El jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, viene elaborando una reforma de su gestión con el fin de achicar estructuras y redefinir funciones en muchas áreas. Incluso, en algunos casos, eliminar organismos que duplican funciones.
Uno de los que tiene en mente suprimir es el Ente de Servicios Públicos, un organismo descentralizado que tiene en su haber un directorio (donde se reparten los cargos entre las fuerzas políticas) y más de 600 empleados. Lo que más le llamó la atención a Jorge Macri es que todas las funciones que tiene el ente para controlar ya las tienen en el Ejecutivo.
Otro gasto que tiene en su mente el jefe comunal: los 105 cargos ejecutivos que tienen las comunas, donde cada una de las 15 consta de siete comuneros. Eso le permitió a la dirigencia política colocar dirigentes de menor cuantía en las boletas que nadie mira: un buen ejercicio ciudadano sería ir a una comuna cualquiera y consultar a los vecinos quién la preside. El resultado tiende a 0. Claro que para achicar o eliminar estas estructuras, y otras, necesitaría una herramienta más: modificar la Constitución de la Ciudad.
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El caso de los comuneros es paradigmático: además de ser siete, las funciones vinculadas a los espacios verdes y la poda de árboles fueron perdiendo peso. Además ganan, cada uno, un 60% de lo que gana un legislador porteño: aproximadamente $ 2,8 millones promedio. Es decir: casi $ 300 millones por mes y unos $ 3.600 millones anuales. “Es una caja de la casta”, se ríen en Uspallata, la sede gubernamental porteña. “Debería cobrar uno solo o a lo sumo que sean tres. Igual solo trabaja el presidente (que cobra un 10% más), y alguno más”, detallan en Parque Patricios. Incluso hay funciones que tenían los comuneros que regresaron al Ejecutivo, en particular a Espacio Público.
Quien debe velar por la buena sintonía con ellos es el secretario de Vinculación Ciudadana, César “el Tuta” Torres, quien hace algunas semanas, cuando presentaba en la Legislatura porteña el Presupuesto 2025, dijo que tenía un excelente vínculo con los comuneros y lo cruzaron feo varios legisladores planteándole exactamente lo contrario.
Volviendo al Ente de Servicios Públicos: viene de gestiones que intentaron rearmarlo, emprolijar su trabajo de inspección y control y darle solvencia: desde el radical Lisandro Ferrali, pasando por la peronista del PRO Paola Michielotto, le imprimieron una dinámica que permitió imponer multas a las empresas de servicios públicos con mayor eficacia. Luego vino un cambio con Alejandro Ameijenda cuando el organismo tomó otro color, dada su cercanía a los contratistas. Ameijenda sabe de números: ahora se fue al Ceamse a mirarlos. Hoy el ente lo preside el vidalista José María “Jocho” Grippo, quien en su presentación en la Legislatura explicó que bajaba el gasto drásticamente, y los dirigentes opositores se sorprendieron.
Paralelamente, todas las áreas vienen bajando sus gastos. Y ahora podrían venir fusiones de áreas. Hay un caso que miran en Uspallata –aunque podría no tener éxito–: la Subsecretaría de la Mujer tiene dos direcciones generales. Es decir: tuvo un crecimiento exponencial con respecto a la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, cuando se manejaba con una sola área pequeña.
También hay quienes piensan en privatizar o concesionar empresas públicas. Una de ellas es Ausa, la que maneja las autopistas de la Ciudad, donde también hay un directorio con sueldos millonarios y chofer.