viernes, 5 diciembre, 2025
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Crematorio y un Zepelín de Gas: La Pesadilla de los Vecinos de Villa Hortensia


La mañana de «Exprés En Radio» se convirtió en un espacio de denuncia urgente al exponer la crítica situación que vive Luis, vecino del barrio Villa Hortensia, quien junto a su comunidad lucha desde hace más de dos años contra la instalación irregular y peligrosa de un crematorio en medio de su urbanización. La entrevista, realizada por Daniel Moreira Vieira, reveló un entramado de habilitaciones dudosas, omisiones de control y un riesgo latente de explosión.

La Inversión de una Vida Convertida en Pesadilla

El programa comenzó describiendo la frustración de quienes, tras «mucho sacrificio», invirtieron en una zona con «un futuro muy interesante» para vivir en tranquilidad, solo para que de repente «de la nada te colocan un crematorio al lado de tu casa».

Luis, el vecino afectado, comenzó su relato agradeciendo la difusión y aclarando un punto crucial sobre la jurisdicción: «Lo único que tengo que aclarar es que nosotros estamos fuera del ejido municipal, por eso tenemos el problema que tenemos.» Esta ubicación, a 1500 metros de la finalización del ejido municipal (Nueva Pompeya), es la raíz de la falta de control local y la necesidad de una intervención provincial. Luis sentenció: «Si nosotros hubiéramos estado dentro del ejido municipal. Esta situación que estamos viviendo no la estaríamos… ni se tendría que haber construido ese crematorio.»

Contaminación, Olores y un Informe Ambiental Inválido

La lucha de los vecinos data de «hace ya 2 años y medio». Luis mencionó que el proyecto de impacto ambiental presentado por Cochería Fernández y realizado por el ingeniero Gustavo Villalba en enero de 2023 fue realizado por un profesional que «no estaba matriculado lado dentro de la provincia. Por lo tanto, su informe no es válido.»

El vecino desmontó la principal defensa de la empresa, que aseguraba contar con un horno que «no tira, que no emana gases ni humo.» La realidad es dramáticamente opuesta:

«Ya como habrán visto ustedes en los videos, es increíble la cantidad de de humo que tira».

Y el olor, según Luis, es insoportable, obligando a los vecinos a vivir en un encierro constante:

«Cuando ellos están cremando tenés que meter la ropa, tenés que entrar adentro, cerrarte todo, prender el aire para que más o menos refrigere saque el olor. El olor es increíble.»

Un Crematorio Instalado en Pleno Barrio Habitado

Una de las irregularidades más flagrantes ocurrió en la presentación del proyecto. Luis denunció que las fotos que justificaron la habilitación alegaban que el lugar era «una zona rural, que no había nada,» encuadrando las imágenes para «que no se vean las casas que estaban alrededor.»

La realidad, sin embargo, es que el crematorio se ubica:

  • A 10 metros de la casa de un vecino.
  • A 30 metros de la casa de Luis.
  • Rodeado por más casas a 45, 60 y 80 metros.

«O sea, estaban en el medio, se pusieron exactamente en el medio de una zona, de un barrio que está habitado.»

Esto sugiere que la Subsecretaría de Medio Ambiente «nunca fue a verificar las instalaciones» hasta hace poco.

Ausencia de Controles y Causa Judicial sin Respuesta

A pesar de una medida cautelar de no innovar que «lo paró por un año,» el crematorio volvió a funcionar. Esto se debe a que una nueva jueza determinó que el ente de control es el Ministerio de la Producción, y como este organismo afirma que «no contamina,» autorizó la reanudación de las actividades.

La indignación surge cuando Luis y otros vecinos consultaron al Ministerio:

«Le dijeron, ‘Bueno, ustedes tienen cómo medir que no contamina.’ Y nos dijeron que ellos no tienen los aparatos para medir si hay contaminación o no.»

El Ministerio se basa en informes que presenta la propia empresa cada seis meses. Ante la propuesta de los vecinos de pagar una medición independiente, la respuesta fue evasiva: «Ahí tendríamos que evaluar.»

La Alarma del «Zepelín» de Gas: Riesgo de Vida Inminente

El problema de contaminación se ve superado por un riesgo de seguridad pública de magnitud catastrófica: la presencia de un «zepelín de 3000 kg de gas» (aproximadamente 3000 litros) ubicado a solo 10 metros de una casa y sin ningún tipo de protección.

«¿Cómo puede ser que usted habiliten a esta gente teniendo un zepelín que está a 10 m de una casa de 3000 kg de gas que está envuelto, pero envuelto… sin ninguna protección de ningún tipo y en una zona donde se vive quemando pastizales?»

El miedo es constante, especialmente en verano con las quemazones:

«Nosotros no podemos dormir a la noche, nosotros sentimos un olor a humo y tenemos que salir a la hora que sea a ver por dónde viene el fuego porque tenemos miedo que agarra el zepelín.»

Luis denunció que esta situación viola una «ley nacional que te dice que todo almacenamiento a granel de gas o combustible tiene que estar protegido.» La situación se agrava al incumplir también leyes aeronáuticas (Ley 10/28) que prohíben recipientes de gas o edificios de más de 6 metros a menos de 3000 metros de la zona de despegue de un aeroclub.

Búsqueda Desesperada de un Ente Responsable

Al estar fuera del ejido municipal, los vecinos no encuentran un organismo que se haga cargo. El Ministro de la Producción les dijo que él no es el encargado de dar la habilitación edilicia: «Tiene que ser al alguno que dio la habilitación desde el gobierno de la provincia, es una entidad sí o sí provincial.»

A pesar de las gestiones judiciales y administrativas que «siguen su curso,» la frustración de Luis es palpable: «No sabemos dónde a quién recurrir.»

La nota concluyó con una reflexión de Daniel Moreira Vieira: la situación de Villa Hortensia no tiene forma de ser comprada con la posibilidad de «vivir en paz con tu familia» y «sin miedo a que explote todo por los aires de un momento a otro.»

«Se necesita que alguien haga algo al respecto porque es es cierto, es un barrio que no está dentro del eje urbano, es una urbanización está por fuera de los límites de la ciudad… pero no hay forma de que esté bien que una que un crematorio se instale en el medio del barrio.»

El mensaje final fue un llamado a la «humanidad» y a la «recapacitación» de las autoridades, ya que:

«Es completamente normal que un crematorio esté funcionando en medio de un barrio. Bueno, para mí no es normal.»

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