“Que la gente nos siga alentando que tenemos la Finalissima por jugar, el Mundial en dos años y queremos ser la mejor Selección de la historia. Hay que seguir generando cosas para lograr eso. No estamos satisfechos, nos queda mucho por lograr”. El que habla es Emiliano Martínez, el Dibu, elegido por segunda vez consecutiva como el mejor arquero del mundo y que reabre un debate que parecía zanjada después del bicampeonato en la Copa América, hace un par de meses atrás en Estados Unidos.
Justamente al recibir el galardón fue abucheado por el público francés. El marplatense de 32 años es para los franceses el máximo responsable de que Les Bleus no se consagraran en Qatar 2022. Y el premio por segundo año consecutivo que le fue entregado en París remueve las heridas.
«Es normal (que me abucheen), sería lo mismo si algún francés ganara algún trofeo importante en Argentina. Lo entiendo. Es todo por el fútbol, es profesional, uno lo acepta”, le restó importancia el arquero en una entrevista en DSports.
“Es una locura haber recibido el premio por segundo año seguido. Nunca imaginé recibirlo una vez, imaginate dos. Todavía no caigo. A los defensores les meto tanto en la cabeza que tenemos que tener el arco en cero que también terminan siendo fanáticos ellos de eso”, indicó el arquero.
En ese sentido, Martínez dedicó buena parte de la entrevista a hablar de su futuro a nivel clubes y el presente en la Selección, con objetivos a largo plazo. El Dibu, además, volvió a referirse a Independiente.
“Si no es en Independiente, en Argentina no jugaría en ningún otro lado. Yo no jugué en Primera, me fui en las Inferiores. ¿Una espinita? Puede ser. Pero me hubiera quedado una espinita si no jugaba en la Selección. Jugando en la Selección siento que represento a Independiente también”, explicó.
Sin embargo dejó claro que todavía no está pensando en ese regreso y no siente que haya alcanzado el máximo de lo que puede dar bajo los tres palos.
“No llegué a mi pico todavía, me siento muy bien. Hay que prepararse con trabajo y le sigo agregando cosas a mi rutina. Trabajo con gente para seguir ayudándome, invierto en mí y eso hoy en día me está ayudando a lograr cosas a las que nadie llegó”, distinguió antes de detallar las rutinas que tiene dentro y fuera del club.
Además de las prácticas junto a sus compañeros, Martínez hace pilates y también utiliza una máquina especial que le permite mejorar la elongación desde el primer minuto de juego.
“Antes de los partidos hago dos veces pilates. Trabajo en el gimnasio, en la entrada en calor hay una máquina con la que estirás la pierna para agilizar el aductor y la uso. Me dicen si esa es la atajada del Mundial, pero no: es la de todos los fines de semana. Hay muchas cosas que trabajo en pilates, la espalda también, para sacar más rápido”, precisó.
En su archivo, el marplatense supo declarar en su juventud que deseaba jugar hasta los 40 años. Ahora, con 32 y cinco años de contrato por delante, redobló la apuesta y pronosticó hasta cuándo pretende mantenerse en la actividad.
“Hasta que me dé el cuerpo. La vida es muy larga después. Renové por cuatro años más (en Aston Villa), así que estaré hasta los 35 o 36. Voy año a año, sé que mi cuerpo me va a dar hasta los 41 o 42 tranquilamente. Con lo que vengo haciendo físicamente, los estiramientos y eso. La vida de los futbolistas se alarga hoy en día. Y, por cómo trabajo yo, me va a dar. Cuando la cabeza me explote, ya no tendré arreglo”, pronosticó.
En ese sentido, consideró la vigencia que tienen jugadores de campo como Lionel Messi o Nicolás Otamendi, sus compañeros más experimentados en el seleccionado.
“Lo vi contra Bolivia y pensaba cuánto me gustaría jugar a su edad. Lo mismo con Otamendi, que está en un nivel impresionante. Ver a esos chicos demostrar a los más jóvenes va a ayudar muchísimo a mi generación y la que viene detrás», presagió.
Dibu Martínez vio ese partido por la televisión, ya que sobre él pesaba una sanción de Conmebol, después de que golpeara la cámara luego de la derrota ante Colombia y que se colocara el trofeo de la Copa América en la zona genital durante la celebración en el estadio Monumental.
“No había necesidad, era un poco invasivo y se estaba riendo. Fue solo mover la cámara. Quedó ahí, acepté la sanción y fue injusto, la verdad. No pasó más nada, quedó ahí. Ojalá le vaya bien”, se mostró fastidiado.