domingo, 12 octubre, 2025
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Los influencers no serán humanos en el futuro, según la inteligencia artificial

La misma IA avanza a tal velocidad que sería capaz de ocupar ese puesto.

  • Vendió más de 250 robots que trabajan en el campo y funcionan con Inteligencia Artificial: la startup que quiere convertirse en un negocio millonario

  • La foto de Cher que emociona a todos sus fans: el antes y después de la cantante en una misma imagen creada por la Inteligencia Artificial

Según la Inteligencia Artificial, los futuros influencers no serán personas de carne y hueso. 

@fit_aitana / Instagram

La inteligencia artificial está redefiniendo lo que entendemos por “influencia”. En un escenario donde los límites entre lo humano y lo digital se diluyen, las nuevas figuras carismáticas de internet podrían no tener rostro, cuerpo ni historia real, y ser solo un conjunto de códigos.

Según la IA, los influencers del futuro no van a ser personas, sino entidades creadas por algoritmos, personalidades virtuales diseñadas para conectar, emocionar y vender, con una precisión imposible para cualquier humano. De hecho, este tipo de entidades ya están tomando fuerzas alrededor del mundo.

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Depositphotos

Según la IA, los influencers del futuro no van a ser personas reales

Los llamados “virtual influencers” ya existen: Lil Miquela, Imma o Nobody Sausage acumulan millones de seguidores en redes sin haber nacido jamás. Son avatares que posan, opinan y hasta “viven” en mundos digitales, programados para mantener una estética coherente y una personalidad atractiva.

La IA señala que este fenómeno apenas empieza. Con los avances en modelado 3D, lenguaje natural y generación de voz, pronto veremos influencers que interactúan en tiempo real, responden mensajes y hasta cambian su historia según la reacción del público.

A diferencia de los humanos, un influencer virtual no se cansa, no comete errores ni envejece. Cada gesto, palabra o emoción puede ajustarse al gusto del público. Detrás de cada uno hay equipos creativos y sistemas de IA analizando datos para calibrar tono, humor y apariencia.

La IA interpreta esto como una evolución natural del marketing: el paso de la autenticidad fingida al control total de la narrativa. No se trata de reemplazar personas, sino de fabricar versiones de ellas optimizadas para gustar más.

Paradójicamente, cuanto más perfectas son estas figuras, más necesidad tenemos de contacto real. La IA advierte que el desafío será emocional: ¿Cómo distinguir lo genuino de lo programado? ¿y qué significa “autenticidad” cuando incluso la vulnerabilidad puede ser simulada?

En un futuro donde los influencers ya no sean humanos, el valor de lo imperfecto podría volverse el nuevo lujo. Ser real, con todo lo que eso implica, será una forma de resistencia.

Según la IA, el futuro de la influencia no será humano, sino híbrido. Las pantallas dejarán de mostrarnos personas para ofrecernos proyecciones diseñadas para fascinarnos. Y quizás, en ese reflejo digital, terminemos preguntándonos quién está imitando a quién.

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