Cuando Carlo Ancelotti condujo al Real Madrid a la decimoquinta Champions League de fútbol de su historia, se habló de que era el DT sin -ismo, en este florecer que en las últimas décadas hubo en el deporte, como en la política. En ese grupo también podría entrar Julio Velasco, el argentino que se colgó la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de París 2024 como entrenador de la Selección femenina de Italia, a la que llevó por primera vez a lo más alto del podio del voley después de haber asumido hace apenas ocho meses en el cargo. Fue un contundente 3-0 contra Estados Unidos con parciales de 25-18, 25-20 y 25-17.
«Cada entrenador tiene su personalidad. No se puede imitar al entrenador de moda. Y tiene que plantearse cómo con su forma de ser, su cultura, su personalidad, logra cambiar a los jugadores. Porque la primera cosa que un entrenador para crear cualquier cosa tiene que entender es que nosotros no hacemos nada. Nosotros hacemos hacer a otros algo, que son los jugadores«, dijo Velasco, en marzo pasado, en una entrevista en el streaming «Clank!».
Analítico y pensante como pocos en el país, pero con un recorrido notable en el deporte, Velasco lo hizo de nuevo. Con el último punto consumado, corrió por la cancha naranja del Arena Paris Sud 1, uno de los estadios más curiosos de los Juegos Olímpicos que fue sede de los torneos de voley, instalado dentro de uno de los ocho enormes pabellones de la Expo Paris, un centro de exposiciones construido en 1923 que abarca 228 mil metros cuadrados.
Mientras, en los altoparlantes y en las tribunas con los fanáticos azzurri, quizás paradójicamente, retumbaba el «Será porque te amo», la icónica canción de Ricchi e Poveri. Es que Italia celebraba su notable travesía desde que en noviembre de 2023 Velasco tomó el mando, cuando fue convocado por la Federación para dejar a los juveniles masculinos e intentar clasificar a este equipo femenino a los Juegos Olímpicos de París 2024.
El platense de 72 años, se había retirado en 2019, pero asumió el desafío y lo «levantó de los escombros», como explicaron algunos medios de ese país. Lo convirtió en el campeón olímpico después de haber ganado hace unos meses la Liga de Naciones, que le permitió clasificar a París 2024.
¿Cómo logró generar semejante cambio en tan corto tiempo? Con prioridades, sobre todo. «La metodología de trabajo sería un poco larga de explicar. Pero una de las cosas importantes cuando uno tiene poco tiempo -aunque en general, siempre-, es elegir prioridades para mejorar. Cambiar cosas que si una jugadora mejora la transforman en una jugadora diferente. Un upgrade, pasa de económica a business. Si uno le propone diez cosas, las diez cosas las puede mejorar, pero poquito. En cambio si uno le propone enfocarse en una, eso acelera muchísimo el proceso», le contó a Clarín después de la semifinal.
Velasco entiende lo que se viene. Cuando era técnico del seleccionado italiano masculino (con el que fue campeón mundial en 1990 y 1994), su equipo perdió el duelo por el oro de Atlanta 1996 ante Países Bajos. Haber alcanzado esa instancia otra vez es «una satisfacción enorme».
«Con el vóleibol femenino había trabajado muy poco. Con la Universidad de Belgrano, en los tiempos en los que empezaba a entrenar o en el ’97, un verano estuve con la selección femenina italiana. Por eso haber llegado a esta final es lindísimo», comentó. «La otra vez le hicieron una entrevista a Clint Eastwood, que tiene más de 90 años, y le preguntaron por qué a esa edad todavía hace películas. Y dijo ‘No quiero dejar entrar al viejo’. Yo, más o menos…», agregó entre risas.
Había tenido una frustración grande en Río de Janeiro 2016 con la Selección argentina masculina, cuando después de ganar el grupo se topó con el local Brasil -después campeón- en cuartos de final, pero aclaró que no lo veía como una revancha. Porque Velasco escribió su propia historia, otra vez, y llevó a Italia a lo más alto del podio olímpico.