sábado, 8 noviembre, 2025
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A la fuente, no al ruido (Por J.R. Lezcano)

Me declaro tradicionalista en la forma de entender la política. Creo en la militancia, en el cara a cara, en la palabra compartida en los barrios. Por eso, a pocos días de haber dado otra muestra de madurez ciudadana, nuestro pueblo volvió a elegir democráticamente a sus candidatas y candidatos al Congreso Nacional. Pero lo hizo con una herramienta nueva y, a mi modo de ver, horrible: la boleta única de papel.

Ese sistema fue inventado para alejar al pueblo de sus dirigentes y de sus comunidades; apunta a profundizar el individualismo en detrimento de la comunidad organizada. Es un mecanismo pensado para quienes hacen política desde los medios y las redes sociales, sin ensuciarse los zapatos en los barrios ni construir propuestas colectivas. Además, oculta a muchos que carecen de la formación, la ética y la moral necesarias para ejercer cargos electivos.

A escasos días de esa hermosa jornada democrática, volvieron a aparecer las voces que, desde la comodidad de una red social o un estudio de radio o televisión, pretenden decirle al peronismo qué debe hacer o hacia dónde debe ir. Expresan frustraciones legítimas, pero muchas veces lo hacen sin el compromiso cotidiano que implica militar, organizar y escuchar.

Por eso vale una pregunta, no como reproche, sino como invitación a la reflexión: ¿desde qué lugar se construye una mirada tan severa sobre nuestro movimiento? Porque la política no se mide solo por resultados electorales, sino por la capacidad de sostener un proyecto colectivo en el tiempo, aún en los momentos difíciles.

A quienes hoy sienten desencanto o distancia, les propongo volver a la fuente. En nuestra tradición política, la conducción es la que marca el rumbo del campo nacional, provincial y popular. Esa conducción puede no contenernos siempre a todos, pero hay una verdad histórica que no cambia: primero la Patria, segundo el Movimiento y, por último, los hombres y mujeres.

También duele – y debe hacernos pensar – ver a jóvenes, y no tan jóvenes, comunicadores o militantes que se autodefinen como parte del campo nacional, pero que terminan reproduciendo los discursos de quienes siempre buscaron destruirlo. Cuestionar está bien, es parte de crecer. Pero hacerlo desde la descalificación de nuestra historia o de sus liderazgos más valiosos, no nos fortalece: nos divide.

Reflexionemos: nuestra candidata o candidato natural deberá surgir de la propuesta consensuada por nuestra conducción. Y aunque no nos toque, hay que militar igual, como lo hicimos siempre, con humildad y compromiso.

Volver a la fuente es entender que la política no se hace desde los estudios de radio o de televisión ni desde alguna red social, sino caminando, escuchando y construyendo con la gente. No cualquiera puede dar lecciones a quienes dedicaron su vida a conducir procesos que mejoraron la vida de millones. Menos aún quienes jamás aportaron un voto, una idea o un gesto de militancia.

Y mientras algunos hablan de “modernizar” la democracia con la boleta única de papel, lo que en realidad buscan es borrar la identidad de los proyectos colectivos. Por eso, frente al ruido y la confusión, mi opinión personal es que deberíamos elegir volver a la fuente: a la política con contenido, con historia y con conducción.

Porque solo así, con humildad, disciplina y trabajo territorial, volveremos a ser gobierno nacional en 2027.

J.R. Lezcano
Partido Nuevo Encuentro

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