De un Stade de France convertido en un mundo apocalíptico, rodeado de humo, en el que los Juegos Olímpicos habían dejado de existir, a un estadio dominado por la música a todo volumen. Del tradicional desfile de las banderas y el ingreso de las delegaciones saludando al público al caos que generaron los propios atletas cuando decidieron copar el escenario sin permiso mientras comenzaban a tocar la banda Phoenix, acompañada de otros artistas. De los tradicionales discursos de protocolo al broche de oro a Tom Cruise arrojándose desde el techo para llevarse la bandera olímpica rumbo a Los Ángeles 2028. De todo tuvo una noche larga y llena de emociones en la que París le ganó el telón a sus Juegos Olímpicos.
Había prometido un espectáculo diferente el comité organizador. Y cumplió. Con un despliegue de artistas y acróbatas, saltando, volando por los aires y descendiendo desde lo más alto colgados de cables. Con fuegos artificiales, juegos de luces y la presentación de artistas que hicieron vibrar al público y contagiaron a (parte) de los atletas. Y con varios guiños a esa fiesta de inauguración, con la que había roto el molde.
Entre la multitud de deportistas hubo un un grupo de argentinos que también le dijeron adiós a la cita olímpica, liderados por José Maligno Torres y Eugenia Bosco. El cordobés, que ganó la medalla de oro en el BMX Freestyle, y la sampedrina, plata junto a Mateo Majdalani en la clase Nacra 17 del yachting, ingresaron portando la bandera celeste y blanca, junto al resto de los abanderados y luego se unieron a sus compañeros de delegación, tras una larga búsqueda.
Es que cuando dejaron la bandera en manos de un voluntario, que la escoltó fuera del estadio, tuvieron que caminar más de una vuelta completa a la pista, colándose entre los de varios países, hasta que encontraron a los otros argentinos, que habían sido unos de los últimos en ingresar.
Inesperado fue el desorden que provocaron los atletas cuando invadieron el escenario, a pocos minutos de que comenzara el momento musical de la noche. Pasaron muchos minutos hasta que, entre voluntarios y personal de la organización, lograron desalojarlos.
El cierre en el Stade de France tuvo como protagonista al nadador francés Léon Marchand, que al inicio de las noche había aparecido tomando una llama del pebetero en el Jardín de las Tullerías. El ídolo local ingresó con el fuego olímpico y junto a Thomas Bach, presidente del COI, la boxeadora Cindy Ngamba, el luchador cubano Mijaín López, la jugadora de tenis de mesa china Sun Yingsha, el maratonista keniato Eliud Kipchoge, el judoca francés Teddy Riner y la nadadora australiana Emma McKeon lo apagaron de un soplido, cerrando oficialmente París 2024.
Un rato antes, igual, la fiesta se había mudado a otro continente. Porque cuando ya la bandera olímpica estaba en manos de Simone Biles, en representación de los atletas estadounidenses, apareció en escena Tom Cruise. El actor se arrojó desde lo más alto del estadio, en una acrobacia de esas que suele realizar en sus películas, recibió el estandarte con los cinco anillos y se la llevó a bordo de una motocicleta.
En una secuencia de imágenes en las pantallas, se vio como el protagonista de Misión Imposible manejaba a toda velocidad por las calles de París y luego llegaba a Los Ángeles tirándose de un avión. Y como la bandera pasaba a manos de la ciclista Kate Courtney, la leyenda del atletismo Michael Johnson y el skater Jagger Eaton hasta llegar a una playa de la ciudad californiana, donde, al ritmo de los Red Hot Chili Peppers, Billie Eilish y Snoop Dog, ya se empezaron a palpitar los Juegos Olímpicos de 2028.