Miguel Ángel Solá, uno de los mejores intérpretes argentinos de su generación, representa la novena generación de actores de una familia de larga vinculación con el teatro. Su madre era la destacada artista Paquita Vehil, su padre fue jefe de boletería del Maipo. Cuando aún no había cumplido dos años, debutó en “El carro de la basura”, junto a Narciso Ibáñez Menta y Luisa Vehil, su legendaria tía. Le siguió “Ana de los milagros”, de la que recuerda: “Me torturó mi tía. Me gritaba desesperada: ‘Más Miguel, más’. Me lo decía para que pudiera, a través de la voz, transmitir el dolor y los sentimientos del personaje”, rememora de su segunda labor teatral. En su juventud no tenía demasiado interés en la profesión, pero decidió presentarse al casting de “La noche de los ratones crueles”. Fue elegido y su vida dio un vuelco importante al comenzar a trabajar con continuidad.
A lo largo de su prolífica carrera artística realizó destacados y recordados trabajos en teatro, cine, televisión, radio y música. Imposible consignarlos todos en estas líneas. En la escena, fue el mozo de establo que ciega los caballos en “Equus” y John Merrick, una persona con malformaciones en su rostro y cuerpo, en “El hombre elefante”. En la pantalla grande, el asesino y ex policía de “Asesinato en el Senado de la Nación” y el doctor Salvador Mazza de “Casas de fuego”. En la TV se destacó en “Atreverse”, en el capítulo “Damas y caballeros”, adelantado a su época, en que personificó a una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre. La música tampoco le es ajena, pues formó parte de «La Típica en Leve Ascenso», grupo multimediático con el que grabó un disco y construyó la sala “El callejón de los deseos”, en Abasto.
Radicado desde hace varios años en España, regresó a Buenos Aires para el estreno de “Mi querido presidente”, la obra, producida por Gustavo Yankelevich, en la que personifica al singular terapeuta que debe atender a un electo jefe de Estado. En la intimidad de su camarín, cálido, con voz pausada, conversó con NOTICIAS.
Noticias: ¿Para qué se hace teatro?
Miguel Ángel Solá: Es una cosa que viene de las cavernas. Alguien tenía que contarle a la gente que estaba adentro, que afuera estaba la vida. Venía este señor que había estado en la caza y que de repente había visto las dimensiones de un mamut. Contar cómo era el olor del miedo. Además, sin vocabulario (gesticula y emite onomatopeyas). Tenía que reflejarle al otro la vida, la muerte, la esperanza, contar cómo se iba un espíritu del cuerpo. Por eso siento que lo único importante es pasar los hechos de la realidad por la imaginación. La única manera de poder transmitir algo desde un escenario es pasar el tamiz de la realidad por la inteligencia. Si no pasa eso es simplemente naturalismo.
Noticias: La actuación no fue la primera opción en su vida
Solá: Es que no quería saber nada. Lo tomaba como un hecho normal por mi familia, pero el teatro me ha sacado muchas horas a mi mamá. Entonces al teatro lo quería cagar a trompadas (sonríe). Pero estaba lo otro, cuando volvían y con mi hermana Mónica, esperábamos despiertos. Venía el café con leche con las medialunas que compraba papá. A veces la charla familiar era aburridísima porque no entendíamos nada, pero otras, llegaba una noticia que era como estar en la caverna, alrededor de la hoguera. Era maravilloso.
Noticias: ¿Alguna vez tuvo temor o ansiedad en un estreno?
Solá: No, para nada. Nunca tuve miedo. Nunca tendré miedo en mi casa que es el teatro.
Noticias: ¿Qué significó “Equus”, en su carrera, junto a Duilio Marzio?
Solá: Duilio fue un maravilloso compañero de trabajo, hermoso, magnífica persona, generoso. Un buen ser humano, un caballero. Trabajamos muy bien juntos. Hubo una época donde él no la estaba pasando bien con su salud porque tenía problemas de estómago. Pobrecito, cuando salía del escenario, entre escenas, vomitaba y luego seguía con la actuación como si no tuviera nada. De él aprendí mucho.
Noticias: ¿También de Cecilio Madanes, el director?
Solá: Con él no tuve una muy buena relación porque era (piensa las palabras) no lo sé. Imaginate, yo era un potro salvaje, un animal, con un físico poderosísimo y una capacidad de atracción que me daba cuenta lo que generaba afuera del escenario. Sé lo que necesita el espectador, sé dónde están mirando, dónde va la atención. No era una puesta original, sino una reposición. Se vendían los derechos y había que respetar la puesta. La estructura ya venía hecha y no se podía generar nada. Quizás eso influyó en la relación con Cecilio. Yo me lanzaba, me iba más allá todo el tiempo y cambiaba las palabras porque nacen, no se doman. La traducción era muy bonita literariamente, pero llevarla al cuerpo del actor es otra cosa.
Noticias: A pesar del éxito hubo inconvenientes…
Solá: Bueno, empezamos en el Ateneo y fuimos felices actuando. Pero de pronto, por el éxito, pasamos a El Nacional donde había que hacer una cantidad de funciones que eran una tortura. Un teatro de novecientas personas y sin micrófono, todo el tiempo a los gritos. La empecé a pasar mal porque me lastimaba cada dos por tres y siempre estaba Romay. Él era una persona muy (pausa extensa) bah, que en paz descanse.
Noticias: ¿Tuvo dos juicios con él?
Solá: Y le gané los dos. Tenía cosas de maldad al pedo, la verdad. Con todo lo bien que iba, no se conformaron e hicieron una segunda compañía paralela con otros actores para sacarla en gira y ahí yo me planté, le dije no. Es uso y costumbre del teatro que, si vos haces un éxito y se decide llevarla a todo el país, tenés que hacerla vos. A menos que no puedas o no quieras. El otro juicio fue por falta de pago cuando grabé “Leandro Leiva, un soñador”, de Alberto Migré, para canal 9.
Noticias: ¿Sufrieron un atentado en La Plata?
Solá: Una bomba.
Noticias: ¿Por qué fue? ¿Alguien se lo adjudicó?
Solá: No sé los motivos que alguien pueda tener para poner una bomba en mi camarín. Llamó Romay indicando que levantaran la función por amenaza de bomba. La hicieron estallar en el camión de explosivos. Eso fue en el ’76, épocas muy difíciles.
Noticias: En el ’99, antes de irse a España, recibió amenazas de muerte contra su hija. ¿Llegó a saber de dónde provenían?
Solá: A ver, los hijos de puta no necesitan excusas. Hacen lo que hacen y no tienen por qué. No hay justificación alguna para que haya amenazas. Son cerdos. Todo vuelve y entonces terminarán reventando de lo mismo que generan.
Noticias: ¿Cómo ve la televisión actual?
Solá: Es una porquería. No tengo lo que quiero ver en televisión. No me conformo ni me adoceno ni voy diciendo: “Ah, pero este era bueno, pobrecito, nació en una villa y mirá a lo que llegó, ahora es rapero”. No puedo, tengo otras expectativas en la vida. Creo en el mérito y en la capacidad. Creo que uno no es dueño del talento, pero sí portador. Por eso mismo le debe un respeto enorme. Creo en la gente buena leche, después todo lo demás, es lo de menos.
Noticias: ¿Alguna sugerencia para los jóvenes interesados en su profesión?
Solá: No, me siento el viejo vizcacha (sonríe). Lo que yo viví no lo van a vivir ellos. No van a tener gente que se ocupe, que quieran verlos crear. Gente que los apañe, los cuide, los quiera, los impulse. Lo van a tener quizás en sus casas. Un papá o una mamá o un hermano que le va a dar este aliento y vuelo. Lo que viví es una época maravillosa con la creación de los canales, la tevé blanco y negro, la llegada del color. Lo que existe ahora son ano contra natura de la profesión de actor. Da mucha vergüenza. Para los que hemos vivido la verdad, no nos conforma la mentira.
Noticias: ¿La vara de la excelencia ha caído?
Solá: Sigo creyendo en eso. Será por eso que la gente de teatro que viene a ver lo que estoy haciendo, recuerda trabajos míos. ¿Quién se acuerda de un trabajo tan raro como este que es efímero? Hace que vos que pagaste una entrada estás llorando o te estás riendo. Creo que esa conciencia que hemos tenido de tener en cuenta la inteligencia, la capacidad, las emociones, va a empezar a golpear las puertas.
Noticias: ¿Alguna vez lo llamaron del San Martín o el Cervantes?
Solá: Kive Staiff, quería que hiciera Hamlet. A mi Shakespeare me gusta leerlo, pero no hacerlo. Le propuse hacer “Galileo Galilei” de Bertolt Brecht, pero no se concretó.
Noticias: ¿De dónde saca fuerza de voluntad para seguir adelante?
Solá: Tengo una mala salud de hierro (sic). Me gustaría descansar, pero tengo que seguir trabajando. Me gusta trabajar y tengo que aceptar lo que ofrecen. No puedo darme el gusto de decir no. Salvo “Mi querido presidente”, hace cinco años que hago cosas que no hubiese hecho nunca en mi vida. Ni siquiera me hubiese tomado el trabajo de pensarlas. Llega un momento en que tenés que aceptar papeles pequeñitos y cositas en el cine y la televisión porque si no, no comes. Hay que sobrevivir y sigo teniendo esperanza.
Noticias: ¿Pensó en escribir sus memorias o dejar testimonio de sus trabajos?
Solá: No (categórico). Escribo poesía, canciones, sobre las cosas que veo de la vida, pero lo mío es ser un actor de teatro que además hace cine, televisión y también radio porque me gusta el sonido de la voz.
Noticias: ¿Cómo ve la situación actual del país?
Solá: Dame tres meses más y te contesto la pregunta.