José Yorg, en su rol de maestro del 6° grado “C” de la escuela N° 532 plantea una reflexión crucial sobre la brecha entre las prioridades burocráticas de las directoras y las necesidades formativas reales del aula, invitando a repensar el modelo de gestión escolar actual.
Yorg contextualizó el problema detectado: “La educación pública argentina enfrenta desafíos significativos, pero uno de los más insidiosos es la desconexión palpable entre la cúpula directiva y la realidad del aula, por ello desapruebo ese modelo de gestión obsoleta.
Agregó que “a menudo, la gestión escolar parece estar inmersa en un espejismo administrativo. Sus esfuerzos se centran primordialmente en el cumplimiento de normativas, la rendición de cuentas formales y el inmenso papeleo. Si bien la administración es necesaria, cuando se convierte en el fin último, eclipsa la misión pedagógica fundamental de la escuela”.
“Mientras tanto, en el aula, el docente enfrenta las carencias formativas de primera mano de sus estudiantes con conocimientos fragmentados, necesidades socioemocionales complejas y la urgencia de métodos innovadores. La «realidad del aula» es un campo de batalla pedagógico que demanda flexibilidad, iniciativa y apoyo constante”, señaló.
Debate y reflexión
“La reciente suspensión de nuestro proyecto inter-áulico y su apoyatura bibliográfica con su enfoque teórico-práctico planteado por el “Dosier de matemáticas” de nuestra autoría y la apoyatura de IA, es sólo un síntoma negativo de este problema conocido, alegó Yorg visiblemente preocupado.
Fijó el educador social que “El objetivo de este planteo es abrir un espacio de reflexión serio y positivo, que nos permita construir puentes entre la gestión y el aula, y asegurar que la prioridad siempre sea la calidad educativa real de los estudiantes”.
Las preguntas son: ¿Cómo podemos reorientar la gestión escolar para que sirva de apoyo a la pedagogía, en lugar de obstaculizarla?
¿Deberían los directivos ser evaluados tanto por su capacidad administrativa como por su liderazgo pedagógico y su cercanía al aula?
¿Qué mecanismos podemos implementar para que la voz del docente de base, que detecta las carencias de la cúpula directiva se traduzca en acciones de convivencia positiva y no en hostigamientos y rechazos burocráticos?, concluyó José Yorg.
