En tiempos de crisis “la gente se las ingenia”. Pedir comida del centro, “aunque la promoción sea atractiva, el precio del servicio de motomandados lo encarece”.
Por eso, los vecinos comenzaron a mirar “a la cocinera del barrio” que también ofrece “productos de calidad, aunque sin el marketing de los negocios grandes”.
Pizzas, hamburguesas y picadas son los clásicos. Influye también en los costos que “la hamburguesería del barrio no paga alquiler, todo es familiar y generalmente no se contratan empleados”.