domingo, 12 octubre, 2025
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El Llamado a la Misericordia y a la Opción por los Pobres, tema central de la Homilía del Obispo Conejero

En una emotiva y profunda homilía pronunciada durante la Misa de las 8:00 horas en la Catedral, Monseñor Conejero Gallego ofreció una reflexión que conectó el evangelio de los leprosos sanados con la “urgente prioridad pastoral” de la “opción preferencial por los pobres” en el marco del Año Santo Jubilar y la Jornada Mundial de las Misiones.


«Jesús, Maestro, Ten Piedad de Nosotros»: La Súplica y la Humildad

El obispo comenzó su mensaje citando la súplica de los diez leprosos al Señor: “Jesús, maestro, ten piedad de nosotros.” Resaltó que esta debe ser “la súplica nuestra que debemos tener también con humildad.”Monseñor Conejero hizo un repaso por los diversos acontecimientos espirituales que enmarcan el mes de octubre, como el mes del Santo Rosario y el “mes misionero,” destacando la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones bajo el lema del Papa Francisco: “Misioneros de esperanza entre los pueblos.”

El mensaje, afirmó el obispo, debe estar en sintonía con el Año Santo Jubilar, llamando a ser “peregrinos de esperanza, anunciar en este mundo a todos los pueblos, a todas las razas y lenguas de la tierra, el amor misericordioso de Dios.”


La Indiferencia ante el Pobre: Un Contrasentido de la Fe

Una parte central de la homilía se centró en la indisoluble unión entre la fe cristiana y el amor a los pobres. Monseñor Conejero Gallego subrayó que “El amor a los pobres, afirma, no puede separarse de ninguna manera de la fe cristiana, porque son los preferidos de Dios.”

El prelado enfatizó la “opción preferencial por los pobres y sufrientes” como una “prioridad pastoral”especialmente en América Latina. Hizo un fuerte llamado a la acción y a la conciencia social, declarando que “el que es discípulo, misionero de Cristo, no puede permanecer indiferente ante la realidad lamentablemente creciente de pobres, sufrientes, marginados, desplazados, migrantes, a causa de la guerra y de sistemas sociopolíticos, económicos, que no respetan la dignidad del ser humano.”

El obispo desmontó el argumento simplista que atribuye la pobreza a la vagancia o la falta de voluntad, señalando que las causas residen en “sistemas sociopolíticos y económicos, que hacen prevalecer el dinero para unos pocos, y hay injusticias y desigualdades inicuas, injustas.” Y citando a Jesús, recordó: “lo que hicieran con alguno de estos hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron.” Por ello, advirtió, “si queremos realmente ser fieles y coherentes al mensaje de Jesús y de la Iglesia, no podemos permanecer indiferentes.”


Legado de la Doctrina Social y el Llamado a la Unidad

Monseñor Conejero abordó la continuidad del magisterio papal, aludiendo a la figura del Papa León y a la “doctrina social de la Iglesia.” Recordó que el Papa Francisco es continuador de esta enseñanza, iniciada por León XIII con la encíclica Rerum Novarum.

En un contexto de recuerdo al Concilio Vaticano II, cuya apertura se celebró el día anterior, destacó la “Iglesia Sinodal” como fruto de la toma de conciencia de que “somos pueblo de Dios, que caminamos juntos por la historia, donde que por el bautismo somos todos iguales, hermanos.” Rechazó de forma contundente el divisionismo y el abuso de poder, instando a que “todos esos clericalismos o afán de divisiones en el cuerpo de Cristo deben de ser erradicados. Todos somos hermanos. Aquí el único Rey y Señor que merece honor y gloria es Jesucristo, sólo Él.”

En referencia al contexto electoral, el obispo fue claro: “no busquemos ningún Mesías, ni presidentes, ni gobernadores, ni modelos de ningún tipo,” pues solo Jesucristo es la “buena noticia” para el mundo.


La Gracia del Agradecimiento y la Lucha contra el Egoísmo

Las lecturas bíblicas, tanto la curación de Naamán el sirio como la de los diez leprosos, sirvieron para enfatizar el valor de la gratitud. El obispo instó a los fieles a preguntarse: “¿Y nosotros somos agradecidos a Dios y a cuantos nos hacen el bien?”

El obispo reflexionó sobre la naturaleza humana y la necesidad de la gracia divina: “nosotros, por naturaleza, queridos hermanos, a causa del pecado, somos egoístas, hay que reconocerlo. Cada uno mira para sí, o para su grupo, para su partido, su facción, no siempre para el bien común de todos.”

Criticó los discursos interesados, manifestando que “se dice vulgarmente ahora que ya no comemos vidrio, una expresión para significar que tantos discursos, mienten más que los políticos, mienten porque buscan su propio interés y el de su partido, no seamos ingenuos.” En contraste, resaltó que la “verdad de Dios siempre reside sobre todo en el pobre, en el afligido, en el que suplica como esos leprosos.”

Monseñor Conejero Gallego concluyó su homilía con un llamado a seguir las huellas de Cristo: “Seamos compasivos y misericordiosos, como es nuestro Padre.” Y alentó a los fieles a ser “misioneros en esta jornada, entre todos los pueblos, dando testimonio del amor de Dios, de su misericordia.”

Homilía completa:

Homilía monseñor Conejero Gallego el 12 de octubre de 2025. Misa de 08 hs Catedral  

Jesús, maestro, ten piedad de nosotros. Así suplicaron, queridos hermanos, aquellos leprosos a Jesús cuando atravesaba la Galilea San María yendo a Jerusalén. Y debe de ser la súplica nuestra que debemos tener también con humildad.

Jesús, maestro, señor, apiádate de nosotros. Muchos son los acontecimientos, queridos hermanos, que estamos viviendo en este mes de octubre del año santo jubilar. Octubre es el mes del santo rosario, el mes misionero precisamente hoy, ayer y hoy estamos celebrando la jornada mundial de las misiones en Argentina, porque a nivel mundial se hará la semana próxima.

Con este lema y mensaje del Papa Francisco, que es que debió el 25 de enero del presente año, día de la conversión del apóstol San Pablo, misioneros de esperanza entre los pueblos. No podía ser de otra manera el título, ya que debe de estar en sintonía con el año santo jubilar, llamados peregrinos de esperanza, anunciar en este mundo a todos los pueblos, a todas las razas y lenguas de la tierra, el amor misericordioso de Dios. En este mes, también, la cofradía del sagrado corazón de Jesús, apostolado de la oración, como el próximo día 16, se celebra la fiesta de Santa Margarita María de Lacos, que están haciendo la novena.

También, los del santo escapulario y espiritualidad carmelitana, el 15, es la fiesta de Santa Teresa de Jesús, santa y doctora de la Iglesia y del Carmelo Reformado. El pasado día 4, ayer hizo 8 días, recordábamos a San Francisco de Asís, y ha sido el día elegido por el Papa León XIV, para firmar su primera exhortación apostólica, Dilexis Te, en latín, Te he amado. En continuidad, con la última carta encíclica que escribió el Papa Francisco en octubre del año pasado, Dilexis nos, nos amó, él nos amó.

Parece que el Papa Francisco, el mismo León escribe, tenía unos apuntes preparados para dirigir esta carta, o una nueva exhortación, y él, con sus propias reflexiones, ha escrito esta carta, cuyo contenido es el amor a los pobres. El amor a los pobres, afirma, no puede separarse de ninguna manera de la fe cristiana, porque son los preferidos de Dios, la opción preferencial por los pobres, que desde hace años, especialmente aquí en el continente de América Latina, pues es una prioridad pastoral, la opción preferencial por los pobres, y sufrientes, y entonces, el que es discípulo, misionero de Cristo, no puede permanecer indiferente ante la realidad lamentablemente creciente de pobres, sufrientes, marginados, desplazados, migrantes, a causa de la guerra y de sistemas sociopolíticos, económicos, que no respetan la dignidad del ser humano. Hay causas, y lo sabemos por la doctrina social de la Iglesia, que se producen pobres en el mundo, no es simplemente como algunos dicen, porque quieren, o son vagos, y no trabajan, no, de ninguna manera, hay de todo en la viña del Señor, obviamente, pero son sistemas sociopolíticos y económicos, que hacen prevalecer el dinero para unos pocos, y hay injusticias y desigualdades inicuas, injustas, y el que es discípulo de Jesús, no puede permanecer indiferente ante los pobres, sufrientes, enfermos, presos, porque el mismo Jesús afirmó, lo que hicieran con alguno de estos hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron.

Por tanto, si queremos realmente ser fieles y coherentes al mensaje de Jesús y de la Iglesia, no podemos permanecer indiferentes, y tenemos que dejarnos interpelar por los pobres y sufrientes, buscando el modo y la manera de ser solidarios y de compartir, porque el deseo de Dios es que todos los hombres se salven llegando al conocimiento de la verdad y teniendo una vida digna, como corresponde. De hecho también, los santos, que son los amigos de Jesús, son aquellas personas, varones y mujeres, que a lo largo de la historia, siempre han tenido un corazón semejante al de Cristo, compasivo, misericordioso, y han procurado en la medida de sus posibilidades, aliviar el dolor y el sufrimiento. Así que nosotros, queridos hermanos, tenemos que seguir esas huellas.

Obviamente que a lo mejor no podremos resolver este problema tan grave, pero sí operar, colaborar, siendo solidarios, y como dijo Jesús, y creo que Menem también dijo eso, que los pobres los tendríamos siempre con nosotros, hemos de procurar entonces nosotros, en la medida de nuestras posibilidades, aliviar y ser misericordiosos con los pobres y sufrientes. Eso no nos quepa la menor duda. Después habrá gente que haga interpretaciones de la Carta del Papa, de esa exhortación, diciendo que es ideología, política, bueno, eso nos faltarán personas que no captan, no comprenden el verdadero significado.

Él es continuador, el Papa León, de lo que es la doctrina social de la Iglesia. De hecho ha elegido este nombre, León, porque su predecesor, León XIII, fue el que dio inicio de alguna manera, en los últimos tiempos, a la enseñanza social de la Iglesia, con la encíclica Rerum Novarum, sobre las cuestiones nuevas de los obreros, pero que luego después todos los papas, predecesores ahora de León, pues todos han escrito desde Juan XXIII, cuya fiesta y memoria celebrábamos ayer. Ayer fue el 63 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, que él tuvo la gracia y la inspiración del Espíritu Santo de realizar su convocatoria, apertura y primera sesión.

Luego murió el 13 junio de 1963, pero su continuador, Pablo VI, continuó, ¿verdad?, este gran acontecimiento, el más importante del siglo XX, sin duda alguna, una efusión del Espíritu Santo donde la Iglesia se planteó a sí misma cómo mostrar al mundo de hoy el mensaje de Jesús, actualizar la reforma de la liturgia, el ecumenismo, el diálogo, extraordinario. De hecho estamos viviendo ahora la Iglesia Sinodal, viene a ser fruto de esa toma de conciencia de que somos pueblo de Dios, que caminamos juntos por la historia, donde que por el bautismo somos todos iguales, hermanos. Luego en un pueblo organizado, obviamente, pues hay carismas, dones, ministerios, jerarquía, pero siempre al servicio del pueblo de Dios, no para que nadie se encría, se empanezca.

Por eso todos esos clericalismos o afán de divisiones en el cuerpo de Cristo deben de ser erradicados. Todos somos hermanos. Aquí el único Rey y Señor que merece honor y gloria es Jesucristo, sólo Él.

Así que ahora vamos a tener también elecciones y demás, no busquemos ningún Mesías, ni presidentes, ni gobernadores, ni modelos de ningún tipo. Es así. En la segunda lectura el apóstol Pablo a Timoteo presenta a Jesucristo como la buena noticia.

Acuérdate de Jesucristo resucitado de entre los muertos. Si con Él morimos, viviremos con Él. Si con Él sufrimos, reinaremos con Él.

Pareciera que era un cántico que ya la primitiva comunidad cristiana cantaba y San Pablo lo introduce ahí, dicen algunos biblistas, ¿verdad? Pero tomar conciencia de que esta es la buena noticia para el mundo, para nosotros, Jesucristo el Señor. Y por eso tenemos que dar gracias a Dios. Hay una petición siempre en la liturgia de las horas, hoy mismo en la liturgia de laudes.

Danos, Señor, te pedimos, el espíritu de oración y de alabanza, para que en todo momento te demos gracias, ser agradecidos. Ese es el contenido de las lecturas tanto de la primera como del Evangelio. Namán el sirio fue sanado de su lepra.

Dudaba, pero luego reconoció ante el profeta Eliseo que el Dios de Israel es el único Dios verdadero. Y quiso agasajar al profeta que él no aceptó el regalo. Y se llevó un poquito de tierra de Israel.

Es que Israel le quiere a Dios y suplicamos que ya encuentre la paz con el pueblo palestino. Parece que hay esperanza de un diálogo y de un cese del fuego. Y se llevó un poquito de tierra de Israel, diciendo Namán, de ahora en adelante yo no adoraré a ningún otro Dios, sino el Dios de Israel, que es el verdadero y único.

De igual manera, en el pasaje del Evangelio, 10 leprosos fueron sanados, purificados. Marginados por la enfermedad y también por el desprecio que se tenía hacia aquellos que padecían esa enfermedad, que no podían vivir en comunidad, sino alejados. Y Jesús los sanó y purificó.

Uno regresó, era un samaritano, un extranjero, a dar gracias a Jesús por haberse sanado. Por eso nos tenemos que hacer esta pregunta, queridos hermanos. ¿Y nosotros somos agradecidos a Dios y a cuantos nos hacen el bien? Porque a veces somos desagradecidos.

Hay un refrán que dice que ese buen vecino será agradecido. Entonces, dar gracias a Dios por la vida, por los hermanos, por la fe, por la iglesia, por los santos. ¿Cuántas, cuántas gracias tenemos que dar a Dios? No nos bastarían las horas ni los días para agradecer a Dios todo lo que de Él recibimos.

Miren la oración colecta de este domingo tan hermosa. Te pedimos, Señor, que tu gracia nos preceda y acompañe, a fin de que, teniendo esta gracia, la luz del Espíritu Santo, podamos obrar haciendo el bien. Porque nosotros, por naturaleza, queridos hermanos, a causa del pecado, somos egoístas, hay que reconocerlo.

Cada uno mira para sí, o para su grupo, para su partido, su facción, no siempre para el bien común de todos. Eso lo vemos y lo constatamos. Se dice vulgarmente ahora que ya no comemos vidrio, una expresión para significar que tantos discursos, mienten más que los políticos, mienten porque buscan su propio interés y el de su partido, no seamos ingenuos.

Y eso se nota porque después, ante el otro que piensa de manera distinta, ya se insulta, se es violento. Uno que tiene amor, bueno, va a escuchar y va a decir, bueno, no estoy de acuerdo contigo. Pero no lo va a agraviar, ni insultar, ni a desearle lo peor, como hasta así se expresa.

Bien hermanos, yo creo que la Palabra de Dios ilumina nuestra mente, nuestro corazón. Sigamos siempre las huellas de Jesús, el Señor. Seamos compasivos y misericordiosos, como es nuestro Padre.

Jesús frecuentemente daba gracias a Dios. Te doy gracias Señor, porque has revelado estas cosas a los pobres y sencillos, y se las has ocultado a aquellos que tienen título, y se hacen llamar doctores, y no sé cuantas cosas más, porque la verdad de Dios siempre reside sobre todo en el pobre, en el afligido, en el que suplica como esos leprosos. Jesús Maestro, apiádate de nosotros, porque, que le vemos hermanos, hoy está suplica al Señor, deseando que su gracia siempre nos preceda y acompañe, a fin de obrar siempre haciendo el bien.

Y seamos misioneros en esta jornada, entre todos los pueblos, dando testimonio del amor de Dios, de su misericordia, para que todos conozcan la verdad y todos podamos alcanzar la salvación. Que así sea.

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