jueves, 31 octubre, 2024
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De vivir en la calle a ser contratado para probar videojuegos: así superó Martín el mayor revés de su vida

Desde enero hasta abril de 2023 se vio obligado a dormir en los cajeros de Caballito porque no podía pagar el alquiler. Terminó en un hogar y allí le recomendaron Cultura de Trabajo, que se aboca a la reinserción laboral de personas en situaciones de vulnerabilidad.

Axa Pacheco

Martín Godoy consiguió una nueva oportunidad gracias a Cultura de Trabajo. (Foto: Nicolás González/TN)

Martín Godoy consiguió una nueva oportunidad gracias a Cultura de Trabajo. (Foto: Nicolás González/TN)

La vida de Martín Godoy cambió drásticamente en 2022. Estaba viviendo solo después de una separación y, en diciembre, se quedó sin trabajo después de estar seis meses -en negro- en el área de seguridad de una empresa. Respartió currículums en todas partes, sin éxito. No podía pagar el alquiler y, sin nadie a quien recurrir, tuvo que dormir en la calle por primera vez.

Desde enero hasta abril de 2023, Godoy, de 48 años, pasaba las noches en los cajeros de Caballito y los días, en el Parque Rivadavia. Generalmente, comía en las iglesias. “Fue muy duro porque nunca había estado en esa situación y no veía cómo salir de ahí”, recuerda en diálogo con TN y agrega: “Yo decía, ‘¿cómo voy a buscar trabajo estando en la calle?’”.

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Un día, alguien se acercó y le recomendó pedir alojamiento en un hogar de Cáritas en Parque Patricios. Luego de completar dos entrevistas, Godoy pasó a ser miembro del hogar, donde ya cumplió un año. Allí, lo ayudaron a crear un currículum y siguió postulándose, hasta que le contaron sobre Cultura de Trabajo, una fundación dedicada a reinsertar en el mundo laboral a las personas en situación de vulnerabilidad.

Los contactó en marzo de este año y quedó en la lista de aspirantes. “Enseguida me tendieron la mano para que saliera adelante. Es un milagro, Dios me puso a las personas correctas en el camino”, asegura Godoy. En la ONG, lo acompañaron durante todo el proceso. Recargaron su tarjeta SUBE y lo ayudaron a postularse para la vacante de Game tester (o probador de videojuegos) en una empresa multinacional.

Al quedar desempleado, Martín Godoy no pudo pagar más el alquiler y tuvo que dormir en la calle. (Foto: Nicolás González/TN)

Al quedar desempleado, Martín Godoy no pudo pagar más el alquiler y tuvo que dormir en la calle. (Foto: Nicolás González/TN)

Godoy fue seleccionado para una entrevista y los voluntarios de Cultura de Trabajo hicieron un simulacro con él. Además, estuvieron presentes durante la cita con los reclutadores.

Tras aprobar la evaluación, comenzó la capacitación de “tester” de videojuegos a principios de abril y terminará en septiembre. Aprenderá a detectar cualquier falla en los videojuegos y a elaborar reportes. Durante este tiempo, recibirá un incentivo semanal. “Nunca imaginé tener un trabajo así, el ambiente es muy cordial”, confirma y es optimista acerca del futuro.

El tiempo vivido a la intemperie quedó como el recuerdo de “un ambiente feo”, una experiencia que no le desea a nadie. Godoy está agradecido con el hogar y con la fundación: “Ellos están preguntando permanentemente si necesitamos ropa o dinero para la SUBE”, asegura.

En el hogar de Cáritas, le hablaron de Cultura de Trabajo. (Foto: Nicolás González/TN)

En el hogar de Cáritas, le hablaron de Cultura de Trabajo. (Foto: Nicolás González/TN)

También resaltó cuán importante es difundir el proyecto de Cultura de Trabajo y se propuso contribuir con quienes siguen en la búsqueda de empleo: “Hay muchos que tienen la voluntad y no conocen los lugares”, señala.

Trabajar con la mirada hacia el futuro

Maria Eugenia Sconfienza y Alexandra Carballo fueron compañeras de estudio de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Buenos Aires y se convirtieron en las fundadoras de Cultura de Trabajo hace 10 años.

Sin embargo, el origen de esta organización ocurrió mucho antes, con una investigación sobre políticas de inserción que Sconfienza hizo para una maestría. “Siempre estuvo esa semilla de hacer algo que tenga impacto y devolverle a la sociedad lo que uno va aprendiendo”, afirma Alexandra Carballo, en diálogo con TN.

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Carballo apoyó a su amiga y colega durante la investigación, que consistió en entrevistas a hombres mayores de 45 años en hogares y paradores de la Capital. “Todos coincidían con el mismo problema. Decían ‘si consigo trabajo, puedo resolver todo el resto’. Así empezamos, en nuestros ratos libres, con nuestras redes de contacto, a tratar de conseguirles empleo”, recuerda. De a poco, se sumaron voluntarios, hasta que el 1 de mayo de 2014, se consolidó la fundación.

Alexandra Carballo es cofundadora de la ONG. (Foto: cortesía de Cultura de Trabajo)

Alexandra Carballo es cofundadora de la ONG. (Foto: cortesía de Cultura de Trabajo)

“Por un momento nos sentamos a pensar ‘¿Quién va a apoyarnos? ¿Quién va a creer en nosotros?’”, admite, pero hoy, hay 718 empresas y empleadores particulares que confían en Cultura de Trabajo. Esta ONG se nutre no solo de la experiencia diaria con otras organizaciones del país, sino de políticas públicas internacionales que son adaptadas a la sociedad argentina.

“Hacemos un trabajo profesional. Nosotros mandamos a la entrevista una persona capacitada, y que puede llevar adelante lo que el empleador necesita. Después, viene el proceso de impacto social que es incluir a una persona que está fuera del sistema”, aclara.

Todas las empresas conectadas con Cultura de Trabajo saben que los postulantes están en situación de vulnerabilidad, remarca Carballo. Sin embargo, la organización nunca pone el foco en la falta de domicilio fijo o en la necesidad: “No es la mirada de ‘ay, vamos a ayudar a los pobres’. No buscamos dar pena, al contrario, trabajamos desde la autoestima, desde la mirada hacia el futuro”, asegura.

María Eugenia Sconfienza invitó a su amiga y colega a ayudar a personas vulnerables. (Foto: cortesía de Cultura de Trabajo)

María Eugenia Sconfienza invitó a su amiga y colega a ayudar a personas vulnerables. (Foto: cortesía de Cultura de Trabajo)

La ONG está conectada con el gobierno y con merenderos, comedores, hogares, paraderos, iglesias, toda organización social que ofrezca asistencia, en el AMBA, Pilar y La Plata. Desde esos lugares, les remiten candidatos. Hasta marzo de este año, la lista de organizaciones que trabajan en alianza con Cultura de Trabajo asciende a 590, y la fundación hace relevamientos constantes para conectarse con nuevas fundaciones.

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Cada mes, se hacen las entrevistas de admisión al programa de inserción laboral. (Foto: cortesía de Cultura de Trabajo/Video: Instagram @culturadetrabajo)

Cada mes, se hacen las entrevistas de admisión al programa de inserción laboral. Pueden postularse hombres y mujeres de 18 a 70 años. “Vamos clasificando la necesidad de la persona. No es lo mismo alguien que vive desde hace tres años en la calle que alguien que acaba de caer en situación de calle”, explica Carballo. Los voluntarios hacen “un estudio a profundidad” para desarrollar el perfil sociolaboral con las habilidades del participante y el tipo de acompañamiento que requiere.

En algunos casos, se realiza un “acompañamiento reforzado”, según las dificultades que pueda presentar cada quien. En este caso, el voluntario le escribe diariamente al participante, le envía ofertas de empleo, pero también le brinda apoyo emocional. Aunque no consiga trabajo, lo acompañan hasta que lo logre. Además, el seguimiento se mantiene incluso después de que la persona se reinserta en el ámbito laboral.

A través de las entrevistas, se determinan las habilidades y las necesidades de cada participante. (Foto: cortesía de Cultura de Trabajo)

A través de las entrevistas, se determinan las habilidades y las necesidades de cada participante. (Foto: cortesía de Cultura de Trabajo)

Actualmente, hay 85 voluntarios, entre los que se encuentran psicopedagogos, psicólogos, asistentes sociales, abogados, lo que permite diversificar la asistencia -aunque no es necesario tener una profesión, solo la intención de ayudar-. El grupo ayuda a ensayar las entrevistas de trabajo, a crear el currículum adecuado.

En la sede de Cultura de Trabajo, ubicada en el barrio de Flores, las personas pueden bañarse, lavar su ropa. Además, la fundación provee ropa y, en casos puntuales, les entrega celulares a los participantes que ya consiguieron un trabajo y necesitan mantenerse en contacto con sus jefes. Todo esto es posible por las donaciones (ropa, dinero, herramientas). Quienes deseen ofrecer apoyo económico, pueden hacerlo a través del botón de donación de Mercado Pago o suscribirse para hacer un aporte mensual.

La fundación, con la colaboración de la comunidad, busca cubrir las necesidades más urgentes de los participantes. Recauda desde el dinero para la SUBE hasta para cubrir el costo de un medicamento para la tensión, como cuenta María Eugenia Sconfienza en el pódcast de Cultura de Trabajo.

Alexandra Carballo y parte del equipo en la donación de un celular. (Foto: cortesía de Cultura de Trabajo)

Alexandra Carballo y parte del equipo en la donación de un celular. (Foto: cortesía de Cultura de Trabajo)

Hasta la fecha, 378 personas en grupos de extrema vulnerabilidad se reincorporaron al mundo laboral a través de Cultura de Trabajo.

Como la demanda de trabajo continúa creciendo y la fundación tiene una capacidad muy limitada de recursos, Carballo y Sconfienza decidieron capacitar de forma gratuita a otras organizaciones. Este será el tercer año consecutivo en que brindarán herramientas sobre la inserción laboral de personas vulnerables, ya que el objetivo es “replicar el modelo de Cultura de Trabajo en todo el país”.

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