Meta enfrenta una millonaria demanda presentada por las productoras de cine para adultos Strike 3 Holdings y Counterlife Media, que la acusan de haber descargado y distribuido ilegalmente 2.396 películas pornográficas protegidas por derechos de autor a través de la red BitTorrent.
Según la denuncia, la compañía habría utilizado este material para entrenar sus modelos de inteligencia artificial, exponiéndose a sanciones que podrían alcanzar los 359 millones de dólares por daños y perjuicios. La demanda fue presentada en un tribunal federal de California y alega que las descargas ocurrieron de forma sistemática desde 2018.
Los demandantes sostienen que Meta no solo descargó las películas, sino que también las compartió durante largos períodos, permitiendo que otros usuarios accedieran a ellas sin pagar a través de los torrents. La investigación de las productoras detectó al menos 47 direcciones IP vinculadas a Meta que participaron en la descarga y distribución de las obras.
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Strike 3 y Counterlife advierten que el uso de sus películas en el entrenamiento de IA podría tener como objetivo crear sistemas capaces de generar películas para adultos masivamente, como lo hacen hoy otros modelos de generación de video como VEO, de Google.
La defensa de Meta sostiene que las supuestas descargas ilegales comenzaron en 2018, varios años antes de que la empresa iniciara sus investigaciones sobre modelos generativos o de lenguaje a gran escala, que recién se pusieron en marcha en 2022. Esta línea argumental busca desligar a la compañía de cualquier actividad ilícita vinculada a sus desarrollos en inteligencia artificial. Argumentan que las descargas pudieron haber sido realizadas por usuarios individuales desde sus instalaciones, para uso personal.
Un antecedente: la descarga ilegal de libros por torrent
Sin embargo, el caso se vuelve aún más complejo al sumarse otro episodio que ya había generado controversia: el de los libros pirateados. Hace algunos meses, Meta reconoció haber obtenido por torrent un extenso conjunto de datos conocido como LibGen, una base que contiene millones de textos con derechos de autor. Hasta hace poco, los detalles de esas descargas permanecían confusos, pero la publicación de correos internos reveló una escala mucho mayor de lo sospechado.
Meta habría descargado “al menos 81.7 terabytes de datos a través de múltiples bibliotecas clandestinas mediante el sitio Anna’s Archive, incluyendo al menos 35.7 terabytes de Z-Library y LibGen”, según la denuncia de los autores. Además, Meta también descargó previamente por torrent “80.6 terabytes de datos de LibGen”.
Los demandantes calificaron la magnitud de la operación como “asombrosa” y recordaron que actos de piratería de datos mucho menores, solo el 0.008 por ciento de la cantidad de obras con derechos de autor que Meta pirateó, “han resultado en investigaciones criminales por parte de la justicia estadounidense”.
La documentación filtrada dejó al descubierto conversaciones internas que muestran la incomodidad de algunos empleados ante las prácticas empleadas. “Descargar torrents desde una computadora portátil corporativa no se siente bien”, escribió Melanie Kambadur. En abril de 2023, Nikolay Bashlykov, uno de los encargados de realizar la recopilación de datos, hizo una broma con emojis y comentó que la empresa debía tener precaución con la dirección IP desde la cual efectuaban las descargas.
En una ocasión, Bashlykov manifestó su “preocupación por el uso de direcciones IP de Meta para cargar contenido pirateado a través de torrents”. Meses después, en septiembre, consultó al equipo legal y advirtió que “usar torrents implicaría ‘sembrar’ los archivos, es decir, compartir el contenido externamente, lo cual podría no ser legalmente aceptable”.
Otra serie de mensajes internos sugiere que la compañía intentó reducir los riesgos legales. Frank Zhang, investigador de Meta, describió el proceso como un trabajo en “modo sigiloso” y explicó que se evitó usar los servidores de Facebook para impedir que alguien pudiera rastrear las descargas. Según el ejecutivo Michael Clark, se modificaron parámetros técnicos “para que ocurriera la menor cantidad posible de siembra”.
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Recientemente, la empresa de Mark Zuckerberg ganó una demanda por derechos de autor presentada por un grupo de escritores, entre ellos Sarah Silverman y Ta-Nehisi Coates. El juez Vince Chhabria, del distrito de San Francisco, falló a favor de Meta al considerar que los demandantes no demostraron que el uso de sus obras causara una “dilución del mercado” ni que existiera daño económico directo, y calificó el uso como “legítimo” bajo la doctrina del fair use.
A pesar de la victoria para Meta, el juez reconoció que usar obras protegidas por derechos de autor para entrenar modelos de lenguaje podría ser ilegal en otras circunstancias, lo que dejó abierta la puerta a futuras demandas por parte de autores y artistas.
Chhabria discrepó con otro fallo reciente que había favorecido a Anthropic, otra empresa de IA, y enfatizó que su decisión no legitimaba el uso de materiales con derechos de autor por parte de Meta, sino que reflejaba la falta de pruebas y argumentos sólidos por parte de los demandantes. Los abogados de los demandantes expresaron su desacuerdo con la sentencia, y acusaron a Meta de una “piratería sin precedentes” de contenido protegido.
