Allí, en la noche del martes, colegas y seres queridos le rindieron un sentido homenaje. La jornada del miércoles continuó con el velatorio en la casa Zuccotti Hermanos y culminó en el Parque Memorial de Pilar, donde sus restos fueron inhumados en una ceremonia privada.
El cortejo partió a las 10:36. Seis vehículos, apenas quince personas y un silencio denso que lo decía todo. Su hermano Carlos Gasalla lideraba la pequeña comitiva, acompañado por su esposa Nieves, su hija y nietos, el secretario de Cultura de la Nación, Leonardo Cifelli, su inseparable amigo y exdirector de prensa Alejandro Veroutis y su confidente Marcelo Polino.
Minutos antes del mediodía, llegaron al cementerio. Carlos descendió primero, seguido por quienes llevarían el ataúd con solemnidad: Cifelli, Veroutis, Polino, el productor teatral Ignacio Laviaguerre y Sebastián Borras, actor y asistente de dirección de la obra «Más respeto que soy tu madre».
funeral gasalla
La ceremonia religiosa estuvo a cargo del padre Rubén y fue breve, apenas diez minutos. En su discurso, citó el Evangelio de San Juan: “Como el Padre me amó, también yo os he amado; permaneced en mi amor…”. Pero el momento más conmovedor llegó cuando la voz del propio Gasalla resonó en el lugar, recitando el Soneto XV de Shakespeare, su favorito. Un instante de profunda emoción que desembocó en aplausos y lágrimas.
Tras la bendición final, el cortejo avanzó hasta el sector donde se realizó la sepultura. Eran las 12:30 cuando todo terminó. Sin ánimos de hablar, la familia se retiró en silencio. Marcelo Polino, en cambio, dejó unas sentidas palabras: “Estoy muy triste. Ojalá lo recordemos con alegría, como él hubiera querido. Fue un genio del humor y, para mí, parte de mi familia”.
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Aún con la voz quebrada, el periodista rememoró su último encuentro con Gasalla, en el Sanatorio Otamendi, pocos días antes de su muerte. “Era su cumpleaños. Me habían advertido que ya no hablaba. Entonces, para sacarle una sonrisa, le dije: ‘Antonio, feliz cumpleaños, ¿cómo estás?’. Y me contestó: ‘Estoy muy bien, ¿y vos?’. Todos quedaron impactados. Fue su última vez hablando”, relató conmovido.
Polino también recordó el duro proceso de la enfermedad que afectó al artista. Durante una temporada en Mar del Plata, notó el primer síntoma preocupante: en el escenario, Gasalla olvidaba su nombre al presentarlo. “Hablé con el productor Guillermo Marín y le dije que no podía seguir. Todo fue muy rápido. En cuatro años, la enfermedad avanzó”, lamentó. Así, con una despedida sobria y profunda, se apagó la voz de un ícono que dejó una huella imborrable en la cultura argentina.
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