La incidencia de la pobreza alcanzó al 41,7 por ciento de las personas de los 31 aglomerados urbanos relevados por Indec en el segundo semestre de 2023. Esto afectó a 12,3 millones de personas de un total de 29,5 millones para elaborar el índice, los aglomerados reúnen a las localidades con más de 100 mil habitantes del país. En tanto el índice de indigencia, que se refiere a quienes no pueden adquirir una cantidad mínima de alimentos para subsistir, se situó en un 11,9 por ciento de las personas, afectando a 3,5 millones de habitantes en los aglomerados y marcando un récord en la serie histórica que comienza en 2016. Ambos indicadores aumentaron respecto a los registros del segundo semestre de 2022: en 2,5 y 3,8 puntos porcentuales respectivamente.
Los datos de pobreza e indigencia son graves y constituyen un sensible punto de partida para el gobierno de Javier Milei, que desde diciembre de 2023 ha conseguido empeorar todos los indicadores económicos, a excepción del balance fiscal en los términos de quien pondera un ajuste vigoroso. El deterioro de las jubilaciones en lo que va del año, el amesetamiento de la inflación en niveles de dos dígitos mensuales, el derrumbe en las ventas minoristas y el poder adquisitivo de la población trabajadora no harán otra cosa que empeorar la estimación de la pobreza de este año. En tanto, los datos de fines de 2023 son equiparables a los de 2020/2021 cuando el país atravesaba la pandemia del Covid que provocó un daño importante en los estándares de vida de toda la población: la pobreza en Argentina alcanzaba al 42 por ciento de las personas encuestada, similar al último registrado, mientras la indigencia rozaba al 10,7 por ciento.
La medición de la segunda mitad 2023 incluye el impacto del pico inflacionario del 25,5 por ciento mensual de diciembre último, tras la devaluación del 118 por ciento a pocos días de asumir el presidente Milei. El indicador aún no captura los efectos del deterioro del tejido industrial pyme, del comercio y la construcción que se reflejará sin lugar a dudas en la próxima medición de Indec a publicarse en septiembre de este año.
Los últimos datos reflejan una consolidación de los niveles de pobreza en torno al 40 por ciento desde fines de 2018, y una tasa de indigencia que desde entonces supera los dos dígitos. Las condiciones de vida de la población empeoraron sensiblemente desde la segunda mitad del gobierno macrista y no recuperaron desde entonces. Téngase en cuenta que la pobreza aumentó 6,3 y 8,1 puntos porcentuales entre el segundo semestre de 2018 y el primero de 2019, mientras la indigencia creció 2,4 puntos porcentuales en promedio en ese período. En el caso de la indigencia, empeoró más fuerte en el segundo semestre de 2023 desde inicios de la serie. Entre junio y diciembre de 2023 la indigencia aumentó 3,8 puntos porcentuales respecto de igual período del año anterior y la pobreza se incrementó en 2,5 puntos porcentuales.
Las y los niños pobres
El porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza alcanzó el 31,8 por ciento, en ellos residen las 12,3 millones de personas encuestadas en los 31 aglomerados urbanos. Dentro de este conjunto además se distingue a un 8,7 por ciento de hogares por debajo de la línea de indigencia, que incluyen a las 3,5 millones de personas. Durante el segundo semestre de 2023 las estadísticas oficiales que miden la evolución de la actividad industrial mostraron una contracción promedio del 3,1 por ciento interanual por mes hasta diciembre, cuando la producción se retrajo 12,8 por ciento interanual. La inflación se aceleraba, promediando un 9,8 por ciento mensual hasta noviembre y en diciembre saltó a 25,5 por ciento. Este combo fue explosivo para las condiciones de vida la población argentina con menos recursos.
La canasta básica total con la que se mide la pobreza promedió los 374.082 pesos en la segunda mitad de 2023 y la canasta básica alimentaria que determina la indigencia los 175.150 pesos, según señaló Indec. Millones de personas no llegaron a adquirirlas.
A su vez, en cuanto a la segmentación etaria, sobresalió que el 58,4 por ciento de los grupos de 0 a 14 años fueron pobres. Esto da cuenta de un incremento llamativo de 4,2 puntos porcentuales respecto de los registros del segundo semestre de 2022. También es una cifra que supera al dato en pandemia (57,7 por ciento en el segundo semestre de 2020). En tanto, la indigencia en ese mismo segmento alcanzó al 18,9 por ciento de las personas: un aumento de casi 7 puntos respecto de la medición en igual período de 2022 (y por arriba del 15,7 por ciento de la pandemia). Las y los niños y adolescentes son las principales víctimas en cuanto al empeoramiento de las condiciones de vida. Sin dudas y en buena medida estas estadísticas reflejan el cambio del humor social respecto al último gobierno y la derrota electoral del peronismo en las últimas elecciones.
Por su parte, los grupos de 15 a 29 años y de 30 a 64 años tuvieron tasas de pobreza del 47 y 36,8 por ciento en el segundo semestre de 2023 (contra 45 y 35 por ciento en igual período del año anterior), mientras la indigencia alcanzó al 13,5 y 10,1 por ciento de las personas pertenecientes a aquellos grupos etarios, respectivamente (y el dato refleja un incremento contra el 9,4 y 7 por ciento de finales de 2022). Para el caso de la población de 65 años y más, el 17,6 por ciento se ubicó bajo la línea de pobreza (versus 14,5 entre junio y diciembre de 2022) y el 2,6 por ciento fueron indigentes (contra 1,7 por ciento).
Además, las mayores incidencias de la pobreza en personas se observaron en las regiones Noreste (NEA) con un 48,4 por ciento y Noroeste (NOA) con 45,6 por ciento. En tanto, en la región de Cuyo alcanzó al 44 por ciento de las personas. Las regiones con menores índices de pobreza fueron el Gran Buenos Aires con 41 por ciento, la zona Pampeana con un 40,4 por ciento de las personas y la Patagonia con 36,5 por ciento.