«…La mentira tiene patas cortas. cuando la realidad llega,la simulacion se desvanece.Solamente queda eldeshonor de la infamia y el recuedo del engaño».(JDP).
Desde mis años de estudio en la historia económica argentina y mundial, he advertido los peligros de someter la economía productiva a la especulación financiera. Hoy, con el caso del token $LIBRA promovido por el presidente Javier Milei, vuelvo a ver cómo la historia se repite.
A lo largo de los siglos, siempre que los gobiernos priorizan el mercado financiero sobre la producción, las consecuencias son devastadoras para el pueblo trabajador.
- Introducción: De la historia al presente
La historia nos enseña que los pueblos que abandonan su aparato productivo en favor de la financiarización terminan sumidos en crisis profundas.
El peronismo siempre denunció estas lógicas y defendió un modelo económico basado en el trabajo, la industria y la justicia social.
Es por eso que, ante la reciente promoción del token $LIBRA, no puedo quedarme en silencio.
Este caso es solo un reflejo contemporáneo de lo que hemos visto tantas veces en la historia.
- Historia Antigua: La crisis del Denario y la decadencia de Roma
Roma cayó en la trampa de la especulación cuando comenzó a degradar su moneda, el denario.
En lugar de fortalecer su producción agraria y comercial, se dedicó a imprimir dinero sin respaldo, generando devaluación y pobreza.
Los emperadores promovían soluciones ficticias, mientras la economía real se destruía.
Esto no es tan distinto de lo que vemos hoy en Argentina, donde se promocionan instrumentos financieros sin respaldo, dejando de lado el desarrollo industrial.
- Edad Media y mercantilismo: La crisis de las nurbujas especulativas
En el siglo XVII, la crisis de los tulipanes en los Países Bajos demostró que la especulación desmedida lleva a la ruina.
La fiebre por los bulbos de tulipán generó fortunas y luego desastres económicos.
Lo mismo pasó en la España de los Habsburgo, cuando se emitió moneda sin respaldo productivo, generando un colapso económico.
Como peronista, no puedo dejar de notar el paralelismo con la Argentina de hoy.
Mientras se promueven mecanismos de enriquecimiento rápido, se olvida la base de cualquier economía fuerte: la industria y el empleo digno.
- Revolución Industrial y crisis de 1929: La lección olvidada
La Revolución Industrial mostró que el crecimiento se lograba con producción y tecnología, pero cuando la especulación financiera tomó el control, sobrevino la crisis de 1929.
Los mercados cayeron porque había mucho papel y poca riqueza real.
Es lo mismo que sucedió en Argentina con la convertibilidad de los ’90: se priorizó la lógica de los mercados en lugar del desarrollo productivo, y terminamos en el colapso de 2001.
El General Perón lo sabía bien y estructuró un país basado en la industrialización y el pleno empleo.
Cuando Argentina invirtió en su industria y en su gente, tuvimos décadas de prosperidad. Hoy, el camino es claro: volver a poner la producción en el centro de la economía.
- Siglo XXI: El neoliberalismo y la criptomanía
El neoliberalismo global ha convertido la especulación en su piedra angular.
La crisis de 2008 demostró que las burbujas financieras destruyen países enteros, mientras los especuladores huyen con las ganancias.
Ahora, con la fiebre de las criptomonedas, se repite la historia: se venden sueños de riqueza fácil que, tarde o temprano, explotan en la cara de los trabajadores.
La promoción de $LIBRA por parte de Milei es la expresión moderna de esta lógica.
Nos quieren hacer creer que un token sin respaldo generará prosperidad, mientras la industria nacional es golpeada por el ajuste y la falta de inversión.
Como peronista, mi compromiso es con el trabajo y la producción, no con las ilusiones especulativas.
- Conclusiones: La historia como advertencia
La historia nos ha enseñado que las naciones que abandonan la producción en favor de la especulación terminan en crisis.
Roma, España, la Argentina de los ’90, todas son pruebas de que el capital financiero sin respaldo productivo lleva al desastre.
El peronismo, con su defensa de la soberanía económica y el desarrollo industrial, es la única alternativa real para evitar que Argentina caiga en el mismo error.
Como peronista y como historiador, sostengo que el futuro del país está en la producción, en la generación de empleo y en la distribución equitativa de la riqueza.
Mientras algunos siguen apostando a los casinos financieros, yo elijo defender el legado de Perón y Evita: un país con justicia social, economía productiva y soberanía política. La historia ya nos dio la advertencia.
Nos toca decidir si la escuchamos o repetimos los errores del pasado.
*Profesor en Historia,
Licenciado en Historia
Lic. Faustino C. Duarte