El oficialismo espera poder aprobar esta semana en el Senado el proyecto que establece la reforma electoral de la Boleta Única en Papel (BUP) en reemplazo de las boletas partidarias tras un acuerdo que terminó de pulir en las últimas horas con la oposición dialoguista y apremiado por la necesidad de que empiece a usarse en las legislativas de 2025.
En el Gobierno advierten que para llegar al año próximo con el nuevo sistema de votación, el proyecto debería ser aprobado en el transcurso de este mes. Por eso el bloque de senadores de La Libertad Avanza quiere llevarlo al recinto en estos días: la iniciativa tuvo media sanción en 2022 y tendría que cambios que la harían volver a Diputados.
Uno de los cambios centrales es que el proyecto que salió de la Cámara baja establecía para la BUP el modelo que usa Córdoba, mientras que el Senado aplicaría el modelo de Mendoza. Ambos son muy parecidos, pero cambia la forma en la que aparecen los distintos partidos o espacios políticos en la papeleta.
No obstante, el cambio más importante en el proyecto sería la eliminación del casillero para votar «lista completa» en la Boleta Única, un reclamo de los bloques provinciales del Senado como el de Río Negro y el de Misiones, cuyos votos son determinantes. El oficialismo cedió en este punto y habría llegado ya a un acuerdo para aprobar la iniciativa, según adelantaron a iProfesional.
Boleta Única: ¿cuál es la complicación para apurar la aprobación del proyecto?
Sin embargo, las complicaciones para el Gobierno pasan por la convocatoria a la sesión y el temario. El plan original era debatir y votar la iniciativa sobre Boleta Única el miércoles, pero luego surgió la alternativa de hacerlo el jueves. Las dudas en el oficialismo radican en la posibilidad de que, en la misma sesión, se cuelen temas más espinosos.
Uno es el DNU del presidente Javier Milei, que aumentó los fondos para la SIDE y que «caería» si el Senado lo rechazo, mientras que el otro es el proyecto para garantizar el financiamiento de las universidades. Ambos temas figuran en la agenda de la oposición -incluso de aquellos que apoyan la aprobación de la Boleta Única- y amenazan al oficialismo con dos derrotas.
La vicepresidenta Victoria Villarruel y el jefe de bloque de La Libertad Avanza, Ezequiel Atauche, encaran una compleja negociación para ver si pueden evitar que esos dos temas empañen la eventual aprobación de la Boleta Única, que si bien fue impulsado en 2022 por el PRO y la UCR hoy forma parte de la reforma electoral que plantea Milei.
Esto conspira contra la necesidad de que la ley que establece la Boleta Única se apruebe este mes, algo que según los funcionarios que fueron a exponer sobre el tema al Senado sería clave para que el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial tengan tiempo de adaptar cuestiones logísticas y operativas del sistema a los fines de que la nueva modalidad de votación pueda aplicarse en las elecciones legislativas del año próximo.
Javier Milei ya tiene los votos: ¿cómo se logró el consenso del oficialismo con la oposición?
Fuera de ello, el proyecto sobre Boleta Única de la reforma electoral ya tendría el consenso suficiente para ser aprobado por el Senado y devuelto en segunda revisión a Diputados. Fuentes de La Libertad Avanza y de la oposición dialoguista confirmaron a iProfesional que «ya hay un acuerdo y si no falta nadie al momento de sesionar, estarían los 37 votos».
Ese número es el que marca la mayoría absoluta de la Cámara alta, necesaria para aprobar cualquier proyecto de tipo electoral. El consenso se logró a partir de la decisión de adoptar el modelo mendocino en lugar del modelo cordobés pero sobre todo de la eliminación del casillero que permitiría votar la lista completa de candidatos.
La modificación fue clave para acercar los votos de la rionegrina Mónica Silva, de Juntos Somos Río Negro, y a los misioneros Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, del Frente Renovador de la Concordia de Misiones, cuyo rechazo al proyecto tal y como salió de Diputados fue lo que impidió que se aprobara, como quería Villarruel, en enero.
La eliminación del «botón» de lista completa obliga a votar por categoría (presidente y vice, diputados, senadores, etc.) y dificultaría el «arrastre» de los partidos nacionales. Es por esta razón que los impulsores de ese cambio fueron los senadores de los partidos provinciales que son gobierno en sus respectivos distritos: buscan proteger su poderío local frente al PJ, La Liberrtad Avanza, la UCR y el PRO.
En rigor, la Boleta Única que se usa en Córdoba y la de Mendoza son muy parecidas. La diferencia central entre ambas es que en la primera los partidos políticos que compiten se accomodan de forma horizontal en la papeleta, con las categorias o cargos en vertical, mientras que en el otro modelo es al revés.
¿Qué otros cambios contempla el proyecto en el Senado antes de las elecciones del 2025?
Por otra parte, el proyecto consensuado en el Senado incorpora otros cambios respecto de lo que aprobó oportunamente la Cámara de Diputados, uno de los cuales es sobre el calendario electoral: las primarias (PASO) se deberán realizar el primer domingo de agosto y no el segundo, como ocurre hoy.
Esto correría otros plazos del cronograma. Pasaría de 55 a 75 días el plazo para que las agrupaciones políticas soliciten a la Justicia la asignación de los colores que usarán en la Boleta Única. También, las precandidaturas deberían presentarse 70 días antes de la elección y no 50, como rige actualmente.
La necesidad de llevar a cabo estos cambios en la práctica es lo que llevó a los funcionarios del Poder Ejecutivo encabezados por el secretario de Interior, Lisandro Catalán (mano derecha del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y encargado de las negociaciones por este tema) a advertir que es necesario avanzar este mes con el proyecto para llegar a 2025.
En ese marco, el oficialismo espera destrabar este mismo miércoles la discusión sobre temario de la próxima sesión en la que, para ellos, la prioridad debe ser la aprobación del proyecto sobre Boleta Única en Papel sin que el debate se vea empañado por otros temas que, para colmo, implican la amenaza de dos nuevas derrotas legislativas para el Gobierno.