El último fin de semana, el equipo económico de Luis Caputo celebró como un triunfo «la primera reducción nominal» de la deuda en pesos del Banco Central, «una de las peores herencias de la administración anterior», como la califican cerca del gobierno. El lunes, el diario La Nación tituló su edición impresa con la misma idea: «Primer alivio en una de las peores herencias: bajó la deuda en pesos del BCRA». La agitación de ese supuesto éxito generó una inmediata respuesta del ex ministro de Economía Martín Guzmán, que le respondió al actual ministro: «Que se dolarice la deuda en pesos del Banco Central no es un alivio. Es, por el contrario, el principio de la dolarización, la peor de todas las herencias que se le podría dejar al pueblo argentino».
El debate quedó instalado. En un tema sumamente importante, ya que se trata, para el gobierno, de uno de los temas a resolver que considera más serios, al que llama «la bola de las leliqs y los pases», que son los pasivos remunerados del BCRA. Y para los economistas y estrategas políticos que se ubican en la vereda opuesta al actual ultra neoliberalismo, la dolarización de la economía traería las más graves consecuencias para el país, en términos de pérdida de su soberanía económica, y a la vez impondría un cepo real del cual sería muy penoso salir. Como le pasó a Ecuador, incluso ahora a El Salvador, y no lograron escapar.
Al señalamiento de Guzmán respondió Pablo Quirno, secretario de Finanzas del actual equipo económico, que intentó salir del lugar en que los colocó el ex ministro al desmentir el supuesto alivio. «No se dolariza ninguna deuda; se resuelve el problema de la deuda comercial que dejó el gobierno anterior», apuntó Quirno, incorporando un nuevo elemento a la discusión, la emisión de los títulos Bopreal, en dólares.
Quirno insistió en negar que el Banco Central haya dolarizado su deuda en pesos, afirmando que emitir los Bopreal «es dar certeza de cuándo podrá el importador acceder a los dólares. La deuda de los importadores es en dólares, no en pesos, y se forma por no tener acceso al MULC (donde el que vende los dólares es el Banco Central). El proceso diseñado con la emisión de los Bopreal elimina ambos problemas», sostuvo.
Guzmán consideró necesario ir más atrás en explicar el fenómeno y explicó, paso a paso, lo siguiente:
«¿Qué significa realmente el Bopreal, el bono en dólares que está emitiendo el BCRA y que los funcionarios del gobierno defienden como la solución a la deuda de los importadores? Es el comienzo de la dolarización».
«El gobierno enfrenta una oportunidad política para hacer esto: lo que fue el crecimiento de la deuda de los importadores durante el año pasado, que batió récords. En ese punto, el gobierno actual tiene razón en que hay un problema».
«El gobierno usa esa oportunidad para decir que el Bopreal es la solución al problema de los importadores. Pero en lo fundamental, es otra cosa: es la dolarización de los pasivos remunerados del BCRA. Veamos bien el mecanismo de dolarización de los pasivos del banco central:
«¿Cómo se suscribe el BOPREAL? Con pesos. ¿Cómo hace una empresa elegible para suscribirlo (las que tienen deuda por importaciones)? Desarmando posiciones en pesos; por ejemplo, cuentas remuneradas o plazos fijos».
«El banco al que no le renuevan el plazo fijo o la cuenta remunerada, se da vuelta y no renueva los pases, que son su contrapartida (antes, las Leliq). De modo que lo que termina ocurriendo es que baja el pasivo en pesos del BCRA (pases y Leliq) y sube el pasivo en dólares (Bopreal)».
«¿Tenían las empresas un derecho adquirido de dólares contra el BCRA? No. Pero sí que había un problema para esas empresas. Cuando la brecha cambiaria era baja (10-15%), post devaluación del 13 de diciembre de 2023, muchas PyMEs decidieron comprar dólar MEP/CCL para amortizar la deuda. Eso deja de ser conveniente cuando la brecha es alta. Cuanto más alta es la brecha, más conviene suscribir el Bopreal, que es una suscripción de promesa de dólares al valor actual del tipo de cambio oficial».
«Las empresas que suscriben el Bopreal siguen teniendo la deuda con sus proveedores, salvo que la paguen haciéndose de dólares. Pero ahora sí tienen un derecho adquirido contra el BCRA, que será menor cuanto más se use del Bopreal para cancelar obligaciones impositivas (lo que obviamente muestra que la deuda de los importadores con sus proveedores sigue estando)».
«Y el BCRA puede el día de mañana no tener los dólares para hacer frente a esa deuda, enfrentando dos opciones: riesgo de quiebra (no es un bono libre de riesgo, como ningún bono emitido en moneda extranjera en la Argentina); o comprar dólares emitiendo pesos ( «señoreaje» que en Argentina es un «impuesto inflacionario») para pagar esas deudas. ¿No la ven?»