie, puedan ocurrir este tipo de hechos macabros.

El caso de Eduardo Noguera es un claro ejemplo de la desprotección y la inacción que, según el testimonio de la familia, plaga el sistema judicial en Formosa. A pesar de los constantes intentos por obtener información en el Juzgado de Instrucción Correccional Cuatro de Formosa, la familia no ha recibido una respuesta que les brinde un mínimo de esperanza. Esta falta de respuestas ha llevado a la familia Noguera, y a otras familias con casos similares, a manifestarse públicamente para que sus voces sean escuchadas. «No puede ser que Formosa tenga que ser un mundo aparte donde no haya justicia», sentenció Cassandra, haciendo un llamado a la sociedad y a las autoridades para que este tipo de casos no queden en el olvido.

La situación de los Noguera es un recordatorio de que, incluso en un sistema que debería proteger y servir a los ciudadanos, el abandono y la desidia pueden ser tan dolorosos como el crimen mismo. La familia no solo busca a un padre y esposo, sino que también lucha por un derecho fundamental: el derecho a la verdad. En un mundo donde la información y las pruebas deberían ser las herramientas para resolver un caso, el silencio burocrático se ha convertido en el mayor obstáculo. Y mientras los días se convierten en meses, la familia Noguera sigue esperando una respuesta, una que les permita poner fin a la pesadilla que viven y honrar la memoria de Eduardo, o, en su defecto, reanudar su incansable búsqueda.

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